El señor Argenis Rojas, un pensionado que reside en el barrio Simón Bolívar II del sector Mesones, ubicado en la zona sur de Barcelona, se despierta temprano cada día con la esperanza de ver agua por las tuberías de su casa, pero esto se ha hecho esquivo desde hace un mes.
"Cada vez que abro el grifo sale puro aire", añade el adulto mayor. La situación se ha vuelto tan crítica, relata, que recientemente una vecina le hizo el favor de pagarle a un "cisternero" para que le llenara al menos un tambor, ya que él no tenía dinero para adquirir el recurso.
"Gracias a Dios vivo solo y ese tambor me va a durar más o menos, pero la lamentablemente ya tenemos un mes sin agua. Aquí antes llegaba cada 15 días, pero ahora no. Sin embargo, los que viven en la calle Anzoátegui y Los Mangos tienen una situación más grave, y por eso ellos van y cargan agua en el río", manifestó Rojas, quien reside en la calle Sucre de la zona popular.
Según relataron vecinos entrevistados, los fines de semana el río se llena de personas que van no sólo a bañarse sino también "a lavar sus corotos".
Para ellos "el río es la salvación de todos" ante la marcada falla del servicio de agua potable.
"Hay quienes llenan su tanque con agua del río. Yo hago eso y luego le echo un litro de cloro que me sale en 50 bolívares, pero no todo el mundo va a estar invirtiendo en eso, cuando puede comprar una harina con 40 bolívares", comentó un vecino que se identificó como Carlos Medina.
Al parecer lo que ha agravado los problemas en el suministro del líquido son los botes de agua que hay en varias zonas del sector.
"Esto ha bajado la presión y por eso en muchas casas no llega cuando por fin mandan el agua. En la calle Los Mangos y Anzoátegui ya van para dos meses que no les llega ni una gota. Por eso mucha gente va con sus carruchas a buscarla en el río. Esto ya se ha planteado a las autoridades, pero no han dado respuestas", añadió un ama de casa, quien prefirió no identificarse por temor.
Cabe acotar que en la comunidad se observó, además, que algunos tramos de las calles requieren de asfaltado.
Barcelona / Jesús Bermúdez
