La crisis sanitaria en Venezuela se profundiza a medida que más del 70% de los profesionales de enfermería abandonan sus puestos debido a los insuficientes salarios estipulados por el gobierno. Esta situación ha llevado a un éxodo masivo de enfermeras y enfermeros hacia otros sectores económicos o incluso fuera del país en busca de mejores oportunidades.
Durante una visita al estado Monagas, Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermería del Distrito Capital, describió la grave condición del sector salud, comparándola con un paciente en terapia intensiva. Contreras destacó que muchos trabajadores de la salud han optado por la economía informal o emprendimientos personales como alternativa a la precaria situación laboral, reseñó La Patilla.
La falta de personal calificado en los centros de salud no solo afecta la calidad del servicio, sino que también representa un riesgo significativo para la vida de los pacientes, como lo demuestran diversos estudios científicos. La disminución del número de enfermeras correlaciona directamente con un aumento en la tasa de mortalidad hospitalaria.
Contreras hizo un llamado urgente a la actual administración de Nicolás Maduro y a los futuros gobiernos para que prioricen la salud, un derecho fundamental que el Estado debe asegurar. La migración de enfermeras no muestra signos de detenerse; desde 2018, la tendencia migratoria ha ido en aumento, y en el presente año, muchas enfermeras están solicitando documentación a los colegios profesionales para poder ejercer en el extranjero.
La dirigente gremial criticó al gobierno por alejarse de la realidad social de los trabajadores y por tratar la salud como un mero espectáculo publicitario.
Enfermería: Una carrera que no incentiva a los jóvenes
A pesar de la apertura de programas de enfermería en universidades como la UDO y la Universidad Rómulo Gallegos, la falta de docentes y el desinterés de los jóvenes por la profesión, debido a los bajos salarios, continúan siendo un problema. Ser enfermera en Venezuela se ha vuelto tan desalentador como cualquier otra profesión mal remunerada, concluyó Contreras.
Lara / El Impulso