El equipo del Comando con Venezuela denunció este martes 26 de noviembre el robo de fusibles eléctricos de la residencia oficial de la Embajada de Argentina en Caracas, donde se encuentran refugiados seis opositores desde marzo, quienes aseguran que continúa “el asedio” en los alrededores del inmueble por parte de agentes de seguridad.
“Se robaron fusibles eléctricos. La sede diplomática se mantiene sin energía. Se trata de una violación a los convenios internacionales”, expresó en la red social X (antes Twitter) Comando con Venezuela, que calificó el hecho como una “arremetida criminal”.
Pedro Urruchurtu, uno de los asilados y coordinador Internacional de la organización política Vente Venezuela (VV), indicó a las 7.00 de la noche que se cumplieron “más de 24 horas sin el servicio eléctrico, desde que se llevaron los fusibles”, lo que, aseguró, comprobaron este martes.
Señaló que han pasado más de 72 horas bajo un “asedio por parte de fuerzas de seguridad del régimen” en las afueras de la residencia, protegida por Brasil desde el pasado agosto, tras la expulsión de los diplomáticos argentinos.
Por su parte, Magalli Meda, también asilada, dijo en X que se trata de un “atropello” y de una “burla” para el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, y su cuerpo diplomático en el país.
Además de Urruchurtu y Meda, también se encuentran Claudia Macero, coordinadora de Comunicaciones de VV; Omar González, exdiputado; Humberto Villalobos, coordinador electoral del Comando de Campaña de VV, y el exministro Fernando Martínez Mottola, asesor de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
Los seis se refugiaron en marzo luego de que la Fiscalía los acusara de varios delitos, como conspiración y traición a la patria.
El pasado sábado, el Gobierno argentino condenó los “actos de hostigamiento e intimidación contra las personas asiladas” en su Embajada en Caracas.
Este lunes, el líder opositor Edmundo González Urrutia afirmó, en una entrevista con EFE, que ve con “mucha preocupación” la situación en la embajada argentina y que es, a su juicio, “absolutamente ilógica, con cortes de electricidad, cortes de suministro de agua y una vigilancia que les impide el acceso al suministro”.