Todo parecía más despejado para la economía venezolana: el acuerdo de Barbados prometía una salida negociada a la crisis política, Estados Unidos había flexibilizado las sanciones y por ser un año de elecciones presidenciales se esperaba que el gasto público impulsara el consumo, pero no ha sido así y las expectativas decaen.
Tras la inhabilitación de candidatos y pocos avances en las condiciones electorales Estados Unidos implementó nuevamente las sanciones, la campaña electoral es sumamente corta y el consumo sigue deprimido.
A pesar de estas condiciones se espera que la economía crezca, pero menos. Ecoanalítica, que esperaba un crecimiento de 10% en su escenario base, ahora pronostica 5% y el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello, que esperaba 5,5%, disminuyó su estimado a 4,5%
Igualmente Oikos Research, que esperaba crecimiento en un rango de 3-6%, ahora señala que su escenario base es 3% “y ello sujeto a que se dé una recuperación del consumo de los hogares, el cual aún no se ha materializado finalizando el mes de abril”.
Washington anunció que no renovará la licencia 44 emitida hace seis meses, el instrumento que le permitió al gobierno de Nicolás Maduro vender petróleo a precios de mercado, sin intermediarios que aplican un descuento de hasta 30% para evadir las sanciones y transportar el crudo hasta Asia.
Las compañías afectadas por la cancelación de esta licencia tendrán hasta el 31 de mayo para apagar las operaciones en curso, un lapso con el que la administración de Joe Biden espera no generar “efectos indeseados”.
No obstante la medida dejó abierta la posibilidad de que las empresas que hayan comenzado operaciones bajo la licencia 44 soliciten una licencia particular a fin de continuar con sus transacciones.
Desde que se flexibilizaron las sanciones el primer comprador de petróleo venezolano ha sido India a través de la empresa Reliance. De acuerdo con datos de Kpler en enero de este año India compró a Venezuela un promedio de 255 mil barriles diarios, una cantidad que representó la mitad de las exportaciones.
Esto implica que si Estados Unidos otorga una licencia especial a Reliance y a otras empresas de India, el impacto en la caja del gobierno sería menos relevante.
Síntesis Financiera considera que bajo este esquema de licencias individuales el gobierno dejará de recibir mil 800 millones de dólares por exportaciones petroleras este año.
La reducción de ingresos significaría menos recursos para vender dólares en el mercado cambiario y mantener el anclaje del tipo de cambio, la medida que junto a la precariedad del consumo y el recorte del gasto público, ha permitido desacelerar la inflación que en 2023 cerró en 189% y este año se espera que finalice por debajo de 100%.
Un aspecto a considerar es que el fin de la flexibilización de las sanciones afectará las importaciones de diluyentes desde Estados Unidos, un componente esencial para procesar el petróleo pesado de la Faja del Orinoco.
En 1999, al llegar el chavismo al poder, Venezuela producía 3,1 millones de barriles diarios de petróleo. La falta de inversión y la pésima gerencia tuvieron consecuencias y no solo no se cumplieron los planes de aumento de la producción sino que en 2018 se había reducido a un tercio.
Las sanciones profundizaron el colapso y la producción se redujo hasta 600 mil barriles diarios. En noviembre de 2022 Estados Unidos permitió a Chevron producir y exportar petróleo desde Venezuela con la licencia 41, gracias a la cual la producción ha aumentado lentamente desde entonces hasta 800 mil barriles diarios, una cantidad similar a la de 1945.
Asimismo hay acuerdos que permiten operaciones de Repsol, ENI y Maurel & Prom. Sin embargo las perspectivas son limitadas por la inestabilidad política, algo que se acrecienta con la no renovación de la licencia 44.
Las casas matrices de estas empresas, al igual que Chevron, no quieren aumentar el riesgo en Venezuela de manera significativa y las inversiones son reducidas.
