Desde que se inició la cuarentena en Venezuela para frenar la expansión del Covid-19, declarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la rutina del ciudadano sufrió un cambio y el ritmo de movilización en la ciudad decayó.
En la actualidad, la circulación de personas en las calles va disminuyendo a medida que avanza el día. Antes de la emergencia sanitaria, éstas comenzaban a salir de sus casas cuando aún no eran las 5:00 de la mañana, dependiendo de dónde y cuál era su trabajo, ahora lo hacen a partir de las 7:00 am.
En la entidad, el aislamiento social colectivo ha dejado un vacío en las principales calles y avenidas. Ya no se observan niños vestidos con uniformes escolares y el tránsito de vehículos es escaso.
A las 9:00 am, en todo expendio de productos básicos, incluyendo farmacias, se observa una cola de consumidores. Mientras el resto de los comercios, como tiendas de ropa y zapato, permanecen cerrados.
El mercado municipal de Puerto La Cruz y el centro de Barcelona son los que concentran el mayor flujo de consumidores.
Entre las 10:00 am y 11:00 am, los clientes empiezan a abandonar los negocios y se suman a las filas del transporte público. Cuando el reloj marca las 12:00 del día, todos empiezan a bajar sus santamarías, muy escasas personas transitan y se escucha con mayor fuerza el sonido de la naturaleza.
En horas de la tarde, en algunas comunidades empieza el patrullaje policial para chequear que todos los ciudadanos cumplan con el decreto de cuarentena y para recordar, a través de altavoces, las normas del prevención del coronavirus que ha impactado al mundo.
Milena Pérez / Barcelona