Juliette Binoche reivindicó el valor del silencio en el cine al recibir el Premio Donostia que le ha concedido el Festival de San Sebastián por su aportación a la historia del séptimo arte, informó la agencia EFE.
"El silencio es una presencia antes de una toma, es una fuerza de donde saco las emociones, las sensaciones. Sin él no hay palabras, sin él no hay espíritu. Y cuando es compartido con un realizador, con un equipo de cine, en ese momento se teje un hilo de oro y eso se convierte en un filme", señaló la actriz francesa al público del Kursaal donostiarra.
El público que la aplaudió cuando en su rostro aparecieron las lágrimas y se le quebró la voz tras una larga lista de agradecimientos a todas las personas que la apoyaron a lo largo de su carrera, desde sus hijos, sus padres y sus amores a la gente de su gremio, de directores a técnicos.
Las gracias, en euskera, fueron para José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, un certamen que programa las películas que le "encantan que sean dirigidas dirigidas por realizadores a los que ama".
San Sebastián / Redacción Web