Los comicios regionales de 2021 enviaron un claro mensaje a la oposición venezolana. La unidad era el rumbo a seguir para tener éxito en las próximas presidenciales de 2024.
En aquel momento, la fragmentación partidista hizo que el voto antichavista se dispersara y perdiera fuerza. A pesar de haber obtenido 54% de los sufragios, los adversarios y críticos del gobierno de Nicolás Maduro sólo triunfaron en cuatro de las 23 entidades federales en disputa. Mientras, el Gran Polo Patriótico obtuvo 19 gobernaciones con 46% de la votación. Distintos dirigentes políticos aseguraron que en caso de haberse presentado unidos a la consulta, los opositores se habrían impuesto en 10 o 14 estados del país.
Organizar unas primarias para escoger a un candidato único a la silla de Miraflores, donde todos los partidos antagonistas a Maduro pudieran participar, era el camino lógico por seguir.
Para el G4 y sus aliados -en ese entonces encabezado por Primero Justicia (PJ), Voluntad Popular (VP), Un Nuevo Tiempo (UNT) y el ala no judicializada de Acción Democrática (AD)-, no había otra opción.
La unidad era una tarea pendiente. Pero también lo era lograr motivar y movilizar al electorado dada la alta abstención de aquella consulta (57,74%).
Ya a comienzos de 2022 la dirigencia de la cúpula antichavista enfocó sus esfuerzos en unas primarias que pudieran rendir sus frutos en el lapso de año y medio.
Pero un escenario en el que la mayoría de las organizaciones políticas opuestas al chavismo se pusieran de acuerdo para elegir en unas primarias a un abanderado, era -y sigue siendo-, un objetivo poco menos que imposible.
Por un lado, está la Plataforma Unitaria Democrática -la anterior Mesa de la Unidad (MUD)-, encabezada principalmente por el G4 -que tras la disolución del interinato, y las disputas con VP, se convirtió en el G3-, sumado a otra veintena de partidos que incluyen al Movimiento por Venezuela, Encuentro Ciudadano, La Causa R, Proyecto Venezuela, Convergencia y Copei.
Por el otro, se encuentra la Alianza Democrática -conformada por agrupaciones con representación en la Asamblea Nacional (AN), como Avanzada Progresista; El Cambio de Javier Bertucci; Cambiemos de Timoteo Zambrano y las toldas controladas por juntas ad hoc designadas por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tras la intervención de AD, Copei y VP. Este grupo aglutinó en las regionales 1,2 millones de votos (14%). La cifra, sumada a las de otras organizaciones adversas al madurismo, supera los 2,2 millones de sufragios (22,7%) alcanzados por la MUD.
A pesar de que las regionales y las presidenciales son consultas con distinto tipo de arrastre para el electorado, lo cierto es que este caudal de votos fuera de la Plataforma Unitaria no puede ser desdeñado.
Sin embargo, desde comienzos de 2022, distintos voceros políticos, como el ex presidente del gobierno interino, Juan Guaidó, (VP) o el secretario de AD, Henry Ramos Allup, fueron tajantes en no aceptar la participación en las primarias de los llamados “alacranes”, dirigentes que, a su juicio, se “prestaron a robar” los símbolos y tarjetas de organizaciones opositoras.
En todo caso, resultaba claro que si la participación de partidos en la primaria iba a ser restringida de alguna forma, era necesario depurar y reacomodar las organizaciones de la Plataforma y, en algunos casos, remozar el liderazgo.
Luego del triunfo en los comicios parlamentarios de 2015, las expectativas depositadas en la dirigencia opositora tradicional comenzó a desinflarse - el fallido intento de golpe del 30 de abril de 2019 fue uno de los principales puntos de inflexión. Era necesario un cambio.
Tras la decisión de realizar las primarias, el primer partido en tomar la delantera en cuanto a una reorganización partidista y el debate en torno a las postulaciones fue el ala no judicializada de AD -seguida de PJ y VP.
Originalmente se había considerado el nombre de Ramos Allup como precandidato. Para el septuagenario líder la posibilidad de una postulación a la presidencia no era nueva. En 1998, cuando AD buscaba alternativas frente al aspirante del MVR, Hugo Chávez, se realizó una encuesta interna, pero Ramos Allup resultó desfavorecido. Al asumir la presidencia de la AN, 18 años después, el dirigente tuvo un breve periodo de popularidad, que intentó capitalizar. Pero la opción de lanzarse a la primera magistratura fue finalmente desechada.
