Los cadáveres del vigilante Manuel Enrique Alfaro Salazar, de 26 años, y del albañil Cecilio José Romero, de 23, fueron encontrados por sus familiares a las 2:30 de la tarde de este sábado en un matorral del sector Llano Alto, en las adyacencias de la Curva de Juanita Mota en Clarines, a orillas del río Unare , municipio Manuel Ezequiel Bruzual.
Unos dos metros separaban a los cuerpos que estaban golpeados, amordazados y maniatados con cables. Alfaro tenía un tiro de escopeta en una axila y otro en la espalda. Romero recibió un disparo en el pecho y otro en un costado.
Ambos estaban desaparecidos desde el pasado viernes, día en que salieron de sus domicilios rumbo a sus sitios de labores. Alfaro residía en el sector Las Mercedes de Puerto Píritu y laboraba en la camaronera de Clarines. Romero vivía en la calle 1 de la urbanización El Paraíso de Bruzual y hacía labores de construcción.
Parientes informaron de tal hallazgo a oficiales del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Uniformados se trasladaron a la escena del doble homicidio para iniciar las averiguaciones. Realizaron el levantamiento de los restos que llevaron al anfiteatro del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses (Senamecf) en Barcelona.
Investigadores deducen que la venganza fue el móvil del doble homicidio, aunque no descartan otras hipótesis. Prosiguen con las averiguaciones para conocer las identidades de los responsables de las muertes de Alfaro y Romero.
Recolectores de aluminio
Un ama de casa que no se identificó contó que su esposo Cecilio, al igual que su amigo Manuel Enrique, recolectaba aluminio a orillas de la carretera de Clarines. Le pagaban con dinero en efectivo.
La mujer mencionó que se extrañó que su pareja no regresara a las 5:00 pm del viernes 11, tal como lo hacía todos los días, al domicilio que compartían con su hijo de 4 años y una bebé de cinco días de nacida. Agregó que a su marido le robaron el koala.
La viuda estaba acompañada del ama de casa Ana Romero y el funcionario policial Arquímedes Salazar, hermana y tío de Cecilio, respectivamente, quienes invocaron la justicia terrenal y divina.
El ama de casa Belkis Salazar también solicitó castigo para los autores del asesinato de su primogénito Manuel Alfaro. Aseveró que no le conoció enemistades a su hijo, quien era sano y trabajador.
Los criminales despojaron al joven de un bolso y la cartera con los documentos de identificación.
Manuel, quien se llamaba igual que su padre, estaba casado con Scartleth Romero, con quien tuvo un niño de tres años.
Clarines / Yraida Núñez