Ayuda gubernamental. Ese el clamor de los habitantes del sector Panamayal I, ubicado en la zona rural del municipio Simón Bolívar, para que atiendan las diversas necesidades colectivas que presentan para así poder gozar de una mejor calidad de vida.
Aunque el mal estado de algunas calles y el escaso asfaltado en otras es la primera cara que muestra la comunidad, los vecinos solicitaron que prioritariamente se aboquen a brindar el servicio de agua por tubería, pues aseguraron que dejó de funcionar hace más de 10 años
"Son demasiadas las necesidades, ve cómo están las calles, pero el agua es lo que más nos afecta, porque tenemos que sacar de donde no tenemos para llenar los tambores", expresó Beatriz Guarache.
Según vecinos, los camiones cisternas que se abastecen de la planta de Caigua les recargan el tambor a un precio que oscila entre Bs 60 y Bs 70, pero si el vehículo viaja desde Barcelona, el monto puede ser mayor.
"El agua por tubería llega hasta La Curbatera porque pusieron unos motores y están probando, pero, supuestamente, el proyecto viene para acá, esperemos que sea así", solicitó Franklin Bustamante, habitante de la calle Las Flores, la cual requiere asfaltado y aceras.
La vialidad de esta comunidad rural del municipio Simón Bolívar también requiere atención / Foto: Juan Rojas
De igual manera, en la comunidad aprovecharon de solicitar a las autoridades apoyo para sustituir los techos de todas las viviendas, los cuales se han dañado, al parecer, por la contaminación ambiental que proviene de la industria petrolera.
"Es una problemática muy fuerte, la cantidad de techos que hay dañados. Se han hecho reuniones pero no sé qué pasa, a la comuna llegan y reparten cinco láminas de zinc, que además de que no cubren la cantidad requerida por viviendas, carecen de buena calidad", manifestó José Morales.
Se conoció que la infraestructura donde funciona de manera administrativa el Núcleo Escolar Rural (NER) 182, el cual alberga a nueve escuelas del municipio Bolívar y cinco de Peñalver, también requiere atención.
Las instalaciones tienen el techo deteriorado, las paredes agrietadas, los baños inoperativos, las puertas carecen de seguridad, la iluminación es deficiente, no hay agua y no cuentan con las sillas suficientes para las reuniones que se suelen realizar con el personal del sector educación.
Barcelona / Elisa Gómez