Más de 1.200 migrantes, en su mayoría, haitianos, nicaragüense y venezolanos, salieron caminando en una nueva caravana desde Tapachula, en el sur de México, para unirse a la concentración de 8.000 personas en movilidad que esperan posibles beneficios del diálogo con autoridades migratorias este lunes.
El asentamiento migrante salió el pasado 30 de octubre y recorrió casi 50 kilómetros en tres días hasta Huixtla, otra localidad del sureño estado mexicano de Chiapas.
El contingente se organizó desde hace un mes y su principal objetivo es obtener documentos para su tránsito legal hacia la frontera norte de México con Estados Unidos.
Tras su arribo el pasado miércoles, los casi 8.000 migrantes se instalaron debajo de un domo, se cosieron los labios, quemaron piñatas con la imagen del titular del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño y ahora esperan a esta nueva caravana de cerca de 1.200 personas en tránsito.
Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras (PSF), detalló que, a través de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), buscarán un acercamiento con las autoridades migratorias para encontrar una solución y puedan otorgar Formas Migratorias Múltiples (FMM), por 20 o 45 días.
«Esta es la segunda caravana, el segundo número de personas que han decidido salir de la cárcel de Tapachula”, criticó ante el retraso de autoridades migratorias para dar solución a los miles de migrantes que quedan varados en la frontera mexicana con Guatemala.
Mujica también demandó atender la crisis humanitaria, pues advirtió que el flujo migratorio hacia México continúa, exponiendo a migrantes a emprender un viaje por rutas peligrosas y sin papeles.
En este sentido, el director de PSF pidió al Gobierno mexicano valorar a su personal, el cual, afirmó, “no está trabajando, hemos visto a otros delegados de Migración qué trabajaban a medias y el actual ha abandonado la crisis migratoria y no hay respuesta».
Julio Lorenzo, migrante de Nicaragua, sostuvo que llevan días esperando en Tapachula y ahora que salió la caravana, “es caminar y buscar una mejor calidad de vida”.
Dijo que la situación en su país es complicada, difícil y problemas de persecuciones que les perjudica.
«Ahora que va la caravana, a dios gracias, estamos todos en conjunto, un poco cansados, pero vamos de frente, esa es la idea llegar a Huixtla, buscar un trabajo, porque no queremos ser una carga para el país», expresó a EFE.
En Nicaragua, este migrante, quien carga una maleta y camina a paso lento con su familia, era agricultor y campesino y afirma que huyó por la dictadura.
Otro migrante, de Venezuela, Jonás Lamas, quien ingresó por la frontera de Guatemala, indicó que, debido a la crisis y a la ola migratoria, tienen que caminar en caravana para evitar ser detenidos.
«El objetivo es llegar a Huixtla, para pedir el documento con las demás personas para poder circular con un permiso de 45 días», explicó.
Sin papeles, Lamas radicó 6 años en Colombia, para luego salir a raíz de la crisis de Venezuela, donde trabajó en la industria de la construcción y como chófer de transporte público.
Esta es la segunda caravana de migrantes, pero será la más difícil porque tendrá que caminar 50 kilómetros en un solo día, aunque algunos grupos han considerado hacer descansos y otros prefieren avanzar.
Ciudad de México / EFE