Para el historiador y ensayista Rafael Arráiz Lucca, únicamente las guerras de Independencia y la Federal superan a la actual ruina del país. Asegura que en caso de toparse con un Nicolás Maduro absorto en el mito de la Edad de Oro, le explicaría con pelos y señales el fracaso mundial y constante del socialismo.
–¿Qué es todo esto que sucede en el país?
–Una tragedia griega con destellos de sainete.
–¿Una época acorde con todo esto?
–En Venezuela, ninguna. No había gobernado la izquierda radical.
–¿Quién tiene la culpa: el ciego en el poder o el elector que le otorgó el garrote?
–No hay culpables. Responsables ambos.
–¿Hará más consciente al venezolano esta doble pandemia?
–Por un tiempo, sí. Después se nos olvida.
–¿Sigue siendo Venezuela un poema?
–Ahora es cuando. La adversidad es pedagógica.
–¿Qué dirían hoy Tío Tigre y Tío Conejo?
–Se habrían sentado a jugar truco, bebiendo cocuy de penca.
–¿Fue un ensayo el socialismo del siglo XXI?
–Una película repetida con un final previsible.
–¿Ensaya la oposición?
–Acierta y se equivoca.
–¿Una destrucción similar en la historia?
–Dos peores: la Guerra de Independencia y la Guerra Federal.
–¿Cómo queda hoy la marabunta adeca?
–Tiempo sin oír esa expresión.
–¿Reivindicó la revolución a Carlos Andrés Pérez?
–Sin quererlo, sí.
–¿Por qué recuerdan a Marcos Pérez Jiménez?
–Porque creen que construyó todo. Se equivocan.
Inolvidable democracia
–¿La peor pérdida en las últimas dos décadas?
–El espíritu de convivencia pacífica. El reconocimiento del otro.
–¿Desaparecerá también el chavismo?
–Todo desaparece.
–¿Y Juan Guaidó?
–Se puso la camisa de fuerza de un mantra. El taoísmo lo ha dicho: lo vivo es blando, lo muerto es rígido. El agua es más fuerte que la piedra.
–¿Por qué la oposición no se une?
–Supongo que se uniría para un evento electoral. Mientras, hay varios proyectos distintos, como es natural.
–¿Un ejemplo histórico para la oposición?
–Tres pactos: Puntofijo, Frente Nacional en Colombia y la Concertación de Chile.
–¿Cómo le sienta el sillón en la Academia de la Lengua?
–Desde el 2005 me siento allí. Los resortes del sillón no se han vencido.
–¿Reacio a la política?
–No se puede. Siempre está allí. Somos ciudadanos.
–¿Tiene el poder derecho de criticar?
–Sí. Todos tenemos ese derecho.
–De tener a Maduro al frente…
–Le relataría por qué fracasó el Socialismo en todas partes. Le daría ejemplos y causas.
–¿Por qué el régimen se empeña en adoptar este fracaso?
–Viven el mito de la Edad de Oro.
–Y usted, ¿alguna vez coqueteó con el comunismo?
-Quizás, en alguna tarde romántica de la adolescencia.
–¿Comprende al papa Francisco?
-Sí. Es argentino y del ala izquierda de los jesuitas.
–¿Busca la población a otro mesías?
-Es lo frecuente en sociedades con el padre ausente.
–¿Y otra bota que le aplaste la vida?
-Los masoquistas no son mayoría.
–¿Qué ha ganado como escritor?
–Tanto, que no tengo como cuantificarlo.
–¿Y el país con el diálogo?
–Poco. No lo practica a diario. En el pasado fue el pan nuestro de cada día.
–¿Votará este año?
–Sí.
–¿Por qué no ha emigrado?
–Amo a mi país y aquí está mi trabajo.
Dólar bolivariano
–¿Qué tal el dólar como moneda nacional?
–Ha sido un respiro para la gente. A Ecuador le ha ido bien dolarizado y a Perú con su sistema bi-monetario, también.
–¿Pensó alguna vez que la TV sería tan censurada y/o autocensurada?
–No tanto. Aunque hubo arrebatos del poder en algunas coyunturas.
–¿Se autocensura usted?
–No me permito insultar a nadie.
–¿Un gobierno mejor que el anterior?
–Buenos gobiernos del siglo XX: López Contreras, Medina Angarita, Betancourt, Gallegos, Larrazábal, Sanabria, Leoni, Caldera I, Pérez II y Velásquez.
–¿Un prócer del siglo XX?
–Betancourt.
–¿Qué dirán los libros del futuro sobre el chavismo-madurismo?
–Hicieron lo que ya se había hecho y, obviamente, fracasaron igual.
–En un país desmemoriado, ¿pasarán sin pena los destructores de Venezuela?
–No. Siempre hay alguien que lleva la contabilidad.
–¿Es el connacional más tolerante de la cuenta?
–¿Tolerante o prudente? No sé.
–¿Una época gloriosa de la Fuerza Armada Nacional que no sea la independencia?
–La década de los años 60, cuando enfrentó los golpes de Estado de los añorantes de Pérez Jiménez y a la guerrilla castrista. Venció en ambos casos.
–¿Se había comido de la basura en Venezuela?
–Sí, la Venezuela entre 1821 y 1830 estaba en la lona. Hasta las señoras de la élite se prostituían para sobrevivir, y a los neonatos los abandonaban en las puertas de la Catedral.
–¿Qué haría con las milicias?
–Les cantaría el himno de AD.
–¿Y con los colectivos?
–Les cantaría un polo margariteño y les brindaría un café.
–¿Qué vislumbra para los próximos comicios?
–La oposición puede crecer mucho si vota.
–¿Negociaría usted con un usurpador?
–Se negocia con quien hay que hacerlo. No los escoges.
–A falta de acuerdos, ¿buenas son intervenciones extranjeras?
–A falta de acuerdo, mejor es un acuerdo.
–¿El posible final de esta historia?
–Ya comenzó y no nos hemos dado cuenta.
De perfil
Historiador, abogado, poeta, ensayista y docente universitario, Rafael Arráiz Lucca nació en Caracas el 3 de enero de 1959. Es profesor titular de la Universidad Metropolitana, Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua, especialista en Gerencia de Comunicaciones Integradas, Magíster en Historia de Venezuela, Summa Cum Laude y Doctor en Historia. Fue jefe de redacción de la revista Imagen; subdirector de la Galería de Arte Nacional; presidente de Monte Ávila Editores Latinoamericana, director general del Consejo Nacional de la Cultura y presidente de la Fundación para la Cultura Urbana. Ha recibido diversos premios periodísticos. Fue investigador en el Instituto de Estudios Avanzados (Idea); Visiting Fellow en la Universidad de Warwick (1996) y titular de la Cátedra Andrés Bello del Saint Antony’s College de la Universidad de Oxford (1999-2000). Se desempeñó como decano-director del Centro de Estudios Latinoamericanos Arturo Úslar Pietri de la Universidad Metropolitana (2006-2010). En 2007, el Gobierno de España le otorgó la Orden Isabel, La Católica, en grado de Comendador.
Caracas / Jolguer Rodríguez Acosta