Miguel Cabrera pasó las últimas dos temporadas buscando hitos y alcanzando números que ningún otro jugador venezolano había logrado antes. Ahora está lidiando con un periodo de capítulos finales: Un último programa de entrenamiento invernal, una última temporada para jugar el juego que tanto quiere y en el que ha tenido éxito por tantos años, una última oportunidad de entrar a la caja de bateo y mirar al lanzador y un momento final para conversar entre risas en la primera base.