La investigadora emérita del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), Gioconda Cunto de San Blas, asegura que, en medio de la desconfianza que genera un sistema de salud precario, la población no siempre enfrenta la pandemia del Covid con la disciplina que establecen las normas internacionales de bioseguridad. Denuncia que la falta de una política oficial ha ocasionado 815 fallecimientos entre el personal médico.
–Hace 16 años usted dijo que la Misión Ciencia era un remiendo. ¿Qué es hoy?
–El Ministerio de Economía, Finanzas y Comercio Exterior informó cuáles son las misiones vigentes. No aparece Misión Ciencia.
–¿Cuál es la ciencia del socialismo del siglo XXI?
–Actualmente, el Ministerio de Ciencia y Tecnología apoya algunos programas específicos, como por ejemplo el seguimiento del coronavirus. Pero el apoyo a la ciencia y la tecnología como hubo en el pasado, aun con limitaciones, es algo para el recuerdo.
–¿Qué podría aportar la oposición venezolana?
–Sólo cuando sea gobierno con poder real, la oposición podrá desarrollar programas de ciencia, tecnología y educación. Entonces deberá reparar el atraso de medio siglo al que nos llevó la “revolución bonita”, a la vez que dar un salto cuántico para poner a tono al país con los avances científicos y tecnológicos en marcha en el siglo XXI a nivel global. Formidable desafío.
–¿El cuadro micológico del país?
–Al igual que con parásitos, virus, bacterias, nos hemos quedado sin estadísticas oficiales. Por organizaciones internacionales (OMS, OPS, MSF, etcétera) sabemos que hemos retrocedido 50 años o más en el control de muchas enfermedades. Robándome la expresión de mi colega María Eugenia Grillet: vivimos en oscuridad epidemiológica en pleno siglo XXI.
–¿Está preparada la población contra el Ómicron?
–La gente está resolviendo sus problemas como mejor puede, sin confiar en un sistema de salud por demás precario.
–¿Lo está el régimen?
–Repito: un sistema de salud por demás precario, cuya responsabilidad recae en quienes están en el poder, no otro que el régimen.
–¿En qué falla más el venezolano a la hora de enfrentar el virus?
–No siempre somos disciplinados para cumplir las normas de bioseguridad recomendadas por la OMS y otras instituciones dedicadas a la salud pública.
–¿Habrá que vivir con las sucesivas variantes toda la vida?
–Los virólogos auguran que el coronavirus Sars-CoV-2 se volverá endémico, es decir, convivirá con nosotros para siempre, produciendo una enfermedad tipo gripe. Información al respecto puede escucharla en las conferencias de mi colega Flor Pujol.
–Por fin, ¿cuáles son las cifras más confiables en cuanto a contagios y decesos?
–Los epidemiólogos coinciden en que Venezuela ha llevado un subregistro desde el inicio de la pandemia.
–¿Influye una ideología en los planes de protección de la ciudadanía?
–Tales planes están regidos por el compromiso que un Gobierno, nacido de la voluntad popular, pueda tener hacia el bienestar de su pueblo. Si el Gobierno es producto de maniobras de grupos solo ávidos de poder, entonces no habrá más compromiso que consigo mismo.
–¿Ha influido la ideología de género en el sector científico?
–En Venezuela, las mujeres científicas estamos en paridad de condiciones con los hombres; es decir, compartimos con ellos la misma miseria (menos de US$30 mensuales de sueldo en el nivel más alto del escalafón) dispuesta por el régimen para el personal universitario y de investigación, la privación de seguridad social y la falta de bibliotecas científicas actualizadas. También compartimos con ellos el anhelo de una Venezuela pujante, insertada en el siglo XXI.
–Como la primera Individuo de Número de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y su primera mujer presidente, ¿un consejo a las féminas de los poderes?
–No doy consejos. Ellas son mayores de edad, presumiblemente con criterio para diferenciar entre bien y mal. ¿Dormirán tranquilas? Sólo ellas lo saben.
Brillar con luz propia
–¿Ha sido suficiente la participación de científicos en la lucha contra el coronavirus?
–A nivel mundial, la ciencia ha brillado en estos dos últimos años. Velozmente, los científicos pusieron a disposición de la humanidad la biología del coronavirus Sars-CoV-2, sus vías de contagio, las normas de bioseguridad, el seguimiento de las variantes. Y lograron en tiempo récord varias vacunas. Un éxito espectacular en el ámbito científico.
–¿Se han podido evitar tantas muertes en el personal médico venezolano?
–Médicos Unidos por Venezuela ha llevado una dolorosa contabilidad: al 30 de diciembre de 2021, 815 fallecidos por Covid-19, pertenecientes al personal de salud; o sea, 15,3% del total de fallecidos (5.324para esa fecha, según cifras oficiales). Esas muertes pudieron evitarse de haber contado desde el principio con una política oficial de protección personal e institucional para garantizar la vida de los trabajadores de la salud. Innumerables testimonios dan fe de la mística de un personal que, contra todo riesgo, se ocupó de sus enfermos y sucumbió por no estar debidamente protegido.
–En fin, ¿qué panorama vislumbra?
–El panorama actual es poco halagador. Pero tengo esperanza en que más temprano que tarde retomaremos la ruta del progreso para todos los venezolanos. Se lo debemos sobre todo a los jóvenes, a quienes pertenece el futuro.
