Planteles educativos sin agua, con techos en mal estado y sin suficientes pupitres para atender la matrícula completa. Esa es la evaluación que obtuvo la asociación civil Con la Escuela de su encuesta realizada por la «red de observadores escolares, 2023-2024».
Los resultados de la encuesta, presentados este martes 13 de marzo, también resaltaron la precariedad de los estudiantes, que apenas asistieron cuatro días –en promedio– de la semana a clases entre enero y julio de 2023, con problemas de fluidez y comprensión lectora; y obligados, en algunos casos, a dedicarse a trabajar.
La encuesta se aplicó a estudiantes y profesores de planteles públicos, rurales y privados en siete estados del país. El subdirector de Con la Escuela, Oscar Rose, explicó que la asistencia promedio de los alumnos a la semana es de 84,5%.
Además, la suspensión frecuente de actividades y la pérdida de horas de clases puede alcanzar hasta 40% del horario escolar, a raíz del «horario mosaico», implementado por la pandemia de covid-19 y que se ha mantenido en algunas instituciones por la inasistencia de los docentes.
Según los docentes encuestados, 93,48% de los estudiantes se trasladan a pie desde sus hogares a la escuela; y 19,47% señaló que sus alumnos faltan a clases porque deben ayudar a sus padres para asegurar el sustento de sus hogares.
58% de los estudiantes alegó la falta del programa de alimentación escolar (PAE) como causa de inasistencia.
Otro dato que destaca Con la Escuela es la disminución de la matrícula para este año (2023-2024). Mientras que en 2022-2023 se registraron 35.608 estudiantes, para este período escolar se inscribieron 34.320 alumnos, lo que representa una reducción de 3,62%.
De la matrícula del año escolar en curso, 2,76% está constituida por alumnos repitientes, una cuestión que se relaciona con la pobreza de aprendizaje. «Eso evidencia el fracaso escolar», señaló Rose.
Sobre las pruebas de fluidez y comprensión lectora, realizadas a 1.738 estudiantes de tercer grado, 13,29% no lee «ni una sola palabra», mientras que 48% de los alumnos evaluados de ese grado tienen un nivel bajo o muy bajo de compresión lectora.
«Por eso es que uno se puede explicar que un niño llega a tercer grado y no sabe leer, o pasa de ese grado y sigue sin saber leer o comprender (…) Esto es un tema complejo que requiere dedicación y esfuerzo. Incluso hay docentes que reportan que no hay clases y los padres se los llevan, pero a trabajar», comentó Rose.
El profesor recomendó a los docentes esforzarse en las áreas de compresión lectora y fluidez de los estudiantes, además de otras habilidades y materias para el avance curricular de los niños y niñas.
Más de la mitad (55,70%) de los planteles educativos revisados por Con la Escuela no tienen biblioteca, está en mal estado o desactualizadas, por lo que se le hace díficil a los estudiantes acceder a distintos tipos de información dentro de su institución, especialmente en aquellos donde tampoco cuentan con computadoras o servicio de internet.
En un porcentaje similar (51,9%) de instituciones se califica el servicio eléctrico como malo. También reportaron no tener internet en sus instalaciones o computadoras para cubrir la demanda de alumnos. Incluso 78,48% de los estudiantes no posee aulas adecuadas para el aprendizaje de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICS).
48,10% de las escuelas no tienen baños o están en mal estado, mientras que 30,37% reportaron que suspenden las actividades escolares por no tener servicio de agua.
30% de los planteles educativos tienen aulas en mal estado, 41,77% tiene problemas en los techos (goteras, roturas), mientras que 65,82% reportó que no tienen suficientes pupitres para la matrícula, lo que redunda en la cantidad de horas y días de clases que pueden ver los niños y niñas, señaló el subdirector de Con la Escuela.
La precariedad de la actividad docente, debido a los bajos ingresos y la disminución de profesionales dentro de las escuelas también quedó evidenciada en la encuesta.
Apenas 76% de las personas que atienden a estudiantes son «profesionales de la docencia», es decir, que se graduaron de educadores. Profesionales de otras áreas, estudiantes y voluntarios suplen la falta, pero son sustituidos rapidamente.
«Hay niños que incluso le piden a sus padres que no lo lleven a clases porque no saben enseñar. Además que este tipo de personas en grados iniciales es grave porque agudiza el problema de lectura, compresión lectora que deben adquirir los estudiantes, pues no poseen las habilidades pedagógicas para ello», señaló Oscar Rose.
Casi 52% de los maestros indicaron que tienen fuentes alternativas de ingresos, la mitad de ellas relacionadas a la docencia (clases particulares, tareas dirigidas). 14,38% dijo que sólo consume dos comidas al día y casi 70% comentó que la cantidad de alimentos que puede comprar en este momento es menor que hace seis meses
46% de los educadores reconoció que no asiste a clases por problemas de agua, mientras que 30,87% dijo que ha faltado por problemas de transporte (falta de dinero para el pasaje o pocas unidades trabajando).
Con la Escuela señaló que se debe rescatar los 180 días efectivos de clases, garantizar la permanencia de los estudiantes en las aulas, así como la disponibilidad suficiente de materiales educativos en las escuelas.
También solicitaron al Ministerio de Educación que se cumpla un plan de alimentación escolar masivo y constante, sobre todo dirigido a niños y niñas de educación inicial, así como acceso a los transportes escolares.
Caracas / TalCual