El presidente nicaragüense Daniel Ortega aceptó iniciar un diálogo con el sector privado para revisar las reformas al seguro social, que han provocado manifestaciones por cuatro días consecutivos entre quienes las rechazan y las apoyan, con saldos de más de 15 muertos, decenas de heridos y detenidos.
El anuncio del gobernante en cadena nacional causó una nueva ola de violencia en las calles de diferentes zonas del país, ya que limitó el diálogo únicamente con el sector empresarial y no a otros sectores sociales; y acusó a los manifestantes en su mayoría jóvenes estudiantes universitarios, de no saber las razones por las que luchan debido a que están manipulados por sectores políticos que no identificó.
“El Cosep (sector privado) planteó retomar el diálogo y nosotros estamos totalmente de acuerdo con retomar el diálogo, para la paz, para el trabajo y que no haya más terror para las familias nicaragüenses”, dijo Ortega flanqueado por su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, la jefa de la Policía, comisionada Aminta Granera y el jefe del Ejército, general Julio César Avilés.
Ortega dijo que “unas minorías” están manipulando a la población para crear el caos y que hasta han incorporado a pandilleros en las protestas y que por ellos es que han sido reprimidas por las autoridades policiales.
“Esto que está aconteciendo en nuestro país, no tiene nombre, los muchachos que ni siquiera saben el partido que los están manipulando, porque eso se puede hacer a través de las redes (sociales) y les hacen creer que lo que se está haciendo es malo en contra de los asegurados”, añadió Ortega.
“Incorporan a pandilleros a las protestas de los muchachos y criminalizan las protestas; por eso los ponen en riesgo”, sostuvo el gobernante, que no había aparecido en público durante los primeros tres días de manifestaciones.
El discurso provocó que miles de personas salieran nuevamente a las calles en Managua, León, Matagalpa, Masaya, Granada, Carazo y Estelí, regiones que han estado en permanente manifestación en contra de las reformas. Hasta en la noche del viernes, Murillo afirmó que los muertos eran nueve, pero un conteo de organismos de derechos humanos que siguen las protestas, cuentan al menos 15 muertes.
“Estamos en las calles pidiendo la salida de Ortega y su esposa, ya esto trascendió el tema del Seguro Social, aquí ha habido muertos, heridos y ni quiera pide perdón por sus muertes ni por la represión salvaje contra la población, esto es una dictadura sangrienta que debemos sacar (del poder)”, dijo Mauri Hernández, una de las miles de manifestantes que está en la rotonda de la Centroamérica en el centro de la capital.
El Consejo Superior de la Empresa Privada emitió un comunicado el sábado condicionando el diálogo que ha aceptado Ortega al cese de la represión, la liberación de ciudadanos y el respeto a la libertad de expresión, mientras el gobierno mantiene fuera del aire al canal privado 100%Noticias por transmitir las protestas.
“No podemos ir a un diálogo si no se cumplen estas mínimas condiciones para establecerlo”, se señaló en el comunicado.
Los choques violentos entre estudiantes y policías, se mantienen en la Universidad Politécnica de Nicaragua, uno de los bastiones más fuertes de los protestantes.
“Estamos firmes, no nos van a cansar, aquí daremos el todo, hasta que el gobierno entienda que no va a seguir haciendo lo que le dé la gana”, dijo a la AP vía telefónica desde el interior, Lombardo Ruiz Picado, uno de los líderes de los jóvenes.
El viernes por la noche, después de conocer llamados de la ONU, Amnistía Internacional y la OEA a respetar las protestas y acabar con la violencia estatal, la vocera del gobierno Rosario Murillo, anunció que Ortega estaba dispuesto a dialogar las reformas y eso cesó un poco las protestas. Sin embargo, horas después en la madrugada del sábado, el gobierno envió tropas del Ejército a la ciudad de Estelí al Norte de Managua, convertida en uno de los focos de las protestas.
Las tropas entraron como apoyo a la policía y replegaron a los manifestantes. Medios locales afines al gobierno, mostraron imágenes de militares armados patrullando el centro de la ciudad e indicaron que resguardaban objetivos estatales, después que se dieran quemas de edificios públicos.
La Conferencia Episcopal de Nicaragua emitió durante la madrugada del sábado un comunicado condenado la represión contra los manifestantes y exigió al gobierno derogar las reformas al Seguro Social que iniciaron las protestas.
“Exhortamos a las autoridades del país a escuchar el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores que se han pronunciado al respecto de las reformas y derogarlas”, se lee en el comunicado de los obispos.
“Una decisión unilateral siempre trae consigo la inestabilidad social. Rectificar las decisiones tomadas es signo de humanidad, escuchar es camino de sensatez, buscar a toda costa la paz es sabiduría”, agregaron.
Ortega la promulgó por decreto y publicó en el diario oficial del Estado, en una decisión unilateral que fue rechazada por las principales cámaras empresariales del país.
Las reformas han sido criticadas por todos los sectores económicos, tanto empresariales como expertos, quienes afirman que las mismas, lejos de evitar la quiebra del Seguro Social, traerán desempleo e informalidad.
Managua / AP