Así, la tolda blanca, en un intento de renovación, dio a conocer tempranamente el nombre de su representante a las primarias: Carlos Prosperi, secretario de organización nacional del partido.
Entre tanto, otras agrupaciones que comenzaron a cobrar protagonismo luego de las regionales, como Fuerza Vecinal (FV) y la Alianza del Lápiz -sobre todo en Caracas y Miranda-, marcaron distancia con la Plataforma Unitaria, mostrando más interés en lanzar al ruedo electoral un candidato propio.
Otros dirigentes como Henri Falcón (quien dejó Avanzada Progresista para montar tienda aparte con su partido Futuro), y el politólogo Nicmer Evans, fundador del Movimiento Democracia e Inclusión (MDI), mostraron interés en medirse en la contienda interna, pero con los meses, ambos se bajaron del barco y se desmarcaron de la propuesta.
De esta manera, la estrategia de permitir la mayor diversidad de postulaciones y pluralidad en el proceso de selección -con las cuales se buscaba la unidad opositora y más participación ciudadana-, nacía con plomo en el ala. No habría un solo candidato, y en el mejor de los casos se apuntan al menos tres.
Con la publicación del reglamento para las primarias en octubre del año pasado, la oposición comenzó a avanzar de manera firme en la escogencia de su candidato único.
Desde la Plataforma Unitaria aseguraban que sí habría pluralidad en el proceso de escogencia.
El documento de 15 páginas -siete títulos y 54 artículos-, planteaba la firma de tres documentos.
Los aspirantes debían exhibir “un compromiso inequívoco con la lucha por la libertad, el rescate de la democracia, el respeto de los derechos humanos, la libertad de los presos políticos y el regreso de los exiliados”.
Asimismo, se debería suscribir una “declaración de principios democráticos para garantizar la gobernabilidad” que presentaría la Comisión Nacional de Primaria -instancia que de ahora en adelante se encargaría de organizar el proceso.
También se debería firmar un “Programa Mínimo de Gobierno acordado entre los precandidatos”, “reconocer los resultados que la Comisión proclame, y apoyar a quien resulte ganador”.
Este último está pendiente por ser suscrito.
Un mes después, en noviembre de 2022, fue designado el abogado constitucionalista, Jesús María Casal, como presidente de la Comisión Nacional de Primaria, lo que muchos consideraron un aval para la transparencia del proceso.
El primer paso del trabajo de la comisión, fue la elaboración del cronograma de la consulta, el cual fue publicado a mediados de febrero de este año.
La votación fue fijada para el 22 de octubre. Del 28 de febrero hasta el 19 de marzo se esperaba la juramentación de las Juntas Regionales, sin embargo, esta se terminó por realizar el 13 de abril.
Asimismo, aunque para el 24 de abril fue establecida la publicación de los seis reglamentos complementarios de la elección, esta se llevó a cabo el 8 de mayo.
La postulación de aspirantes a candidato presidencial se extendió del 24 de mayo hasta el 24 de junio -las autoridades dieron un día más de prórroga. Se aclaró que no habría restricciones para los interesados, estuvieran o no inhabilitados políticamente por el Gobierno.
Está previsto que la Campaña Electoral se desarrolle en un lapso de dos meses, contemplados entre el 22 de agosto y el 20 de octubre. En este plazo, además de actos de promoción, se contempla la realización de conversatorios o debates entre los distintos abanderados, a fin de evaluar sus propuestas.
Luego de la publicación del cronograma, dos puntos pasaron a ser prioritarios para la Comisión Nacional: el primero fue facilitar la participación de los venezolanos en el exterior, y el segundo, considerar el apoyo técnico del Consejo Nacional Electoral (CNE) en la organización de la consulta, para lo cual se nombró una comisión conjunta.
Así, el pasado 7 de junio se activó una aplicación web (www. primariaexteriorve.com) para que los connacionales residenciados en otros países actualizarán sus datos y ubicación a fin de lograr sufragar el 22 de octubre.
La Comisión Nacional de Primaria detalló que los venezolanos podrán votar en 81 ciudades distribuidas en 31 países. Según el artículo 12 del reglamento, la selección se hizo tomando en cuenta los puntos de “mayor concentración” de migrantes, según los datos oficiales de autoridades y organismos de los respectivos países.
