domingo
, 29 de septiembre de 2024
El Tiempo Informando al Pueblo Oriental

La migración escolar del sistema privado al público es un dilema para muchos padres

septiembre 29, 2024
Niños y adolescentes deben ser apoyados por los padres en el proceso de inserción en el sistema educativo ya sea público o privado / Foto: Danela Luces

Carlos es un adolescente de 15 años de edad, tiene un promedio de notas de 16 puntos, está listo para cursar el tercer año de bachillerato, pero su abuela, quien está a cargo de él, no tiene la solvencia económica para pagar la mensualidad de 14 dólares en la Escuela Técnica Santa Teresa de Jesús Fe y Alegría, con sede en Anaco, donde ha estudiado desde que aprendió las letras del abecedario.

Para algunas familias el costo de esa matrícula es bajo, y más si se compara con otros colegios privados de la ciudad gasífera, pero a otros hogares les resulta cuesta arriba hacer ese desembolso mensual porque su presupuesto debe cubrir la lista de prioridades que inevitablemente es encabezada por los productos de la cesta básica o lo que puedan adquirir de ella.

La situación del adolescente que quiere seguir estudiando en la misma escuela que lo ha visto crecer, pero cuya continuidad está en riesgo por motivos económicos, es un espejo en el que muchos se miran. Esa es la cruda realidad y la encrucijada de aquellos padres que en estos momentos desean que sus hijos sigan en colegios privados porque no están a gusto con el nivel de calidad que ofrecen las instituciones educativas que dependen del Estado, pero debido a la "estrechez" de sus bolsillos deciden recorrer la ruta de la migración forzada desde el sistema privado al sistema público.

En cifras

Ana Jiménez, directora de la Escuela Técnica Santa Teresa de Jesús Fe y Alegría, explica que el caso de esta institución con respecto a la migración escolar, es peculiar.

"Cuando los padres vienen a retirar a los niños es porque deben dos o tres años. Quieren llevarse los papeles sin cancelar la deuda y se establecen compromisos de pago que finalmente terminan incumpliendo. Eso ocurrió mayormente cuando estaba finalizando la suspensión de actividades por la pandemia del Covid-19, pero si vamos a las cifras puedo decir que, en líneas generales, 40% de los representantes que han sacado a los niños, al año siguiente regresan", acotó.

La docente explica que los padres no quedan satisfechos con la experiencia en el sector público y deciden volver. "Los que regresan son los que pagan las mensualidades y admiten en ese momento que no van a poder seguir pagando. Antes de que finalice el año retornan porque alegan que faltan muchos profesores y que las condiciones de esos colegios no son las mejores", apunta.

Según los números que maneja sobre las inscripciones, Jiménez señala que este año la institución registra un ingreso de 17 estudiantes que se habían llevado para liceos públicos y están volviendo.

Agrega que hay padres que se van con un compromiso de pago "y no les vemos la cara nunca más", pero hay excepciones. "También están los que pagan todo, solicitan sus papeles y con mucho dolor nos dicen que les gusta mucho la escuela, pero no pueden pagar".

Jiménez precisa que la matrícula anterior era de 1.430 estudiantes,  pero desde el año 2021 (tras las pandemia) y hasta ahora han perdido un aproximado de 320 alumnos. "Actualmente estamos entre 1.100 y 1.200 alumnos", agrega.

Partiendo de allí, de ese amplio universo de padres y representantes que forman parte de la comunidad escolar, - y de acuerdo a los números que maneja la directora,-  hay un 30% que paga puntualmente.

"A raíz de los retiros que tuvimos el año pasado ingresaron alumnos cuyos padres tienen cultura de pago porque vienen de colegios privados donde una mensualidad es más costosa. Al ver que aquí es mucho más económica y que se cumple con la normativa y se establecen programas que permiten que los muchachos avancen, quedan conformes", dice la docente.

Mientras, agrega, sólo un porcentaje mínimo de estudiantes que provienen del sector público pagan puntualmente. "Se trata de  10%", acota.

"El año pasado la mensualidad era de 70 dólares y este año, luego de que la administración hizo su análisis y estructura de costos, se fijó en 80 dólares".

Rafael Cardozo
Director de la U.E. José Manuel Núñez Ponte

Se van del país

Un dato que ha asombrado a las autoridades del colegio y al personal docente, según cuenta Jiménez, es que para el periodo académico 2024-2025 que inicia este 1° de octubre han contabilizado 56 retiros de estudiantes.

