A comienzos de año, la idea de unas primarias para elegir a un candidato único destinado a medirse con el chavismo en las presidenciales de 2024 parecía la solución ideal para los problemas que arrastraba una oposición, atomizada al extremo y, cada vez, más hundida en sus diferencias.
Pero tal como ha ocurrido en las dos últimas décadas, la mayoría de las estrategias a las que ha apostado el antichavismo no resultan fáciles de ejecutar. Y esta no va siendo la excepción.
La semana pasada, la Alianza Democrática -agrupación de más de una veintena de partidos al margen del llamado G4-, anunció que no participará en una eventuales primarias, y que promoverá la vía del consenso para definir al abanderado presidencial del 2024.
“Esta candidatura incluso podría ser encarnada por una figura no proveniente de las organizaciones partidistas, ni del mundo de la política (un outsider)”, explicó Timoteo Zambrano, dirigente de Cambiemos y diputado a la Asamblea Nacional (AN).
De esta forma, quedaron planteadas las dos opciones del debate actual: primarias versus consenso. Todo sucede mientras en paralelo, se lanzan al ruedo aspiraciones como la Bernabé Gutiérrez, que encabeza el sector de Acción Democrática (AD) legitimado por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ); la de Antonio Ecarri, de la Alianza del Lápiz o la de María Corina Machado, de Vente Venezuela.
La pregunta que queda en el aire es si con este escenario se anula, de entrada, la intención de amplitud y legitimidad que buscaba inicialmente la consulta interna.
Las primarias, impulsadas por la Plataforma Unitaria, -organización encabezada por las alas no judicializadas de AD y Voluntad Popular (VP) además de Primero Justicia (PJ) y Un Nuevo Tiempo (UNT), entre otras-, estarían planteadas para 2023.
El pasado 28 de junio, el secretario general de la plataforma, Omar Barboza, dio a conocer un documento, oficializando la iniciativa y señalando que en ella podrá participar “todo demócrata que quiera un cambio para el país”.
Aunque según fuentes extraoficiales, la Plataforma Unitaria no estaría negada a un acuerdo y estaría explorado la posibilidad de consenso, lo cierto es que muchos de sus voceros han dejado claro, que no está planteada la inclusión de los llamados “alacranes”, representantes de los partidos aceptados por el Gobierno y que por vía judicial se hicieron con los símbolos y tarjetas de las organizaciones partidistas.
Todo lo anterior parece apuntar a que en las presidenciales habrá varias figuras opositoras en el tarjetón. Esto si no se logra un cambio radical en las posiciones de la dirigencia antichavista en los próximos meses.
Distintos analistas consultados por El Tiempo, difieren también sobre la conveniencia de uno u otro método de escogencia.
El politólogo y coordinador regional del Centro Gumilla, Piero Trepiccione, no cree que el actual debate de primarias versus consenso anule la posibilidad de que a futuro se pueda concretar un candidato de amplia aceptación, que garantice una alta votación opositora para las presidenciales.
Para el experto, lo que falla en la oposición es la forma de procesar sus diferencias.
“El problema actual es que hay demasiados intereses. Persiste la fragmentación y las diferencias, que deberían ser normales en cualquier proceso político en Venezuela o alrededor del mundo. Lo que no es normal es la forma de procesar esas diferencias. Allí es donde el liderazgo político opositor está fallando”.
Trepiccione cree que una candidatura de consenso es válida y puede estar sobre la mesa de debate, no obstante, considera que frente a la fragmentación opositora esa fórmula luce “demasiado complicada en este momento” y con “poca viabilidad”.
“Es mucho más fácil apelar a unas primarias y buscar quien pueda conectar su narrativa con los deseos y las necesidades reales de la población. El consenso sería estratégicamente ideal, pero ante el momento político que vive la oposición es muy difícil realmente accionar en esta dirección”.
Agrega que frente a lo “rápido que se violan los acuerdos políticos” dentro del liderazgo antichavista, las primarias serían la opción más “realista”.
Del otro lado de la acera, el politólogo Daniel Santolo, opina que el problema de las primarias es que el sector que representa la Plataforma Unitaria no está dispuesto a abrir las puertas para la participación de todas las opciones.
“En declaraciones a los medios, Omar Barboza, en representación de la Plataforma Unitaria, dice que los que vayan a participar deben ser ‘demócratas probados’, o se usan calificativos en contra un sector de la oposición a los cuales se busca excluir”.
A juicio del analista, las primarias no van a resolver el problema de la unidad político-electoral en el antichavismo. Apuntó que la población opositora que no está alineada con la Plataforma Unitaria aglutina un porcentaje importante de votos.
Vale señalar que en los comicios regionales de 2021, la Alianza Democrática y las toldas independientes y emergentes (como Fuerza Vecinal y la Alianza del Lápiz) lograron alrededor de los 2 millones de votos, una cifra similar a la obtenida por la Plataforma.
Santolo insiste en que la opción más valida es la del consenso de las fuerzas políticas en torno a una figura con suficiente autoridad que permita gobernar para todos “incluyendo para el chavismo”.
“Una dilema político no se resuelve con un ‘tecnicismo’. Y las elecciones primarias son un tecnicismo. Por ejemplo, ¿el hecho de que María Corina Machado gane hipotéticamente unas primarias obligaría al resto de los partidos a apoyarla, cuando muchas organizaciones no comulgan con sus políticas? Eso es lo que habría que tomar en cuenta”.
Para el consultor e investigador en Gerencia Pública, Raniero Cassoni, ni las primarias, ni el consenso son necesariamente garantías de éxito electoral para la oposición.
“Claro que la concertación pudiera ser una opción interesante. Pero el tema aquí no está en que tanta legitimidad puede obtener un candidato por la vía del consenso o las primarias. Lo que importa en este caso es lograr la unidad. Si el método puede ser el consenso y se eluden las primarias pues habrá que ver cuántos factores lo aceptan, y termine por ser efectivo”.
Lograr el consenso representa un esfuerzo de gran envergadura moral colectiva en este momento, y requiere de tiempo y compromiso.
Es por ello por lo que los analistas consultados apuntan que el escenario más probable, si no hay un giro que deje atrás la mayor parte de diferencias, es que en 2024 haya varios abanderados. En ese caso los votantes tendrán que decidir el mismo día de la elección sus preferencias sobre cuál candidato reúne las mejores condiciones.
Caracas / Rodolfo Baptista
