En su puesta de largo como local el Real Madrid volvió a las andadas, al retorno del pasado más reciente, el que le marginó de los éxitos y le sumió en una de las temporadas más críticas de su historia, tras dejarse dos puntos en la visita del Valladolid (1-1).
Le bastó con poco al conjunto de Pucela para dar con el premio en Madrid ante un rival al que le falta pegada, verticalidad y al que aún le tiemblan las piernas ante el mínimo contratiempo después del curso anterior.
Metido en la máquina del tiempo, el Real Madrid recordó durante la primera mitad cuando dominaba a sus contrarios con la receta más antigua del fútbol: tener la pelota. Fue el producto de la apuesta de Zidane por los clásicos, con James e Isco en lugar del sancionado Modric y de Vinícius. Perdió vértigo y fantasía, pero ganó control y poso.
El golpe llegó cuando parecía que los blancos iban a encadenar su segunda victoria, ya que Karim Benzema abrió la pizarra a falta de nueve minutos y de las botas de Sergi Guardiola llegó el empate en el colofón del encuentro. El mancorí hizo justicia y culminó una buena contra dirigida por Óscar Plano, dejando al Real Madrid sin poder de reacción.
Madrid / Agencias
