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Oposición busca estrategia para retomar protestas de calle

noviembre 28, 2019
La falta de discurso en los partidos políticos ha sido uno de los señalamientos en contra de la oposición / Foto: Cortesía

“Guaidó, queremos el cese de la usurpación”, le gritaban los manifestantes mientras el presidente de la Asamblea Nacional y jefe encargado de la República, Juan Guaidó, hacía un mea culpa por no haber logrado el mantra planteado desde el 5 de enero de 2019.   

El 16 de noviembre, la oposición convocó a marchar en todo el país “por múltiples razones“, entre ellas, por reivindicaciones salariales y servicios públicos. En Caracas, la movilización partió desde cuatro puntos de concentración de los seis que se tenían previstos: Santa Fe, Bello Monte, Unicentro El Marqués y plaza Francia de Altamira.   

En el Sambil de La Candelaria los funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) dispersaron a los manifestantes con bombas lacrimógenas, mientras que en la plaza Las Tres Gracias no los dejaron ni siquiera concentrarse.   

El punto de llegada sería la plaza José Martí, en Chacaíto; allí se instalaría una tarima y un sonido para que la dirigencia opositora, en especial Guaidó, ofreciera una hoja de ruta, tras haber activado el mecanismo de calle. Sin embargo, a escasos minutos de que el líder opositor llegara a la concentración tuvieron que cambiar el lugar de llegada porque los proveedores del sonido fueron amedrentados por el Gobierno, según denuncias de la militancia de Voluntad Popular. Ahora sería en la misma avenida Francisco de Miranda, pero a la altura de la torre Europa.   

“Ya no queremos vivir así”, decía una mujer de la tercera edad que caminó desde Altamira con una bandera de Venezuela en sus manos. Su reclamo era preciso: tener calidad de vida. Ese precisamente era uno de los motivos por los cuales movilizarse masivamente.   

Objetivos  

La actividad tuvo afluencia de personas, pero no de la magnitud de las convocatorias de enero y febrero de este año. El politólogo Óscar Vallés refiere que la dirigencia opositora ideó una estrategia ambigua que le permitiera reunir a gran cantidad de manifestantes, luego de la última apuesta a la calle que se hizo hace más de seis meses. Exigir el derecho a la salud, a la educación y a la alimentación era el móvil.   

“Había gente que iba porque pensaba que habría calle sin retorno, porque estaban animados por reactivar la calle, por lo que quisieran. Eso hizo que la marcha no fuese un fracaso”, argumentó el académico, quien señaló que posicionar varias razones para manifestar favoreció más que colocar un objetivo en concreto.   

Por ejemplo, si Guaidó hubiese dicho que la movilización terminaría en la embajada de Bolivia en Venezuela, en la parte alta de Altamira, quizás la asistencia hubiese sido mucho menor, parecida a la que se hizo hacia Corpoelec, en la urbanización El Marqués, el pasado 24 de octubre.   

No sólo para idear la movilización se recurrió a  la ambigüedad, también lo hicieron para definir la “calle sin retorno”. Muchos esperaban que se les convocara a mantenerse en las calles porque se sentían motivados por las protestas en Bolivia que provocaron la salida de Evo Morales de la presidencia, pero Guaidó pidió atención y aclaró que la calle sin retorno que él planteaba estaba relacionada con la protesta permanente y una agenda que se estaría desarrollando, al menos, durante la próxima semana.   

Acompañar a los maestros, al gremio de enfermería y a los estudiantes fue la hoja de ruta que dio el presidente de la AN. Pero no todos escuchaban. El sonido y la tarima improvisada que se instaló en la Francisco de Miranda no llegaba ni siquiera a la cuadra de la concentración. Esa fue una de las razones por las que los ciudadanos comenzaron a retirarse. Consideraban que ya el propósito se había cumplido.   

Vallés advierte que ese plan incierto y que atrapa todas las opciones tiene un límite. Tratar de aplicar esa misma lógica a las protestas puede llevar al fracaso, en su opinión. “La ambigüedad puede ayudarlos para algunas estrategias, pero no para todas. Las expectativas cada vez son menores y a Guaidó parece que se le acaba el tiempo”, puntualizó.

Caracas / Sammy Paola Martínez

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