El economista y experto petrolero José Toro Hardy asegura que no hay efecto multiplicador en la economía venezolana, por lo que descarta una recuperación sostenible. Otra cosa son, a su juicio, las grandes inversiones. Dice que los bodegones surgen como un espejismo y que el colapso de las reservas internacionales amenaza con hacer estallar la burbuja del aparente crecimiento.
–Hasta Fedecámaras afirma que hay recuperación económica. ¿Y para usted?
–Hay una burbuja, fundamentalmente en el sector Comercio, producto de la liberación parcial del control de cambios. Gira en torno a la importación de bienes, pero no hay inversión reproductiva. Sin inversión y sin el efecto multiplicador de las mismas, no se puede hablar de una recuperación sostenible.
–Incluso, Consecomercio celebra la llegada de un “nuevo espíritu empresarial”.
–Sin duda lo hay. Hay un “nuevo espíritu empresarial” basado en la idea de que hay que sobrevivir y para ello hay que ajustarse a lo que sea. Lo que no encuentro es un espíritu empresarial dispuesto a realizar las grandes inversiones ni asumir los riesgos que requiere una recuperación.
–¿Se estatiza la empresa privada?
–No. El Estado fracasó. Con un Estado quebrado, sin duda la participación porcentual del sector privado dentro de la estructura económica tenderá a crecer, pero dentro de una economía más pequeña. Lo que ocurre es que los jerarcas del Estado ahora tratan de ser los nuevos jerarcas empresariales. Eso mismo pasó en Rusia cuando cayó el comunismo.
–¿Son los bodegones un espejismo o señales de desarrollo?
–Los bodegones son un espejismo, una burbuja. Existen porque se flexibilizó el control de cambios y porque se aliviaron los aranceles. Mientras tanto las reservas internacionales están cayendo y llegará el momento en que la burbuja estallará.
–¿Es más fuerte y soberano el bolívar digital?
–El bolívar es más débil que nunca, a pesar de que junto con el franco suizo fue por mucho tiempo la moneda más sólida del mundo. Quitarle ceros al bolívar no le cambia su valor. Transarlo por vía digital, tampoco. El bolívar es hoy menos soberano de lo que nunca fue porque la economía venezolana ha sido destruida. El FMI estima que en el 2021 el PIB per cápita de Venezuela cae por debajo del de Haití; es decir, en Latinoamérica pasamos a ser el más pobre entre los más pobres cuando antes nuestro PIB per cápita nos ubicaba como el más rico entre los más ricos.
–¿Cuántos ceros menos aguanta la centenaria moneda?
–A la moneda siempre se le podrán quitar más ceros y cambiarle el nombre sin que ello resuelva nada. En Latinoamérica hay un largo historial de fracasos de este tipo.
–¿Cede la hiperinflación?
–Cede el ritmo, pero seguimos teniendo la mayor hiperinflación del mundo.
–Cuando hay nuevos billetes con menos ceros, ¿da la sensación de tener menos dinero?
–Quitarle ceros ni le quita ni le agrega valor a una moneda.
–Profesor universitario, ¿cómo explicaría a sus alumnos, en una frase, que Venezuela descendió del primer al último lugar en la región?
–Más que una frase, cuatro palabras: populismo, corrupción, ineficacia e ignorancia.
–¿Pensó alguna vez que en Venezuela el petróleo perdería importancia?
–Siempre fuimos considerados como el abastecedor de petróleo más seguro y confiable de los mercados internacionales. Pensé que tal condición se mantendría hasta tanto el petróleo fuese sustituido por otros agentes energéticos. La destrucción de Pdvsa y de nuestra industria petrolera es casi incomprensible.
–¿Y que importaríamos gasolina?
–Inimaginable. Pdvsa llegó a ser propietaria total o parcialmente de 22 refinerías en el mundo, Llegó a tener ocho refinerías en Europa y siete grandes refinerías en Estados Unidos y 15 mil 750 estaciones de servicio en ese país, abanderadas con nuestra marca CITGO, controlando 10% del mercado de gasolina de ese país. Hoy, en cambio, no somos capaces de abastecer nuestro muy deprimido mercado doméstico de gasolina. Dependemos de Irán. ¡Inimaginable!
–¿Qué fue realmente la primera nacionalización?
–La nacionalización del petróleo en 1975 fue un proceso extraordinariamente bien manejado. Sin embargo, a largo plazo, tengo mis dudas. El peso relativo del Estado dentro de la economía creció enormemente y el del sector privado se redujo y paulatinamente perdió vitalidad. Hoy en día, el Estado fracasó y en el proceso destruyó al sector privado y también a la industria petrolera.
–¿Y la segunda, mentada por Chávez a principios de siglo?
–Chávez destruyó un sector que estaba creciendo vigorosamente con la Apertura Petrolera. De haberse continuado, Venezuela estaría produciendo más de 5,5 millones de barriles diarios, en tanto que hoy, conforme a fuentes citadas por la Opep, producimos 625 mil b/d. Los anuncios de que ya alcanzamos el millón de barriles por día no pasan de ser un cuento chino. Según Baker Hugh’s, que es la más importante fuente de información al respecto, en Venezuela no hay ni un solo taladro petrolero operando y por tanto es imposible haber alcanzado el nivel de producción que dice el oficialismo.
–Económicamente, ¿qué ha sido el socialismo del siglo XXI?
–La mayor destrucción.
