
El café es uno de los rubros bandera que se manejan desde el Estado venezolano, pero levantar la producción y entrar en la competencia en mercados internos y externos pasa por una serie de procesos y una inversión sostenida que permita incrementar los números y generar bienestar en las familias que se dedican a la caficultura.
Jeron Moisés Guerra, productor de café del municipio Andrés Mata, específicamente de la zona de Campeare, y experto técnico con una maestría en Educación Ambiental, con apoyo de la Fundación Prosperi, tiene un plan a tres años que permitirá incrementar los niveles de producción del grano y afianzar lo que llamó “el renacer de la caficultura” en la zona.
Guerra explicó que en Sucre se produce café en los municipios Montes y Andrés Mata. En este último municipio hay un censo de unos 500 productores, con un área sembrada de entre 3 y 3,5 hectáreas de café.
Una cifra baja si se considera que solo Andrés Mata aportaba a la producción nacional unos 67 mil quintales de café, unos 3 millones de kilos del grano anualmente.
Todo cambió y fue en declive con descensos en la producción a partir de los años 90, con el cambio en el uso de la tierra hacia otros cultivos y la migración de la juventud campesina.
Sin embargo, dijo, desde hace unos cinco años se habla de un renacer de la caficultura venezolana, pero para que el boom se sostenga, sobre todo en Sucre, es necesaria la renovación de las plantaciones y fomentar que los productores siembren, al menos una hectárea de café con nuevas tecnologías, nuevas genéticas, con nuevos espacios, que permitan una economía familiar y una caficultura con tecnología de punta que abastezca consumo interno y para la exportación.
Insistió en que debe haber una reeducación hacia nuevas técnicas, recolección de semillas, nueva genética y certificaciones. De allí que promuevan el uso de las variedades venezolanas: Monte Claro, Araguaney, Colombia 27, Villanueva e Inia 01, además de una variedad autóctona, que es el Caripe, que cuentan con certificación y que les pueden ofrecer al productor.
El plan a tres años es para revitalizar las fincas y con ello la producción del grano, lo cual diversificaría la producción y fomentaría una economía familiar, aportaría a la local y a la nacional.
Para el rescate de las plantaciones, iniciarían con un plan mínimo con 100 productores, cada uno con unas nuevas 2000 plantas, con normas agronómicas bien establecidas, se producirían unos 1200 kilos por cada lote en tres años.
Agregó que el clima y los suelos son propicios, pese a que Campeare está a 930 metros. “Podemos producir café de calidad similar al del centroccidente”.
Además, hay otras condiciones que favorecen la producción local, como una alta demanda actual, las inundaciones que afectaron a Vietnam, Brasil no está sacando un café arábigo sino canéfora robusta y Colombia no cubre la demanda para Venezuela. “El momento es propicio para producir”.
Apoyo
Jorge Thielen, director operativo de la Fundación Prosperi, explicó que el plan vivero con el café inició con seis mil plantas y aspiran a ampliar a unas 22 mil.
Quieren donar plantas de acuerdo a las nuevas técnicas, unas 4100 plantas por hectárea, unos 2 millones 100 mil plantas, que cubrirían apenas 1% por ciento de la necesidad de replantación, en tres años.
Consideró que se requiere una política de Estado para impulsar el rubro y la economía del municipio y de la entidad. “Es necesario sembrar, no un solo un año, sino durante varios años consecutivos esta cantidad de plantas”.
Agregó que café y cacao son dos rubros estratégicos y la demanda aumenta a nivel mundial exponencialmente, pero no la producción. “Venezuela cuenta con condiciones de clima y suelos ideales para producir un fruto de calidad y los precios a nivel mundial se van a mantener, podemos apostar por lo que se nos conoce a nivel internacional, Venezuela es cacao y café”.
Señaló que todo dependerá del impulso y apoyo de la política de Estado. “Sembrar esta cantidad de plantas necesita una inversión alta. Unas 22 mil plantas cuestan unos 7 mil dólares”.
Rentable
El productor de café y cacao e ingeniero agroalimentario Nelson Guerra, explicó que la caficultura es un estilo de vida que involucra a la familia y a los amigos. “Sembrar una hectárea de café se lleva cuatro o cinco años, y levantar la producción una serie de procesos, con cultivos articulados”.
Desde su óptica, el cultivo del café y sus ingresos permiten sostener las unidades de producción y potenciar la economía familiar.
Para lograr este propósito consideró esencial trabajar en la renovación de las plantaciones y la inversión en nuevas técnicas de cultivo y mantenimiento de las plantas.
Sucre / Corresponsalía Carúpano


