Una de las secuelas de la marcada crisis económica que ha vivido el país en los últimos 20 años -y en particular, en el período comprendido entre 2014 y 2021-, ha sido la profundización del desarrollo desigual de las regiones. Una situación que lejos de corregirse, parece que se mantendrá, al menos, a mediano plazo.
Según diversos especialistas, esta asimetría ha llevado a segmentar la geografía nacional en estados con alta actividad productiva y otros que se mantienen en condición crítica, pasando por entidades con dinámicas intermedias y limitadas.
Por lo pronto, a lo largo de 2025, la desigualdad entre regiones es una realidad sobre la que los distintos actores económicos deberán navegar, no sólo para sortear las dificultades, sino para adaptarse y aprovechar las oportunidades.
En un estudio realizado por la firma consultora Ecoanalítica -liderado por su director, Asdrúbal Oliveros-, se pudo determinar que las zonas que concentraron la mayor actividad económica en 2024 fueron: la Región Capital, Anzoátegui, Portuguesa y Táchira.
Para llegar a esta conclusión, se utilizaron imágenes satelitales y se evaluaron cinco variables claves: movimiento de personas y mercancías; conexión de internet; suministro eléctrico; emisiones de gases industriales y movilidad en puertos y aeropuertos.
La dinámica productiva responde a razones distintas en cada una de las cinco regiones que mostraron un alto desempeño.
En el estado Anzoátegui, la actividad en la Faja Petrolífera del Orinoco y el incremento en la producción petrolera, ha sido una particularidad que ha permitido mejorar el comportamiento económico desde el año pasado.
La incertidumbre sobre la renovación de las licencias de explotación de crudo en la Faja, tras el arribo a la Casa Blanca del presidente Donald Trump, se disipó recientemente. La extensión de los permisos de operación a la transnacional Chevrón por otros seis meses mantiene a esta zona oriental en el foco del desarrollo para 2025.
En relación a Táchira, su condición de estado fronterizo y el despliegue de una mayor interacción comercial con Colombia, se traduce en su ventaja de desarrollo.
El caso de Portuguesa también reviste particularidades que han resultado inusuales en comparación con otras regiones. Desde 2023 Ecoanalítica ha hecho seguimiento al auge en el estado llanero del sector de alimentos, que incluye la producción primaria, secundaria, la distribución y comercialización.
El despegue de la entidad tomó como base la “sinergia entre los pequeños agricultores y las empresas agroindustriales que han brindado apoyo técnico y financiero a los primeros”, lo cual derivó en un mayor rendimiento de los cultivos.
Asimismo, los empresarios locales comenzaron a otorgar préstamos a los productores -en lugar de invertir, por ejemplo, en el mercado de valores. Adicionalmente, según señaló Ecoanalítica, se estableció una comunicación más fluida entre autoridades estatales y el sector privado, beneficiando la economía de la zona.
Para la firma consultora, todo esto derivó en una dinámica “sorprendentemente diferente” a la de las otras zonas del país -en 2023 mientras el PIB nacional se contrajo 1,3%, en Portuguesa se experimentó un crecimiento interanual de 8,7%.
Este grupo de mayor actividad, sobre todo la Región Central (Distrito Capital, Miranda, Vargas), cuenta con mejor infraestructura, servicios y disponibilidad de recursos que otras regiones más deprimidas del país.
Ecoanalítica determinó dinámica económica por estados de acuerdo a variables como emisión de gases industriales y actividad en puertos y aeropuertos / Foto: Archivo
A las zonas de mejor desempeño le siguen las regiones de desarrollo intermedio, que incluyen a: Zulia, Lara, Nueva Esparta, Carabobo, Aragua, Guárico, Barinas y Bolívar entre otras, las cuales ofrecen un potencial destacable en áreas como telecomunicaciones, turismo y minería.
En el punto más bajo del espectro de desarrollo regional -luego de evaluar las diferentes variables de estudio-, se encuentran Delta Amacuro, Sucre, Cojedes, Amazonas y Falcón, todas entidades estancadas y en condiciones económicas precarias.
El suministro eléctrico resulta un factor significativo cuando se habla de desarrollo económico. Los reiterados cortes y fallas de electricidad y agua han frenado el crecimiento comercial y han incrementado el gasto de las empresas para mantener el suministro de estos servicios.
Un estudio realizado por Ecoanalítica, con datos del Cedice, apunta que los comercios de Mérida, Zulia y Falcón pasan más de 17 horas en promedio sin luz. A finales de 2024, los establecimientos del país gastaban, en promedio, $21,1 más para cubrir gastos de electricidad al mes, siendo el Zulia la entidad con mayores desembolsos en este apartado: $79,6 adicionales.
Nueva Esparta es otro caso particular donde la situación de los servicios públicos -entre otros factores-. limita su expansión como polo de desarrollo turístico.
