Casi ninguno de los comercios del centro de Barcelona abrió este 1ero de enero. Por el bulevar 5 de Julio, sólo transitaban quienes se trasladaban a sus casas y nada más se observaba a unos pocos vendedores ambulantes.
En las cercanías de la Plaza Bolívar sólo dos panaderías laboraron.
Según comentaron algunos ciudadanos, los pocos buhoneros que se instalaron en las calles “se aprovechaban de que los comercios estaban cerrados para ofrecer los productos a precios más caros”.
Precios altos
Nancy Rodríguez señaló que la harina de maíz la vendieron a 52 mil bolívares en efectivo y el espagueti de medio kilo en 40 mil.
“En ninguna parte conseguí para comprar con punto de venta y no me quedó de otra que gastar el efectivo”, comentó.
Barcelona / Milena Pérez