La reconversión de estaciones de servicio subsidiadas a internacionales o dolarizadas, como también se les llama, ha generado malestar y preocupación en la isla de Margarita, donde los conductores enfrentan largas colas durante toda la noche para conseguir combustible a bajo costo, el cual cada vez más escaso.
Gabriel Alarcón, secretario estadal de Primero Venezuela en Nueva Esparta, alertó sobre el impacto de esta medida. "En las últimas dos semanas, nos han quitado cinco bombas subsidiadas de las 36 que inicialmente había. Ahora solo quedan tres. Vamos hacia un escenario donde todo será a precio internacional, pero con un salario mínimo venezolano".
Criticó la contradicción en un país petrolero: "Es impensable que con tanta riqueza, el pueblo sufra así. Sea por sanciones o errores del gobierno, el margariteño paga las consecuencias".
Hizo un llamado a reconsiderar la política, especialmente en una isla dependiente del turismo y la pesca artesanal.
La estación de servicio (E/S) Santa Ana volvió a ser escenario de largas filas anoche. Decenas de vehículos se extendieron sobre la autopista Hugo Chávez Frías, con conductores esperando horas, incluso pernoctando, para acceder a gasolina subsidiada.
"Si nos formamos dentro del pueblo, no se mueve nadie. Aquí al menos hay espacio, aunque debamos dormir en el carro", explicó José González, quien pasó más de seis horas en la fila.
María Fernández, madre de dos hijos, relató el sacrificio: "Llegué a las 10:00 pm y cargué a las 4:00 am. Aguantamos hambre, sueño y calor para ahorrar".
La reconversión de estaciones ha reducido drásticamente las opciones económicas, obligando a los margariteños a depender de pocas bombas subsidiadas. Autoridades desvían las colas a la autopista para evitar el colapso urbano, pero la medida no resuelve el fondo, el acceso a combustible se vuelve un lujo para muchos.
Nueva Esparta / Mario Guillén Montero