Aunque la bola de cristal sufrió un duro revés en 2023 y la economía estuvo muy lejos de crecer como se esperaba -al contrario las cifras disponibles apuntan a una contracción- las expectativas para este año eran muy elevadas sobre la base de la flexibilización de las sanciones, pero todo cambió.
Ante la negativa de Nicolás Maduro de permitir unas elecciones presidenciales competitivas, donde la oposición participe con maría Corina Machado, la candidata escogida en sus primarias, voceros de Estados Unidos han señalado que Washington contempla imponer nuevamente las sanciones al petróleo a partir del próximo 18 de abril.
Maduro argumenta que Machado está inhabilitada a través de un procedimiento que la oposición y Estados Unidos consideran fraudulento. En este entorno el riesgo del regreso de las sanciones es elevado.
El retorno de las sanciones pondría en marcha una cadena donde un menor ingreso del gobierno se traduce en menos gasto público y en menos divisas para mantener estable el tipo de cambio, con lo que el consumo perdería estímulo y la economía, ya bastante débil y enana, tendría menos combustible.
El principal impacto de la flexibilización de las sanciones, vigente desde octubre de 2023, es que la administración de Nicolás Maduro puede vender petróleo a precios de mercado y no a través de intermediarios que aplican un descuento de entre 30% y 50%.
Gracias a esta facilidad en el último trimestre Venezuela comenzó a exportar petróleo a Estados Unidos e India a precios de mercado. Si retornan las sanciones lo previsible es que esta ventana se cierre nuevamente y el gobierno de Nicolás Maduro reciba menos ingresos.
Síntesis Financiera calcula que entre abril y diciembre de este año, en el escenario de que retornan las sanciones, la administración de Nicolás Maduro dejaría de recibir 2 mil 300 millones de dólares, una cifra que estaría en torno a 2% del PIB.
La mayoría de las consultoras y entidades financieras previó a principios de año que la economía saldrá este año del clima recesivo que la envolvió en 2023 gracias a que el mayor gasto del gobierno, en remuneraciones y transferencias, en un año de elecciones, impulsará el consumo.
Este escenario seguiría vigente aun de concretarse la aplicación severa de las sanciones, pero con menor intensidad. Ecoanalítica, por ejemplo, contempla 10% de crecimiento de mantenerse la flexibilización de las sanciones y 4% si se aplican nuevamente a partir de abril.
El problema es que la economía venezolana perdió tres cuartas partes de su tamaño entre 2014-2021, por lo tanto, se trataría de un crecimiento de 4% respecto a una base muy baja, concentrado en pocos sectores y focalizado en las principales ciudades del país.
Un factor a tomar en cuenta es que un gobierno con menos caja en dólares tendrá más inconvenientes para mantener la estabilidad del tipo de cambio, la medida que desde el segundo semestre de 2023 le ha permitido generar una señal de estabilidad y desacelerar la inflación.
Tras años de una inflación meteórica y devaluación constante, los venezolanos han perdido la fe en la moneda, por tanto, la inyección de bolívares a la economía a través del gasto del gobierno rápidamente se traduce en demanda de dólares.
Para mantener la estabilidad de tipo de cambio el Banco Central vende semanalmente alrededor de 80 millones de dólares, en un entorno de menos ingresos de divisas por el impacto de las sanciones, habrá menos holgura para mantener este flujo.
Aunque no contempla ir a unas elecciones competitivas, Maduro necesita aumentar su aprobación y mejorar el paupérrimo ingreso de los trabajadores públicos, pensionados y jubilados.
La estrategia para comenzar a mejorar el ingreso de los trabajadores públicos es aumentar el monto de bonos que están indexados al tipo de cambio oficial. Por tratarse de bonos y no ser parte del salario no tienen impacto en el cálculo de vacaciones, prestaciones sociales y demás beneficios.
Síntesis Financiera afirma que “así moderará los saltos en el gasto público, el tipo de cambio y la inflación en los meses en los cuales se pagan beneficios laborales vinculados al salario”.
A partir del primero de febrero el ingreso que obtienen los trabajadores públicos, por el “bono de guerra económica” más el bono de alimentación aumentó desde el equivalente a 70 dólares hasta 100 dólares, un alza de 42,8%.
Nicolás Maduro dejó en claro que solo es el comienzo: “A buen entendedor pocas palabras, empezandito el año esto es un primer empuje”.
Los pensionados y jubilados recibieron un aumento más modesto pero todo apunta a que en lo que resta de año obtendrán nuevos incrementos.
Fuentes del Banco Central explican que si bien el retorno de las sanciones tendría un impacto en la caja, el gobierno acumuló recursos previendo ese escenario y tiene dinero para realizar al menos otro aumento en el monto de los bonos antes de que se realicen las elecciones presidenciales.
Además, habrá más presión para recaudar impuestos. La semana pasada Nicolás Maduro anunció que “se acabaron las exoneraciones tributarias. Y el que no paga completo los tributos vamos por él. A pagar cien por ciento de los tributos para poder impulsar los tributos internos que es el fortalecimiento del nuevo modelo”.
Los jóvenes también están en el foco de la campaña y principalmente se buscará que los que tengan planes para concretar emprendimientos reciban créditos a través del nuevo programa Gran Misión Venezuela Joven.
“Quinientos mil jóvenes con su crédito como meta de este primer semestre de arranque. Atención emprendedores jóvenes. Atención. Vamos por ustedes pues” dijo Maduro.
Agregó que “hay un plan de billetera digital de crédito y financiamiento para los jóvenes que van a quedar locos”.
El limitado impulso al consumo del gasto público se traduciría en un crecimiento bajo para una economía que se hizo enana y que de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas cayó 1,2% en 2023.
“La no recuperación del poder de compra del ingreso de los hogares, subyace a la raíz de este mediocre desempeño económico”, dice el Observatorio.
El regreso de las sanciones y un nuevo período de un gobierno no reconocido, desde una mirada más amplia, implicaría un retroceso en el objetivo de que Venezuela salga de la estabilización en el foso.
El país necesita inversión a gran escala para recuperar el suministro de energía y combustible, dos variables sin las que no es posible plantearse un crecimiento sostenido de la economía. Además es vital recuperar el acceso al financiamiento externo y reestructurar la deuda externa.
El retorno de las sanciones y unas elecciones no creíbles alejarían nuevamente la posibilidad de alcanzar estos objetivos e iniciar una recuperación en serio de la economía venezolana.
Caracas / Runrunes