El proceso de registro en el exterior finalizó el 10 de julio con más de 250 mil personas dispuestas a sufragar -encabezando la lista, los residenciados en Chile.
El segundo punto generó tensiones en el seno de la Plataforma Unitaria. La asistencia técnica del CNE fue consultada por la Comisión Nacional, esperando la habilitación de 5 mil centros de votación oficiales y el uso de 7 mil máquinas de escrutinio.
La idea fue rechazada por un sector de la Plataforma Unitaria -encabezado por Vente Venezuela (VV) y La Causa R- que advertía que el sistema automatizado no permitiría mantener en reserva la identidad de los votantes opositores y podría disuadirlos de participar.
Otro sector, representado por PJ, AD y UNT se mostró dispuesto a aceptar el apoyo del organismo.
Las diferencias se zanjaron rápidamente cuando el pasado 15 de junio ocho rectores del CNE (principales y suplentes) renunciaron a sus cargos.
Al quedar en el limbo la organización de la asistencia técnica -y previendo demoras e interrupciones derivadas de la escogencia de los nuevos rectores-, la Comisión Nacional decidió aprobar la realización de primarias autogestionadas, es decir, organizadas sin la intervención externa.
Transcurrido año y medio desde que la Plataforma Unitaria decidió orientar sus esfuerzos a la realización de las primarias, la fragmentación partidista, la falta de cohesión de los factores antichavistas y el riesgo de abstención en las venideras consultas continúan siendo los verdaderos enemigos a vencer por la oposición y las tareas urgentes por resolver.
Finalizado el lapso de inscripciones el sábado 24 de junio, la lista arrojó finalmente 14 candidaturas de tendencias variadas, incluyendo opciones independientes.
Meses atrás, el comediante y empresario Benjamin Rausseo, El Conde del Guacharo, se perfilaba como el outsider que podría desbancar a los aspirantes de la política tradicional, de acuerdo a distintos sondeos de opinión. Pero dos días antes de culminar las
postulaciones, Rausseo anunció que se desmarcaba de las primarias, para lanzarse en forma independiente en las presidenciales.
Esto, junto a las previsibles postulaciones en solitario de Fuerza Vecinal, Lápiz y organizaciones de la Alianza Democrática, apunta a que la dispersión del voto opositor se mantendrá en las presidenciales.
De cualquier modo, el listado de 14 aspirantes inscritos para la contienda ofrece opciones variadas para el electorado opositor.
Por un lado, están los candidatos independientes “antisistema” que canalizan el descontento hacía el G3 y la búsqueda de caras nuevas, -como por ejemplo María Corina Machado -ahora inhabilitada-, quien es calificada de “radical” por un sector de la Plataforma.
Por el otro, están los “tradicionales” con capacidad de movilización de sus respectivas maquinarias partidistas -como Capriles Radosnki con PJ o Prosperi con AD.
El volumen de participación de la ciudadanía en las primarias sigue siendo una preocupación: para algunos analistas la falta de centros de votación establecidos y fácilmente ubicables jugará en contra de la asistencia de electores a las urnas.
Históricamente la participación en unas primarias se ubica entre 12% y 15 % del registro. En este caso se apunta a un “poco más” -20%-, según señala el integrante de la Comisión de Primaria, Ismael Pérez Vigil.
La propia Comisión es consciente de las dificultades de ubicar puntos adecuados para el sufragio.
“Es una tarea muy exigente y sólo será posible alcanzar el éxito con una actitud de cooperación activa por parte de todos los factores políticos que acompañan el proceso y de la ciudadanía en general (…) La Comisión Nacional y las Juntas Regionales acrecentarán ahora sus esfuerzos para ubicar los lugares adecuados para la votación del 22 de octubre”, indicó a través de un comunicado.
A pesar de las incertidumbres y las amenazas que penden sobre el proceso, la Comisión Nacional ha adelantado la selección del personal electoral, los programas de formación de miembros de mesa y el sistema de transmisión de actas.
Pero además se busca incentivar la participación de organizaciones de la sociedad civil, estudiantes, además de los partidos políticos, en las regiones. Queda aún esperar si estos esfuerzos de la oposición resultarán efectivos.
Caracas / Rodolfo Baptista