–Doctora en química e investigadora de hongos, ¿alucinan algunos otra realidad, cual Alicia en el país de las maravillas?
–La desconexión con la realidad parece repartirse democráticamente entre ciertos personajes de los más diversos sectores de la vida nacional.
–¿Pierde química el chavismo-madurismo entre las masas?
–Sin duda. Eso dicen todas las encuestas.
–¿Ha variado la matrícula universitaria de carreras científicas?
–El sistema universitario público sufre los embates del régimen, decidido a destruir las fuentes de conocimiento y libre pensamiento, lo que mi colega Vladimiro Mujica llama “destrucción por diseño”. Las carreras científicas no son la excepción.
–De presidir otra Misión Ciencia, ¿qué haría de primero?
–¿Yo, presidir una Misión Ciencia? De ninguna manera, eso lo dejo a colegas de generaciones posteriores a la mía.
–¿Qué es de la vida del IVIC?
–Mi parecer al respecto puede leerlo en mi reciente artículo “El abandono del IVIC”.
–¿Y del satélite Simón Bolívar?
–Que yo sepa, murió en 2020. No creo que vaya a chocar con el maravilloso telescopio James Webb, lanzado al espacio el pasado 25 de diciembre de 2021, como regalo de navidad para la humanidad.
Sin papel científico
–¿También en ciencia y tecnología Venezuela se encuentra en la cola de las naciones?
–Dos parámetros universales para medir la actividad de ciencia y tecnología son las publicaciones científicas y el registro de patentes. En ambos criterios, Venezuela se ha quedado muy atrás, por el escaso financiamiento a proyectos de investigación y por el éxodo de personal altamente capacitado hacia otros países en los que sus conocimientos son apreciados y debidamente remunerados.
–¿La ciencia de los gallineros verticales?
–¿Hay quien se acuerde de ese disparate?
–¿Una revolución científica?
–La que se vive hoy en otros países, conscientes del valor de la ciencia, la tecnología y la innovación en este siglo XXI, llamado “el siglo del conocimiento”.
–¿Fue tan destacado el sector científico de la extinta URSS?
–Fueron los primeros en lanzar un satélite artificial (Sputnik, 1957) y un hombre (Yuri Gagarin, 1961) al espacio. Pero fueron los norteamericanos quienes, en 1969, lograron la primera caminata en la Luna (Neil Armstrong y Edwin Aldrin, Apolo 11). En 1929, Stalin nombró a Trofim Lysenko director de la Academia de Ciencias Agrícolas de la URSS, con el designio de detener el curso de ideas contrarias al ideal marxista entre los científicos. Lysenko expulsó, encarceló o llevó a la muerte a cientos de ellos, a la vez que frenó el impulso de la genética en su país, al punto de sostener desvaríos pseudo-científicos que desplomaron la producción agrícola y ocasionaron una cruel hambruna, con saldo mortuorio entre 4 y 10 millones de personas.
–¿Y el del país cuando Pérez Jiménez?
–El dictador Marcos Pérez Jiménez inauguró en 1954 el Instituto de Venezolano de Neurología e Investigaciones Cerebrales (Ivnic), bajo la dirección de Humberto Fernández Morán, que luego sirvió de base para la creación del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) en 1959. En esa época, la Fundación Luis Roche, institución privada bajo la dirección de Marcel Roche, sirvió de nicho para un grupo importante de investigadores que a la caída de la dictadura en 1958 fueron investigadores fundacionales del IVIC y de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
–¿Cuál sería el papel del sector en la recuperación de Venezuela?
–Nada menos que llevar a Venezuela al siglo XXI, al que llegaremos con enorme retraso, como también nos pasó hace cien años, cuando al decir de Mariano Picón Salas, tuvimos que esperar a 1935 a la muerte del dictador de turno, para enrumbarnos en el siglo XX.
–¿Imagina un científico en Miraflores?
–No en Miraflores, por ahora. Pero quién quita... Sí los ha habido en otras latitudes y residencias oficiales de jefes de Estado. Que recuerde: Margaret Thatcher, Licenciada en Química con especialidad en cristalografía; Angela Merkel, Ph.D en Química Cuántica; Jimmy Carter, Maestría en Física Nuclear. Y aunque usted no lo crea, el Papa Francisco es Técnico Químico.
De perfil
Gioconda Cunto de San Blas nació en Caracas el 14 de diciembre de 1943. Es licenciada en Química, egresada de la UCV, en 1967; Ph.D. en Bioquímica, Heriot Watt University, Edimburgo (Escocia, Reino Unido), 1972; Investigadora Emérita del IVIC. Actualmente es presidenta de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales. Ha publicado más de 140 trabajos en revistas especializadas internacionales. Entre sus obras resaltan tres libros sobre diversos aspectos de biología molecular de hongos patógenos, publicados entre 2004 y 2008 por Caister Academic Press, Wymondham, Norfolk, UK. Ha sido docente en los cursos de postgrado del IVIC, UCV, USB, Unefm. Entre enero de 2011 y octubre de 2017 fue directora de Ciencia y Tecnología del gobierno del Estado Miranda. Escribe en Tal Cual Digital su columna “Al compás de la ciencia”. Ha escrito dos libros sobre personas con necesidades especiales.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa
