Kim Kardashian declaró este martes, ante el tribunal de París que juzga a los presuntos autores del atraco que sufrió en el hotel donde se alojaba el 3 de octubre de 2016, que aquella noche creyó que la iban a violar y a matar.
"Estaba segura de que iba a morir, absolutamente", respondió la estrella de las redes sociales al ser preguntada por el presidente del Tribunal de lo Criminal de París si temió por su vida.
Dijo que "estaba segura de que me iban a disparar" cuando uno de los dos miembros del comando la estaba amordazando y atando con unas bridas, mientras otro le apuntaba con una pistola.
También precisó que temió que la fueran a violar, especialmente cuando la estaban atando desnuda encima de la cama, una vez que se le había caído un batín que llevaba cuando los dos atracadores irrumpieron en la habitación.
La 'influencer', que quiso agradecer "a las autoridades francesas" que le hayan permitido contar su "verdad" al inicio de su declaración, empezó a sollozar al recordar el trauma que sufrió por el ataque que sufrió en el hotel de lujo en el que se alojaba esos días a unas decenas de metros de la basílica de la Madeleine: "Cuando vine para la Semana de la Moda, eso lo cambió todo".
En concreto, indicó que mientras "antes (se) sentía segura en casa", ahora necesita "tener a cuatro a seis vigilantes para sentir(se) en seguridad por la noche", también porque un mes más tarde su casa de Los Ángeles fue objeto de un robo cuando ella estaba ausente.
Los ladrones que le atracaron a punta de pistola en el hotel de París en el que se alojaba en la Semana de la Moda de París aquella madrugada del 3 de octubre de 2016 se le llevaron joyas valoradas en unos 10 millones de dólares, en particular su anillo de bodas.
Todo ocurrió entre las 2 y las 3 de la madrugada, mientras su hermana Kourtney había salido de fiesta y con ella había ido su guardaespaldas. Kim Kardashian se había quedado en el apartamento que ocupaba en el hotel de lujo y en la planta baja estaba durmiendo su estilista y amiga Simone Harouche.
La estrella de las redes sociales contó que escuchó unos ruidos de pasos, que llamó a su hermana y a los amigos que se habían ido con ella, pero entraron en su habitación dos hombres encapuchados con el conserje del hotel al que habían maniatado, y que iban con uniformes de policía, uno de ellos armado con una pistola.
Explicó que la escena le horrorizó y que, por el contexto del momento, pensó que podía estar siendo víctima de un ataque terrorista.
Uno de los dos hombres le quitó el móvil con el que trataba de llamar a su servicio de seguridad, le ataron y empezaron a reclamarle en un inglés aproximativo el anillo de bodas, que encontraron.
Intentó decirles, a través del conserje (los ladrones no sabían inglés) que se llevaran lo que quisieran pero que no la mataran, que tenía bebés, y todo eso en un estado de gran nerviosismo: "Estaba bastante histérica".
Cuando finalmente se fueron con el botín, consiguió soltarse en el lavabo las bridas que le habían puesto en las manos y, todavía con las piernas atadas bajó a la habitación de Simone Harouche, donde consiguió liberarse de las ataduras, pero todavía temiendo que pudieran volver los asaltantes.
En el banquillo de este proceso se sientan diez acusados (nueve hombres y una mujer) que se consideran los miembros del grupo que planificó y llevó a cabo el atraco, conocidos como los "yayoladrones" porque varios de ellos tienen más de 70 años, un largo historial delictivo y muchos años de prisión a sus espaldas.
Entre ellos Aomar Ait Khedache, al que los investigadores consideran el cerebro de la operación y uno de los dos que intimidaron a Kim Kardashian en su habitación para sustraerle las joyas junto a Marc-Alexandre Boyer.
La declaración de la estrella de la telerrealidad y de las redes sociales, que tiene 386 millones de seguidores en Instagram, generó una enorme expectación en el histórico Palacio de Justicia del centro de París, con cientos de periodistas y muchos curiosos y admiradores entre el público.
Vestida de negro, con unas gafas de sol y con un collar de diamantes, acompañada de su madre, la famosa subió las escaleras del vetusto edificio situado en la Isla de la Cité, sobre el Sena y a dos pasos de Notre Dame, donde se desarrolla el proceso desde hace varias semanas.
También iba acompañada del equipo de rodaje de una plataforma audiovisual que prepara un documental.
París / EFE