Un año después de la explosión del icónico hotel Saratoga de La Habana, con 47 muertos y 17 edificios dañados, persisten las incógnitas sobre las causas, a falta de la publicación de un informe oficial, y el futuro del esqueleto de hormigón del edificio, que aún se alza en pleno corazón histórico de la capital.
Eran las 10 horas y 51 minutos de la mañana del 6 de mayo de 2022 cuando se sintió una atronadora que derrumbó paredes, destruyó ventanas, puertas, falsos techos e hizo estallar cristales del antiguo alojamiento y de algunos edificios vecinos provocando el pánico en la zona y conmoción en La Habana.
En principio, el polvo generó una espesa humareda en su entorno que no permitía visualizar y la gente gritaba y corría, según contaron testigos que fueron golpeados por el dramático suceso.
Efe reseñó que la explosión ocurrió cuando un camión cisterna cargado con más de 11.000 litros de gas licuado estalló por una fuga a las puertas de la instalación hotelera en el momento que la abastecía, según explicaron las autoridades.
Un gran estruendo estremeció la zona por el desplome de la mayor parte de la edificación que prácticamente quedó reducida a escombros y provocó la muerte de 47 personas -incluida una turista española- y lesionó a un total de 99.
Entonces se inició una investigación de la que hasta la fecha no se han reportado sus conclusiones.
El estallido sorprendió a un grupo de 51 trabajadores que alistaban detalles para la reapertura al público del Saratoga, un lujoso cinco estrellas que figuraba en la exclusiva planta de la cadena hotelera estatal Habaguanex, perteneciente a la Oficina del Historiador de La Habana.
Faltaban solo 4 días para reabrir el hotel luego de permanecer cerrado durante 2 años por la pandemia de la covid-19.
Además de la destrucción de gran parte del hotel, la onda expansiva dañó otros 17 edificios colindantes como el emblemático Capitolio, sede del Parlamento cubano, al menos cuatro de vivienda, una escuela, una iglesia bautista y el teatro Martí, inscrito en la historia de Cuba tras servir de sede a la Asamblea Constituyente que redactó la primera Carta Magna de la isla.
Así fue la impresión vivida por el sonidista del coliseo patrimonial, Luis Alain Rodríguez, contada a medios estatales: “Estaba dentro de la cabina de audio y de pronto siento algo raro que me comprimía. Me faltó el aire por unos segundos. Cuando sentí la explosión salí y empecé a ver cómo se derrumbaban las paredes, marcos y falsos techos. Entonces, me escondí dentro de la cabina, al lado de una pared, lejos del cristal de la ventana. Cuando sentí una calma, salí y corrí hacia el lobby, que estaba desbaratado”.
La zona se convirtió de inmediato en un hervidero en el que se encontraban brigadas de bomberos, rescatistas, miembros de la Cruz Roja y otras fuerzas especializadas que participaron durante casi una semana en las labores de auxilio a los heridos y el rescate de los fallecidos que quedaron sepultados bajo los escombros.
Luego de hallar la última víctima mortal, continuaron las tareas de limpieza, retirada de los desechos y fue demolida parte de una pared del Saratoga para continuar los trabajos en el interior del edificio, con la perspectiva de que se pudiera salvar la estructura, según dijo entonces el ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña.
El suceso obligó a la evacuación de 68 personas residentes en edificios aledaños al Saratoga, que sufrieron significativos daños constructivos, y ubicarlas temporalmente en un apartahotel.
A mediados de enero pasado se informó que el Gobierno había entregado casas a ocho familias afectadas por el accidente.
El posible rescate de la edificación turística, construido en 1880 y que desde 1911 funcionaba como un hotel, ha quedado en suspenso a la espera de una decisión de las más altas autoridades del Gobierno.
Su última restauración tuvo lugar en 2005, cuando fue reformado en profundidad, aunque mantuvo su fachada original -ecléctica y con detalles neoclásicos- y un remate en forma de cresta con su nombre.
En su nueva era, el Saratoga se convirtió en el hospedaje favorito de visitantes extranjeros que llegaban a La Habana para alojarse en una instalación con su privilegiada ubicación en la zona más antigua y turística de la ciudad.
Su registro de visitantes guarda el recuerdo de la presencia de famosos como la pareja de cantantes estadounidenses Beyoncé y Jay Z, que lo eligieron para celebrar su quinto aniversario de bodas. También acogió a Madonna cuando viajó a La Habana junto a varios familiares por su cumpleaños 58.
Se suman a la lista de huéspedes otras figuras de la farándula como las Kardashian y Katy Perry, o el modisto Karl Lagerfeld, protagonista de un desfile de modas al aire libre que tuvo como pasarela el paseo central de la avenida Prado.
La Habana / Con información Efe