La arepa venezolana que se hace pincho. Dicen que en Venezuela todos los niños nacen con una arepa bajo el brazo. Se puede entender, entonces, lo que para el país latinoamericano significa este producto precolombino, cuyo origen se disputa con la vecina Colombia.
Y también son conocidas las dificultades que tienen muchos venezolanos para ganarse el pan, o mejor dicho, la arepa. Hace cuatro años, el chef venezolano Luis Ascanio no se lo pensó, ‘agarró’ la arepa y viajó a España. “Buscaba la forma de salir de allí, sentía que las libertades del individuo se terminaban”, explica a EFE sin querer profundizar más en la situación del país latinoamericano.
La ya de por sí difícil adaptación de un migrante a una nueva sociedad se agravó para él con la pandemia de la covid, aunque encontró como aliada a la montaña de Montserrat, en la provincia de Barcelona, que le sirvió de lugar al que salir una vez que se fueron relajando las medidas de confinamiento. Luis no lo duda: “Ser emigrante es nacer de nuevo”.
Esa nueva vida le dio entonces la oportunidad de comenzar una nueva etapa en la localidad de Carrión de los Condes, la provincia española de Palencia, una de las cunas del mejor pan, dónde pudo conocer la cocina tradicional de los pueblos castellanos y muchas de sus curiosidades, en los restaurantes de San Zoilo y La Corte.
Y en ese momento se abrió en la mente de Luis un mundo de ideas con un único fin: combinar lo mejor de la tradición culinaria venezolana con la cocina castellana, para lo que eligió un establecimiento de toda la vida, La Taberna del Peregrino.
Desde hace algo más de dos meses, carrioneses, peregrinos del Camino de Santiago y turistas ya disfrutan de la arepa con jijas (picadillo de chorizo), la arepa con pasta de morcilla o la arepa con perico -un sofrito con orégano y huevo-; en definitiva, un verdadero símbolo de cómo la vida mejora cuando se sabe elegir y combinar ‘lo mejor de cada casa’.
Abre todos los días el establecimiento a las seis de la mañana, consciente del servicio que puede prestar a los peregrinos que, especialmente en verano, inician una nueva etapa desde Carrión de los Condes, una de las paradas casi obligatorias del Camino de Santiago.
La arepa, explica Luis, “te da energía para cuatro horas”, así que recomienda tomarla por la mañana o al mediodía, en cualquiera de sus variedades.
Pero el cliente encontrará también otras tapas y raciones en las que podrá encontrar “combinaciones en el mismo plato” de sabores tradicionales y nuevos, lo que convierte a su cocina en una “tradición evolucionada”.
“No es algo para todos los días”, reconoce el propio chef, consciente de que las combinaciones en el mismo plato suelen aportar una alta carga energética y calórica, por lo que también intenta aportar a sus creaciones “menos carbohidratos y más vegetales y proteínas”.
‘Paté del hombre pobre’, ‘Escalivada (verduras a la brasa) con muslo de pollo o lacón’ o ‘Crema de berenjena asada en rodajas de pan’ son algunas de las ideas con mejor acogida en el catálogo de Luis.
Y el final de una historia, que siempre gusta que sea feliz, habla de una familia unida alrededor de un proyecto de vida, al que se han podido incorporar sus dos hijos, la madre de estos y amigos íntimos; un equipo familiar que, además, extiende la felicidad entre aquellos que, aunque sea puntualmente, participan en él como ‘vividores’ de la experiencia.
Madrid / EFE