Al tomar en cuenta este factor, junto a elementos estructurales que limitan las inversiones en petróleo como la excesiva carga tributaria, la obligatoriedad de asociarse con Pdvsa, la empresa del Estado; escasez de recurso humano y fallas en el servicio de electricidad, las perspectivas de la producción no son muy alentadoras.
El Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB indica en su informe que “la tasa de expansión esperada del PIB se ha ido ajustando a la baja en la medida que hemos avanzado en el primer trimestre, producto de una progresiva corrección en las expectativas sobre el crecimiento en el sector petrolero”.
No obstante se espera que la producción aumente aunque a paso lento. El instituto espera que el promedio de la producción de este año se ubique en 862 mil barriles diarios, lo que se traduciría en un alza de 16% respecto al promedio de 2023.
Este aumento de la producción petrolera es el principal sustento del estimado de crecimiento de la economía para este año.
A finales del año pasado se esperaba que el gobierno, por tratarse de un año de elecciones presidenciales, aumentara de manera importante el gasto público a través de incrementos relevantes en los bonos que reciben los trabajadores públicos y los pensionados.
Pero las elecciones se realizan el 28 de julio, no en diciembre, y hasta ahora el gobierno ha limitado la expansión del gasto a fin de no inyectar bolívares a la economía que se desplacen a la compra de dólares y acaben con el anclaje del tipo de cambio.
Si bien es previsible que haya un aumento en los bonos que reparte el gobierno hay que tomar en cuenta que el consumo es muy limitado: actualmente el salario mínimo en la administración pública equivale a menos de cuatro dólares y se complementa con bonos que solo suman el equivalente a cien dólares al mes, es decir, aunque se concrete algún aumento la capacidad de compra seguirá siendo bastante baja.
En el sector privado las remuneraciones son más altas que en el sector público pero siguen siendo ínfimas. Conindustria, el gremio que agrupa a la manufactura privada, indica que al cierre de 2023 se ubicó en 196 dólares, una cifra enana en la región en un contexto en el que los precios son similares o superiores al resto de los países latinoamericanos.
El Observatorio Venezolano de Finanzas indica que al cierre del primer trimestre de este año la remuneración promedio en el comercio y los servicios del Área Metropolitana de Caracas es de 205 dólares para los obreros.
Las empresas producen bienes, como alimentos o textiles y servicios, como alquileres o consultas médicas. Al venderlos, obtienen ingresos que entre otras cosas sirven para pagar salarios. Por esta razón, cuando se produce poco hay menos holgura para aumentar las remuneraciones.
Los datos provenientes de la manufactura privada son elocuentes. Al cierre de 2023 las empresas de sectores como alimentos, textiles, químico, metales y plástico, entre otros, solo utilizaban en promedio 37,5% de su capacidad instalada, una magnitud bastante baja respecto a países como Colombia, Brasil, Argentina y Perú donde supera 60%.
La economía da vueltas en un círculo vicioso: la poca producción en las empresas y la caída de los ingresos del sector público conduce a remuneraciones muy bajas y a un consumo muy limitado que no permite un alza importante de la producción y la inversión.
Por ahora no hay señales de que este círculo pueda romperse, por lo tanto, el crecimiento que se espera del sector no petrolero es bajo. El Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB proyecta una modesta alza de 2,4% y Oikos Research considera que no tendrá crecimiento alguno.
El colapso del socialismo del siglo XXI generó una larga recesión y un ciclón hiperinflacionario que pulverizó el PIB a la cuarta parte y convirtió a la economía venezolana en una enana respecto a países como Colombia o Perú.
Expertos coinciden en que el país necesita crecer a una tasa de al menos 7% por más de veinte años para regresar al PIB que tenía en 2013 y para ello es vital la inversión masiva en petróleo a fin de elevar la producción de manera significativa y financiamiento de los multilaterales, dos condiciones que no lucen posibles en lo inmediato.
El Instituto de Investigaciones Económicas de la UCAB precisa que si se concreta su estimado de crecimiento el “tamaño de la economía este año sería similar a la que ya había alcanzado en 1969”.
Caracas / Runrunes