–¿Qué sembró del petróleo?
–Lo único que ha sembrado el Socialismo del Siglo XXI es pobreza.
–¿Pagara algún día Cuba a Venezuela la deuda petrolera de 50 millardos de dólares?
–Lo dudo. Cuba está atravesando por un “período especial” tan grave como el que padeció a raíz de la desaparición de la URSS.
–¿El mejor gobierno en materia de hidrocarburos?
–Yo diría que el de Medina Angarita.
–¿Qué queda de la clase media?
–¿Cuál clase media? Hoy en día, más del 90% de los venezolanos viven por debajo de la línea de la pobreza de ingresos y más del 70% en pobreza extrema.
–¿Rige en el país una economía militar?
–Al país se le está imponiendo una nueva oligarquía, entendiendo por tal aquella que controla simultáneamente el poder político y el poder económico. No se trata de una oligarquía resultado del trabajo, sino de una que se ha enriquecido al amparo de un régimen corrupto. Ahí están incluidos los militares.
–¿Lo más insólito de la economía venezolana?
–Su acelerada destrucción.
–¿Existe otro país que raciona el agua y la electricidad a la población mientras sus ríos se desbordan?
–¡Inexplicable! Contamos con una magnífica infraestructura tanto en materia de acueductos como de redes y generación de electricidad. Somos uno de los países del mundo más favorecidos por la naturalezatanto en disponibilidad de agua dulce –no necesariamente en su distribución geográfica– como de potencial de generación de energía: hidroeléctrica, termoeléctrica, solar, eólica, etcétera.
–¿Dolarizaría los salarios?
–Le devolvería el valor al bolívar, combatiría la inflación, estimularía las inversiones, la producción y la productividad y por esas vías le devolvería la capacidad adquisitiva al salario de los venezolanos. Lo que importa no es cuántos bolívares se ganen, sino cuántas cosas se pueden comprar con los bolívares que se ganan.
–¿Un salario mínimo justo?
–El que resulte de una economía en plena expansión donde la importancia del trabajo obligue a pagar salarios que permitan a los trabajadores una mejora sustancial de su nivel de vida. Un salario que le devuelva el futuro a la gente.
–¿Un precio justo para la gasolina?
–El que tienda a cubrir su costo de producción
–¿Para qué quedó el BCV?
–Para emitir dinero sin respaldo, físico o digital, y así cubrir el déficit fiscal de un gobierno incapaz.
–¿Y los bancos?
–La esencia de un sistema financiero es la intermediación. En Venezuela ya no hay crédito, porque tampoco hay ahorro.
–¿Hay realmente una guerra económica?
–Hay una guerra declarada del Gobierno contra los principios fundamentales de la ciencia económica.
–¿Han sido tan determinantes las sanciones económicas?
–La destrucción de la economía se había producido mucho antes de que apareciesen las sanciones. La forma más fácil de acabar con las sanciones es recuperar la democracia.
–¿Los economistas van a volver locos a los políticos o viceversa?
–La mayoría de los políticos del régimen no tienen la menor idea de cómo funciona una economía, más allá de su economía personal. Uno diría que están locos.
–¿Conoce a alguien del oficialismo capaz de enderezar el rumbo económico?
–Claro que sí. Basta con que devuelvan el equilibrio de los Poderes Públicos, respeten la propiedad privada, devuelvan la confianza, restituyan la seguridad jurídica y retomen la racionalidad económica para que se enderece el rumbo económico. Muchos de ellos lo saben.
–¿Hay que subir las tarifas de los servicios públicos?
–Si queremos que mejoren los servicios públicos hay que cubrir su costo. Si optamos por subsidiarlos más allá de lo racional, estaremos agravando el déficit fiscal y lo que no paguemos por vía de servicios lo estaremos pagando por vía de inflación o por vía de carencia de servicios.
–De vuelta a la democracia y a las grandes inversiones, ¿cuánto tiempo tardaría la reactivación económica?
–Depende de cuán capaces seamos de atraer inversiones y eso, a su vez, dependerá de cuán capaces seamos de restablecer la seguridad jurídica y la racionalidad económica. A mayor volumen de inversiones, menor será el tiempo de recuperación.
–¿Se recuperarían las empresas expropiadas y arruinadas por el Gobierno?
–Algunas sí y otras no.
–¿Se recuperaría Pdvsa?
–No en manos de un Estado quebrado.
De Perfil
José Toro Hardy es economista egresado de la UCAB y del IESA. Fue miembro del directorio de Pdvsa hasta diciembre de 1998. Ha sido profesor en el IESA, en la Universidad Metropolitana y en el Instituto de Altos Estudios de la Defensa Nacional. Fue miembro del Consejo Superior de la Universidad Tecnológica del Centro y presidente honorario de la Cátedra de Estudios Petroleros que lleva su nombre, instituida por la Universidad Fermín Toro. Condujo el programa Análisis con José Toro Hardy, transmitido por Globovisión. También condujo el programa Punto de Vista, que se presentaba por Unión Radio. Es autor de los libros: “Ideario político-social de Bolívar”, “Venezuela y el petróleo del Islam”, “Venezuela: 55 años de política económica”, ”Fundamentos de Teoría Económica”, “Oil, Venezuela and the Persian Gulf” y “Por ahora, la Constitución sirve para todo”. Ha sido coautor de otras obras y articulista del diario El Nacional.
Jolguer Rodríguez Costa