El domingo 1 de agosto de 2021, Venezuela vivió su momento deportivo más grande en la historia, pues en los Juegos Olímpicos de Tokio, Yulimar Rojas batió el récord del salto triple tras registrar 15.67 metros, superando una marca que fue impuesta antes de su nacimiento.
Hay un lugar en el que se vivió a flor de piel cada salto y cada prueba que realizó Rojas en la capital japonesa. Fue una mañana de emoción y nervios en la casa de sus familiares en Barcelona, Anzoátegui.
"Ese domingo fue, para toda la familia y para toda Venezuela, un día de mucha alegría. El día anterior hablamos con ella y le dijimos que se tomara las cosas con calma para que asegurara la medalla en el primer salto", dijo su madre Yulecsi Rodríguez.
Así fue, Yulimar en el intento inicial saltó 15.41 metros y estableció un récord olímpico. Pero para ella eso no era suficiente, necesitaba quedar en la historia con un nuevo tope mundial, lo cual logró con ese 15.67 que finalizó la competencia y le dio alegría al país que se despertó para verla obtener esa presea dorada.
"Fue una felicidad extraordinaria. Sabíamos desde un principio que ella iba a hacerlo, solo estaba esperando el momento preciso para batir el récord. Todavía estamos orgullosos de lo que hizo", contó su padre Pedro Zapata.
El escenario para romper la marca de 15.50 metros que tenía Inessa Kravets desde 1995 (meses antes del nacimiento de la venezolana) no pudo ser mejor: el último intento de una final olímpica que todos siguieron por televisión, internet y redes sociales.
"Ella nació para romper ese récord", afirmó su madre.
Pero el camino a ese momento en el que el deporte venezolano tocó el cielo del Olimpo comenzó en Pozuelos, donde la familia vivía.
"Desde pequeña le gustó hacer deporte. Jugaba softbol, kickingball y otras disciplinas", relata Yulecxis. Después de ahí entró a la Escuela de Talentos Deportivos del Complejo Deportivo Simón Bolívar, ubicado en la ciudad de Puerto La Cruz, bajo la dirección del entrenador Jesús Velásquez, conocido popularmente como "Tuqueque".
Allí se entrenó en la pista de atletismo del estadio Salvador de la Plaza, donde nuevos talentos esperan seguir los pasos de la nueva medallista de oro.
Allí practicó salto largo, salto alto, lanzamiento de disco y por supuesto, en salto triple. Destacó en todas ellas, pero Velásquez vio su capacidad para consagrarse en esta última especialidad, ganando competencias regionales y nacionales a una edad muy temprana.
Eso le permitió ser la abanderada del estado Anzoátegui en la última edición de los Juegos Deportivos Nacionales Juveniles, celebrados en 2013, cuando Rojas tenía 17 años de edad. Esos éxitos tempranos implicaron una serie de sacrificios, los cuales su familia afrontó, pero con la confianza plena en que eso rendiría sus frutos.
"Fue bastante difícil. Sabíamos que se iba del país para elevar el nivel y alcanzar grandes triunfos. La única manera de hacerlo era afuera de Venezuela. Al final nos dimos cuenta que todo ese esfuerzo valió la pena", comentó Pedro, quien además es entrenador de boxeo en el Gimnasio Vertical del Polideportivo Simón Bolívar.
Ser familiar de alguien que todos conocen y que posiblemente sea actualmente la atleta del momento a veces puede tornarse en algo negativo, pero para los más jóvenes de la familia la connotación es contraria y sus hermanas han aprendido a vivir con ello.
"Mis amigos siempre me felicitaron por los logros que ella obtuvo, aunque eso también tiene una desventaja por la atención. A veces salimos y la gente viene a tomarse fotos con nosotros", declaró Yorjelys, quien tiene 17 años de edad.
Mientras que Yerilda Zapata (23), también deportista, compite en lanzamiento de disco y piensa igual que Yorjelys: "Es algo muy bonito porque las personas te reconocen y siempre te preguntan por ella. Lo considero algo muy emocionante".
Días después de ganar la medalla de oro olímpica, Yulimar Rojas publicó en sus redes sociales unas fotografías del lugar en el que vivía con su familia en Pozuelos. Ese hogar humilde que muestra en las fotografías ya no está más y toda la familia vive ahora en una casa, dentro de un conjunto residencial que la atleta les compró. Una historia de superación personal que tiene detrás los sacrificios y apoyo incondicional de un grupo de personas.
Ahora, después de alcanzar la gloria con 25 años de edad, cuáles pueden ser los nuevos retos de la nacida en Caracas, pero criada y formada en Anzoátegui.
"Siempre la motivamos a que siga entrenando y fortaleciendo porque ahora es que ella tiene mucho que dar. Creo que los 16 metros se van a quedar cortos en este ciclo olímpico", puntualizó Pedro.
El próximo reto para la única venezolana en hacer sonar el Himno Nacional en unos Juegos Olímpicos es superar lo hecho por su entrenador Iván Pedroso, quien obtuvo el oro en Sidney 2000 y también dejar atrás lo logrado por la colombiana Caterine Ibarguen, que posee en su haber dos las mismas preseas que Rojas.
Serán tres años para París 2024, donde la venezolana está llamada a ser una estrella, como en algún momento lo fueron Usain Bolt, Michael Phelps, Yelena Ysinbayeva y otros grandes del olimpismo mundial.
Puerto La Cruz / Alejandro Jesús Fernández