Para el activista y vicepresidente del Foro Penal, Gonzalo Himiob Santomé, los Derechos Humanos no tendrá futuro mientras el Gobierno siga violando plenamente la Constitución. Dice que la Corte Penal Internacional (CPI) podría devolver la fe en la justicia y las leyes. Sin embargo, apunta, “nada está derecho” en Venezuela.
–Luego de las amenazas del Gobierno contra las ONG, ¿cómo ve el futuro de los Derechos Humanos en Venezuela?
–Incierto. Los cañones de la represión ahora nos apuntan directamente.
–¿Qué puede hacer la CPI por el país?
–Devolver la fe en la justicia y en las leyes.
–¿El derecho más torcido en Venezuela?
–Nada esta “derecho” en estos momentos.
–¿El deber menos cumplido por la “revolución”?
–Las revoluciones se basan en utopías que, por definición, son irrealizables. La deuda más grande de esta revolución es la de no haber satisfecho las expectativas de tantos que en su momento apostaron por un cambio para mejor.
–¿El derecho menos gozado?
–El derecho a la paz.
–¿La violación durante la democracia que llevó a este llegadero?
–El populismo y la corrupción.
–¿Ha violado el Gobierno la Constitución?
–De todas las maneras posibles.
–¿Y la oposición?
–También, pero más ha defraudado todas las esperanzas depositadas en ella. La única vocación visible de algunos de nuestros políticos es la de la decepción.
–¿Hay que modificar la legislación sobre el uso de armas?
–El problema de Venezuela no está solo en sus leyes, sino en la falta de voluntad para aplicarlas. Cambiar las leyes, por sí mismo, no soluciona ningún problema.
–¿Hasta qué punto se han violado los derechos de los trabajadores venezolanos?
–Ha sido muy grave la persecución de los trabajadores en muchos niveles. Desde amenazarlos, pasando por despedirlos injustamente y hasta por meterlos presos, el poder ha hecho de todo para mantenerlos bajo control.
–¿Quién podrá defender a los líderes sindicales presos?
–Nosotros podemos asistirles legalmente de manera gratuita, lo hemos hecho ya muchas veces, pero necesitan además del apoyo de todos.
–¿La diferencia en Venezuela entre presos políticos y políticos presos?
–La expresión “políticos presos” es usada de manera cínica para esconder o tergiversar la realidad de la persecución política. De hecho, muy pocos presos políticos se dedican a la política. Un preso político es una persona arbitrariamente detenida con la finalidad de cumplir objetivos políticos, no jurídicos ni válidos, determinados por las necesidades coyunturales del poder.
–¿Qué pasará con Roland Carreño?
–Es difícil saberlo, pero todo indica que se mantendrá encarcelado hasta que los objetivos que el poder desea cumplir con su injusta prisión se cumplan o hasta que para el poder el costo político de mantenerlo preso sea mayor que el “beneficio”, entendido éste como el provecho político o represivo que obtiene el poder de una determinada situación.
–¿El colmo de la impunidad nacional?
–Las violaciones a los Derechos Humanos, y especialmente las torturas, siguen mostrando las más altas tasas de impunidad.
–¿Quedará impune el caso el capitán de corbeta Rafael Acosta Arévalo?
–Por ahora pareciera que los eslabones superiores de la cadena de mando responsable de sus torturas y su muerte siguen eludiendo la justicia. Eso podría cambiar ante el Tribunal Penal Internacional, pero tomará tiempo.
–Con el levantamiento de sanciones Venezuela por parte de Estados Unidos, ¿se compromete a la justicia venezolana?
–No necesariamente, pero se envía un mensaje confuso a la comunidad internacional.
–¿Cómo terminará el caso de Alex Saab?
–No puedo decirlo. Las variables que influyen en ese caso son muchas y no son solamente jurídicas.
–¿Y el de los hermanos Flores?
–Tampoco puedo decirlo.
–¿Qué pasó realmente con los seis presos políticos estadounidenses?
–Se demostró que en su caso las variables políticas pesaban más que las jurídicas y que, consecuentemente, habían sido arbitrariamente detenidos.
–¿Es la petición de aliviar las sanciones estadounidenses contra Venezuela otra forma de capitulación por parte de la oposición?
–Algunos políticos ven ese tipo de solicitudes como una manera de “destrancar el juego”. El tiempo dirá si tenían la razón o no.
–¿Cuáles sanciones deben retirarse y cuáles no?
