Wael Raad, presidente de la Cámara de Comercio del estado Anzoátegui, señaló que la inestabilidad económica producto de la crisis del país trae consecuencias de las que poco se habla y, sin embargo, tienen un impacto relevante en el aspecto familiar e incluso en el mental.
“El 90% de la población venezolana no tiene un ingreso monetario fijo, sino que vive del día a día porque el salario mínimo es uno de los más bajos del continente”, señaló.
A su juicio, esto acarrea efectos negativos en los matrimonios, como, por ejemplo, separaciones. Y a eso hay que sumarle “enfermedades casi que invisibles como la ansiedad, depresión, nervios, etc”.
El gremialista resaltó que la dolarización de facto en el país ha sido una gran ayuda para la economía y ha colaborado en ir reduciendo situaciones como las antes mencionadas.
Además, señaló que permite la inversión, que a su vez es un respiro y un avance mientras el aparato productivo va despertando de unos largos ocho años de recesión; aunque todavía haga falta mucha voluntad política.
Puerto La Cruz / Javier A. Guaipo
