Luego de dos años sin celebraciones debido a la pandemia del Covid-19, el papa Francisco lideró en el Coliseo de Roma el Viacrucis de Viernes Santo, ante unos 10.000 fieles que asistieron al lugar.
Este año, el sumo Pontífice volvió al famoso anfiteatro, símbolo de la persecución de los primeros cristianos, para presidir el un rito que se remonta al siglo XVIII pero que, tras caer en desuso, fue retomado en 1959 por el papa Juan XXIII.
En el marco de la celebración, Francisco, de 85 años, oró por la paz en el mundo durante el sugestivo destacado en esta época por la guerra entre Ucrania y Rusia, pidiendo que se desarme la mano alzada del hermano contra el hermano para que donde haya odio florezca la concordia.
En el Viacrucis, que estuvo dividido en 14 estaciones las cuales simbolizan el camino de Cristo a su crucifixión, la cruz fue transportada por diferentes tipos de familia y en el paso décimotercero fue llevada por dos mujeres: una rusa y una ucraniana en señal de reconciliación.
La decisión de unir a ambas en el Víacrucis, una ceremonia que suele ser transmitida en directo por la televisión en numerosos países, había suscitado la discrepancia del embajador de Ucrania ante la Santa Sede, Andrii Yurash, y otros sectores, si bien finalmente este gesto de unión se produjo ante los ojos de todos.
Sin embargo, el Vaticano no cambió su programación y el evento, en el que de igual manera se habló de las enfermedades, de los ancianos, de la soledad, de la precariedad laboral, de los padres que adoptan hijos, continuó.
Este domingo 17 de abril culminarán las celebraciones de Semana Santa con la misa de Resurrección y el mensaje "Urbi et orbi", a la ciudad y al mundo.
Ciudad del Vaticano / Redacción web