"Todos se van del país nos dicen los padres. Estamos sorprendidos por esa cantidad que abarca desde educación inicial hasta 6to año porque aquí egresan como técnicos medios. Es cierto que llevamos tres años con esa realidad,  y sí, se iban, pero nunca tantos, y lo que nos llama más la atención es que hasta julio, cuando salieron de vacaciones, nos habían dicho que sus hijos continuarían aquí

Los retiros los han hecho a partir del 9 de septiembre", precisa.

Convenios

Jiménez aclara que aunque los recursos son necesarios para el mantenimiento de las instalaciones y para el pago de bonos al personal no pueden ejercer medidas que afecten a los alumnos para exigir puntualidad en los pagos.

"El dinero que ingresa es para el mantenimiento y para cancelar un bono que se le da al personal porque si sólo dependieran del sueldo ya se hubieran ido. Somos 87, entre personal docente, administrativo y obrero. Ese bono depende de lo que se recaude mensualmente",  explica.

Por ello deben lidiar con quienes no pagan a tiempo, aunque la tarea requiera esfuerzos titánicos.

"No podemos sacar a los niños de sus aulas y tampoco prohibirles que presenten evaluaciones porque la política de Fe y Alegría es hacer énfasis en el pago, pero sin tocar la parte pedagógica y mucho menos exponer a los alumnos publicando listas de deudores porque eso los afecta y debemos cuidar su integridad. Es difícil porque entendemos que la situación económica es fuerte y hay representantes que tienen tres niños y no pagan por ninguno", señala.

En tal sentido, la institución implementará este año un sistema de cobranza automatizado y están estudiando alguna medida que les permita hacer presión para que los padres cancelen a tiempo lo que corresponde.

Además, tienen una política a nivel nacional que permite que si los padres y representantes tienen conocimientos en oficios como albañilería, carpintería o cualquier otro que pueda ser de utilidad para el colegio, se puede establecer un convenio para que las mensualidades sean canceladas con mano de obra.

Puntos en común

En la Unidad Educativa José Manuel Núñez Ponte la situación es diferente en cuanto al nivel de morosidad que mantienen los padres en el modelo de Fe y Alegría, pero ambas instituciones tienen un punto en común: la pandemia causó una merma considerable en su matrícula, la cual pasó de 650 alumnos a 430, según cifras aportadas por el director Rafael Cardozo.

Actualmente se mantienen en 450 estudiantes, cuyos padres deben cancelar una mensualidad de 80 dólares equivalentes al cambio de la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) en bolívares.

Explica Cardozo que para este año les tocó aumentar 10 dólares la mensualidad que era de $70, por lo cual, si bien no han experimentado el retiro masivo de alumnos para incorporarlos al sistema público sí hay quienes se han acercado para preguntar cuál es su recomendación porque su presupuesto familiar pudiera verse comprometido ante la responsabilidad de pagar ese monto mensual.

"Cuando alguien, por motivos económicos. no puede insertar a su hijo en el sistema privado, principalmente a nivel de bachillerato, pide consejos sobre la mejor opción porque conocen las carencias y debilidades del sistema público. Mi recomendación siempre es que busquen una escuela privada que no sea tan costosa, pero que le hagan seguimiento al día a día de su hijo",  señala.

Considera que el "talón de Aquiles" de la gran mayoría de las escuelas públicas es el déficit de docentes que cada año se intensifica. "No hay docentes y si hablamos de calidad el déficit es mayor. Los colegios privados hemos tenido que recurrir a profesionales formados en otras áreas que tienen vocación para enseñar. Luego de recibir su formación y de realizar el componente docente hemos visto con satisfacción que se convierten en excelentes profesores" dice.

Añade que los bajos salarios no resultan atractivos para quienes integran ese gremio y por eso el sistema privado ofrece beneficios económicos a través de la bonificación. "Cada colegio fija sus salarios. En nuestro caso tenemos una nómina de 60 personas, con una contratación permanente y se dan beneficios económicos en función de bonos y no de salario básico".

Hablan los padres

"Es una decisión difícil para cualquier padre o representante. En mi caso lo hice porque en ese momento no tenía más alternativa, pero en vista de los resultados negativos para mi hijo, que entonces tenía ocho años, tuve que sacrificar otras cosas para que volviera a su colegio anterior". Ese es el testimonio del comerciante Eloy Rodríguez sobre su experiencia en el cambio de colegio que tuvo que hacer su hijo hace dos años, cuando su negocio pasó por una caída en las ventas.

"Tengo un local de venta de repuestos y mis ingresos bajaron. Cuando me puse a sacar cuentas decidí que no podía pagar la mensualidad de 50 dólares y decidí inscribir al niño en un colegio más barato. Es más pequeño y con pocos alumnos. Allí pagaría 20 dólares mensuales y me pareció bien. El problema fue que el muchacho no sólo no avanzó sino que retrocedió en todo", cuenta sobre esa amarga experiencia.

