Casi tres salarios integrales, de 10 bolívares, deben destinar los ciudadanos para adquirir tan solo un kilo de carne en Barcelona. De acuerdo con el lugar puede costar entre Bs 25 y Bs 27.
Para quienes dependen del salario mínimo y uno que otro subsidio, las opciones más económicas son los huesos blancos o rojos, que no se alejan mucho de los Bs 10, u otras proteínas como hígados, patas de pollo y asaduras que tampoco superan ese monto en la mayoría de los expendios.
Para Bernardo Palacios, la posibilidad de acceder a los productos cárnicos es reuniendo “unos cuantos bonos", aunque el dinero disponible no le garantice llegar al kilo. En el mejor de los casos alcanza a comprar menos de 500 gramos para no dejar de llevarla a la mesa.
Quienes tienen probabilidades de hacer compras un poco más amplias son los que trabajan de manera independiente o en el sector privado. No obstante, la reducción de porciones es su alternativa a la hora de abastecerse debido al costo de los rubros cárnicos y lácteos.
“Por suerte, desde hace cinco meses, tenemos un empleo con ingresos más estables y podemos volver a comer carne, pero aun así preferimos seguir comprando de a poquito para llevar variedad en proteínas. Pero en los últimos días se han visto tantos incrementos que 20 dólares solo dan para dos pollos chiquitos, una mortadela, un cuadrito de queso y, si acaso, unos cuantos huevos”, destacó.
Barcelona / Milena Pérez