–Las sanciones que afectan a nuestra nación en general han sido perjudiciales. Caso distinto es el de las sanciones individuales contra personas que han violado los derechos humanos. Están últimas deben mantenerse.
–¿Se institucionaliza la tortura en Venezuela?
–Desde hace mucho, incluso desde antes de que Chávez llegara al poder, la tortura, lamentablemente, se había institucionalizado en Venezuela.
–Tras todo esto, ¿se consolida más aún el régimen de Nicolás Maduro?
–Yo percibo que el poder ha movido muy bien sus fichas y que ha sabido consolidarse. Que nos guste eso o no, es otro tema, pero esa es la realidad.
–¿Mejora el diálogo la situación de los presos políticos?
–No. Más allá de que a veces se produzcan algunas excarcelaciones (a las que luego siempre les siguen nuevas encarcelaciones) mientras el poder siga entendiendo a los presos políticos como “fichas” que puede llevar cada vez que lo desee a una mesa de negociación política, y mientras la oposición siga “comprándole” esa estrategia al poder, lo que estamos haciendo es perpetuar el ciclo de la represión. Si cada vez que “dialogas” liberas a presos políticos a cambio de ventajas políticas, y la oposición se presta gustosa a eso, ¿para qué va a dejar el Gobierno de tener presos políticos?
–¿Se debe seguir dialogando?
–Por supuesto, cualquier solución pacífica y concertada a la crisis política es bienvenida, pero poniendo como condición previa la excarcelación inmediata y sin condiciones de todos los presos políticos y el cese de la represión y de la persecución por motivos políticos.
–¿Por qué siempre sale favorecido el Gobierno?
–Porque estos diálogos no se dan en igualdad de condiciones. El poder sigue llevando la ventaja y siempre tiene el hacha sobre el cuello de los demás interlocutores.
–¿Ha sido suficiente la solidaridad con los presos políticos?
–Siempre es necesario exigir más solidaridad. La dinámica de nuestro país hace que cada día tengamos nuevos focos de atención con los cuales nos distraemos fácilmente. No podemos olvidarlos. No hay peor castigo para un preso político que el olvido.
–¿La solidaria necesaria?
–Con las personas que viven “fuera de la burbuja”, en esa otra Venezuela a la que no llegan las prebendas o beneficios de los que sí disfrutan las minorías.
–¿Es el éxodo una falta de solidaridad nacional?
–No lo creo. Es un mecanismo de supervivencia.
–¿Tiene las manos atadas el Foro Penal?
–En Venezuela no hay Estado de Derecho, eso nos limita mucho. Sin embargo, hemos desarrollado una visión de Litigio Estratégico que combina variables y acciones pacíficas que van mucho más allá de las netamente jurídicas y que han rendido muy buenos resultados, tanto a nivel nacional como a nivel internacional.
–¿Ha sido usted amenazado?
–Muchas veces.
–¿Un temor?
–Le temo mucho a los cobardes. Son capaces de vender hasta a su madre cuando las cosas se ponen difíciles.
–¿Una esperanza?
–La que veo todos los días en la gente que no se rinde y que, a pesar de todo, es capaz de hallar la luz hasta en la más densa oscuridad.
–¿Volverá la institucionalidad a la sociedad militar?
–Ojalá así sea.
–¿Dónde está el espíritu de lucha del venezolano?
–Está en cada uno de nosotros, por ahora ocupado de lograr nuestra supervivencia y de traer cada día el pan a la casa. Pero ahí está, no lo hemos perdido.
De perfil
Gonzalo Himiob Santomé, escritor, poeta y activista de derechos humanos, nació en Caracas en 1969. Es abogado egresado de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) en 1992 y Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas tanto por la UCV como por la Ucab; profesor universitario de pregrado y de postgrado. Columnista dominical del Diario La Voz. Entre sus trabajos, destacan “El gobierno de la intolerancia” (Libros de “El Nacional”, 2010) y, en el ámbito literario, sus dos libros de poemas titulados “Las otras lunas y el mundo” (2007); las “Crónicas del Rinoceronte, del León y de los Avestruces” (2007). Entre sus novelas se cuentan “Ausencias deja la noche” (2010) y “Sentir la sed” (Ficción Breve Libros, Venezuela, 2010). Ha sido abogado defensor en múltiples casos de persecución por motivos políticos. Es fundador y director del Foro Penal Venezolano.
Caracas / Jolguer Rodríguez Costa