El pasado 11 de noviembre, la explosión del complejo gasífero Muscar-Soto ubicado en el estado Monagas, ocasionó una severa interrupción del servicio eléctrico en la isla de Margarita que se extendió por dos semanas. En algunos momentos los cortes de luz se alargaron por ocho y 15 horas, e incluso hasta 22 horas, llevando a pérdidas “enormes” en el sector comercial según reportaron representantes de Fedecámaras de la región. Aunque este fue un caso coyuntural, demuestra el impacto generado en una zona turística.
El cuanto al suministro de agua, según el estudio de Ecoanalítica, el promedio nacional de gastos adicionales para cubrir este servicio es de $51,8.
En este aspecto, Nueva Esparta es la entidad con el registro más alto. En la entidad insular se pagan $100,4 adicionales a la tarifa del servicio público.
“En Venezuela un metro cúbico de agua cuesta $ 0,19, mientras que en Latinoamérica es casi un dólar, entonces tenemos una distorsión importante ¿A qué costo nos sale ese servicio barato”, apuntó la economista Graciela Urdaneta durante el foro Perspectivas 2025 y oportunidades empresariales, realizado a finales del año pasado por Ecoanalítica.
Agregó que en Falcón, en algunos casos, “la gente debe recorrer más de tres kilómetros para poder conseguir agua”.
“O pasa como en Nueva Esparta donde casi nunca hay servicio y las personas deben comprar un tanque de agua. Al final, los servicios no son baratos”, puntualizó.
Según especialistas, tener que garantizar los servicios termina generando gastos importantes que deben ser incorporados la estructura de costos de las compañías afectando, incluso, el pago de salarios de los empleados.
Oportunidades de negocios
Las desigualdades regionales obligarán este año a productores, empresarios y comerciantes a diseñar estrategias que permitan optimizar y maximizar las oportunidades de crecimiento.
Ecoanalítica presentó propuestas para sortear los problemas reduciendo el impacto de las diferencias entre los estados.
Una de ellas es la necesidad de segmentar geográficamente a los consumidores. La asimetría de acceso a servicios, infraestructura y las dinámicas económicas locales obliga a ajustarse a las particularidades de cada región.
De esta manera, hay productos y servicios más adecuados a las características locales de cada región.
La logística y la distribución también debe estudiarse detenidamente. En este aspecto se debe considerar la disponibilidad de carreteras y vías terrestres, la conectividad con puertos y aeropuertos, y traslados por vías fluviales. El abastecimiento de combustible es un problema generalizado en el país, que se agrava en zonas alejadas de la región capital.
Niveles de actividad económica por estados
Alta
Región Capital (Distrito Capital, Miranda, La Guaira) Portuguesa, Anzoátegui, TáchiraMedia
Zulia, Lara, Barinas, Guárico, Aragua, Carabobo, BolívarBaja
Mérida, Trujillo, Nueva Esparta, Yaracuy, Apure, MonagasCrítica
Falcón, Sucre, Cojedes, Delta Amacuro, Amazonas
Otro aspecto a tomar en cuenta es la presión tributaria y la sinergia entre el sector público y el privado. En general, según apunta Ecoanalítica, el clima fiscal en Venezuela es “voraz”. Desde 2020 Venezuela es uno de los países con mayor índice de recaudación de impuestos de la región, comparado con los ingresos de las empresas. La firma destaca dentro de sus proyecciones las entidades donde se ha registrado mayor crecimiento comercial o donde el impacto de las empresas se siente con más claridad como Anzoátegui, Carabobo, Lara, Mérida, Táchira y el Distrito Capital.
En estas regiones resultaría difícil que el Gobierno avance en una estrategia de radicalización con el sector privado, ya que necesita darles oxígeno para tener capacidad de recaudar impuestos.
Los especialistas también recomiendan, al momento de diseñar estrategias de inversión, escoger las regiones a partir de las potencialidades de desarrollo. Además de Portuguesa en el tema agroindustrial y Anzoátegui en materia petrolera, se apuntan otras entidades con desarrollo intermedio como Zulia y Nueva Esparta donde el área de telecomunicaciones y el turismo respectivamente, ofrecen oportunidades.
Ecoanalítica puntualiza que también se debe evaluar la estrategia de precios y tomar en consideración los mecanismos de pago. Ciudades de los estados Táchira (como San Cristóbal) y Nueva Esparta, así como Lechería, en Anzoátegui, lideran el uso de divisas, mientras, Caracas destaca por los pagos en bolívares (10% de las transacciones se hacen en moneda extranjera).
En conclusión, el desarrollo asimétrico en las regiones del país, plantea dificultades, pero también retos y oportunidades para empresarios y comerciantes que es posible aprovechar en este 2025.
Caracas / Rodolfo Baptista