¿Cuántas veces hemos pronunciado la frase “usa tu sentido común”? ¿Cuál es este “sentido” al que acudimos ante el desatinado proceder humano?
Podemos entender por Sentido Común “los conocimientos y las creencias compartidas por una comunidad que se consideran prudentes, lógicas y válidas”. Se trata de esa capacidad natural de juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable. Dicho proceso es realizado por ese “sentido interno” que configura la percepción sobre las cosas y sobre lo que acontece.
El sentido común es una forma de estimar razonablemente las cosas sin necesidad de que una determinada información esté comprobada científicamente; lo importante es, que la gran mayoría de las personas lo consideren cierto.
Un factor vital relacionado con este “sentido” es la experiencia que cada persona ha tenido en el transcurso de su vida. Muchas de esas vivencias nos aportan conocimientos valiosos y positivos, por lo que, según el conocimiento que se adquiriere, se establecen creencias que a nivel popular se consideran de buen juicio. Y es gracias a esta habilidad que uno puede tomar decisiones coherentes basadas en la lógica y la razón.
¿Qué se espera entonces de “este sentido”? Que nos proteja de cometer errores, de caer en problemas, de sucumbir a conflictos… Que nos ayude a convivir sanamente, a promover el bienestar de todos, a buscar la paz social, e incluso se aspira que ayude a la humanidad misma a superar su total falta de sensatez.
Pero existe un dilema en cuanto a esto… El célebre filósofo y escritor francés, Voltaire (1694-1778), decía: “El sentido común es el menos común de los sentidos”. Él entendía, que esta “dimensión” más allá de la idiosincrasia de cada quien, nos permitía tener muy claro lo que era correcto, lo que era aceptable y lo que rozaba con la irracionalidad… ¿Por qué entonces esa afirmación? Porque no siempre se da o se percibe esa unanimidad a la hora de entender qué es lo lógico o lo esperable en cada situación.
Tomar una decisión a la hora de elegir un objeto material puede ser una tarea sencilla, pero hacerlo con personas o situaciones no siempre es tan simple y nos vemos muchas veces supeditados a nuestros sentimientos y emociones, aparte de nuestro estado personal del momento… Situaciones o circunstancias que nos llevan a adoptar posturas que consideramos adecuadas y convenientes de acuerdo con nuestros propios deseos y convicciones.
¿Sabemos entonces utilizar nuestro “sentido común”? La respuesta es NO. Veamos…
¿Tiene sentido el que no compartamos una comida o una medicina con nuestro prójimo en estos tiempos de pandemia? ¿Acaso el agredir física o verbalmente a otra persona por ser de una ideología diferente, tiene lógica? ¿Qué nos está pasando?
Finalmente amigo lector, el gran dilema del ser humano sigue siendo que disponemos de tantas opciones, de tantas posibilidades de acción, que muchas veces nuestra mente no es capaz de valorarlas con la asertividad suficiente para llegar a una conclusión realmente beneficiosa para nosotros y para el entorno que nos rodea. Un ejemplo práctico lo estamos viendo actualmente en materia electoral, cuando el “madurismo” plantea, en plena pandemia, ir a elecciones en diciembre…
Desde Lechería / Antonio Ricóveri