“La adaptación es muy difícil. El sistema público y el privado son totalmente opuestos y paralelos. Muy probablemente lo que va a necesitar un estudiante en un colegio público es un mínimo de habilidades para sobrevivir y poder pasar de grado”.

Libe Arambarri
Psicóloga

Asegura que ahora prefiere hacer "recortes" en otros gastos antes que privar a su hijo de una mejor opción de enseñanza.

Para Marianela Vielma la situación actual no es tan sencilla. Tiene dos hijos: una hembra y un varón, quienes cursarán quinto grado y primer año de bachillerato, respectivamente. Por razones económicas ella y su pareja no han podido pagar las mensualidades de 20 dólares del colegio donde los niños cursaron el periodo escolar 2023-2024 y para esta fecha no sabe qué harán.

"Tenemos una deuda de 200 dólares porque nos atrasamos varios meses. Para que nos entreguen los papeles tendríamos que cancelar y no tenemos la plata. Estamos tratando de solucionar para poder inscribirlos en un colegio público. No hay otra alternativa", lamenta.

Dar seguimiento

En opinión de la psicóloga Libe Arambarri, quien se ha desempeñado durante 40 años en instituciones públicas y privadas, y tiene un postgrado en orientación y familia, cuando un niño o adolescente se ve forzado a cambiar de escuela o de liceo, indudablemente resulta afectado emocionalmente.

"Entonces lo que se necesita y se requiere en ambos sistemas es que exista una motivación al logro, a alcanzar los objetivos, pero primero hay que trabajar las habilidades y el desarrollo del docente. Éste tiene que estar muy centrado en cuál es su misión. En el sistema público, el docente está insatisfecho con su salario, con sus condiciones laborales, y en un salón de clases puede tener las mejores intenciones para enseñar a los alumnos, pero si está insatisfecho eso es lo que va a enseñar", asevera.

Arambarri, quien verbaliza de manera prolija cada respuesta sobre el tema,  considera que un niño que saldrá del sistema privado para ingresar en el público lógicamente estará triste porque está perdiendo el sentido de pertenencia.

"Él se siente alumno de ese colegio. Está perdiendo una trayectoria y una historia. Su pasado se encuentra allí. Está perdiendo amistades no sólo a nivel de sus pares, sino también a nivel de docencia. Allí lo importante es cómo le planteas afrontar esa situación y que él lo asuma como un reto", aconseja.

La psicóloga destaca que en el caso de quienes se van del país el desafío es aún mayor porque hay un enorme grado de emocionalidad que viven esos niños y adolescentes.

"El seguimiento de los padres tiene que existir. Estamos hablando de chicos que llegarán a un lugar desconocido y que en algunos casos van a enfrentarse a un nuevo idioma y que se hacen todo tipo de preguntas. Por ejemplo: tengo 14 años, estoy en Brasil y no hablo portugués. Tendré que cuidar a mi hermana y antes no lo hacía. Tendré que cocinar tal vez, y no estoy acostumbrado. Los cambios siempre generan crisis y caos. Por eso es necesario que haya un seguimiento de las actividades y sobretodo el interés en saber cómo se sienten los muchachos: qué es lo más fácil y lo más difícil para ellos", enfatiza.

Agrega que en medio del caos, que no es otra cosa que una desorganización y problemas por todos lados, los padres deben ir haciendo enlaces.

"Tienen que ir chequeando si las actividades del día a día y las asignaciones de responsabilidades son convenientes o no. Sí resultan tienen que ir implementándolas hasta convertirlas en una planificación, organización y ejecución que se van convirtiendo en hábitos. Paso a paso se van reacomodando y se van dando estilos conductuales que facilitan el desenvolvimiento", asevera.

A su juicio, si un padre va a cambiar a su hijo de colegio y/o de país, necesariamente tiene que estar involucrado en ese cambio. "Tiene que haber comunicación y es importante hacerle saber por qué se está tomando la decisión de cambiarlo. Siempre hay que estimular el logro en cada uno y hacerle saber al niño que los padres estarán allí para facilitar el aprendizaje y asegurar que no disminuya su calidad de educación. No hay que presuponer que le irá mal porque irá a un colegio público. Es una experiencia nueva y en la medida en que los padres puedan operacionalizar más los quehaceres del chico será más fácil de controlar. Hay oportunidades diversas para lograr el éxito, pero no somos constantes ni pacientes. Actualmente la gente quiere los logros en la inmediatez", concluye.

Anaco / Danela Luces

 ET 

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