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#ESPECIAL Magdymar León: “En Venezuela una generación de mujeres no conoce sus derechos y está atrapada en la lógica de la supervivencia” 

marzo 8, 2024
“Es urgente la educación sexual integral” apunta la coordinadora general de Avesa / Foto: Provea

Aunque no hay un tiempo delimitado para que una mujer, víctima de violencia, reconstruya su vida, en Venezuela el entorno judicial no aligera el camino.

Madgymar León, coordinadora general de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), enumera sin pausa las piedras de tranca: sistema de justicia colapsado, falta y formación de personal con perspectiva de género, programas de acompañamiento, asistencia legal, entre otros.

La reparación y recuperación de la mujer, como derechos, queda fuera del alcance del Estado, depende de los recursos económicos de la víctima.

Pero no sólo la impunidad se impone. Para León se ha naturalizado el sexo trasaccional como método de supervivencia. “Vemos como casi que se hace una recomendación a las chicas de que se consigan un “sugar daddy”, lo ven como una cosa chic, pero realmente eso es comercio sexual”. Otras están expuestas en Onlyfans, un servicio por suscripción que alberga contenido sexual.

Mientras, la expresión máxima de la violencia contra la mujer sigue sumando: en 2023 Utopix reportó 201 feminicidios.

En Venezuela crece una generación de niñas y adolescentes sin conocimiento sobre sus derechos. “Está atrapada en la lógica de la supervivencia, y tiene poca esperanza en las posibilidades de surgir y desarrollarse”, afirmó León.

Avesa publicó el año pasado un estudio donde encontró que 80 % de las niñas de 10 a 14 años de edad en las zonas rurales de los estados Sucre, Táchira y Apure, ya había tenido la experiencia de estar embarazadas.

-¿Cómo definiría la situación de los derechos de la mujer en el país? ¿Existe una desventaja con respecto a los países de la región?

-Estamos evidenciando un retroceso en los derechos de las mujeres. La crisis, el contexto político, la falta de avance en las políticas públicas genera esta situación. Si bien tenemos un marco jurídico que reconoce, al menos en el papel, los derechos de las mujeres, en la práctica esto no está ocurriendo (...) Estoy hablando de mujeres que no pueden tomar decisiones libres, conscientes e informadas sobre su reproducción; que tienen embarazos no deseados, que no tienen la capacidad de decidir si quieren ser madres o no. Esto definitivamente limita, reduce las posibilidades de que ellas tengan acceso a otras dimensiones de su vida. Quedan atrapadas en los cuidados y la reproducción y esto les dificulta estudiar, trabajar, desarrollarse profesionalmente, deportivamente, políticamente. Si nos ponemos a revisar cada una de estas dimensiones, vamos viendo que no estamos avanzando.

Avances insuficientes

-Sobre la Ley sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de 2007, ¿quedan normas de ese instrumento que no han sido ejecutadas? ¿Los delitos siguen tratándose como delitos comunes y no con perspectiva de género?

-Ha habido avances en la creación de instancias, de tribunales, fiscalías, órganos receptores de denuncia. Pero eso no es suficiente. Si no hay una formación en perspectiva de género se siguen atendiendo estos problemas desde una visión patriarcal, que no es adecuada para la aproximación a las víctimas. Luego tenemos un sistema de justicia que está colapsado, aún cuando se han creado las instancias, no tenemos la cantidad de fiscales requeridos para atender el número de casos que se presentan. Hay retrasos judiciales. El Ministerio Público o los cuerpos de investigación no tienen la cantidad de personal o los equipos suficientes para recabar esas pruebas. Sin pruebas no hay juicio. En 2017 estuvimos revisando, gracias a la Memoria y Cuenta del Ministerio Público, el número de casos de denuncia en comparación con el de casos que llegaban a juicio. Y llegaba a juicio menos de 1%. Esto es un dato brutal. Las mujeres se frustran y desisten, porque es un sistema de justicia ineficiente, no continúa porque tiene que seguir la vida y lo que queda es impunidad.

-¿En Venezuela una mujer víctima tarda más en reconstruir su vida libre de violencia que una mujer víctima en condiciones normales o favorables?

-Es muy difícil hablar de tiempos porque no todas tienen el mismo impacto y compromiso en cuanto a la violencia sufrida. Pero lo que sí te puedo decir es que hay insuficiencia de servicios de atención psicológica, de instituciones que brinden asesoría legal y acompañamiento ante la presentación de la denuncia. Tenemos un sistema de justicia que no sanciona con la celeridad, y a veces ni sanciona, eso tampoco ayuda a la reparación y recuperación. La impunidad hace que la violencia se perpetúe y se mantenga. Hay algunas que no terminan por recuperarse completamente. ¿Cuánto tiempo? Casi que eso depende de los recursos personales, de si puede pagarse la consulta psicológica privada, si puede pagar al abogado. ¿Qué mujer puede hacer eso por años? Tenemos casos como el de Linda Loaiza, que es una figura pública. Aun cuando la Corte Interamericana de Derechos Humanos declaró culpable al Estado venezolano y se establecieron unas medidas de reparación, esas medidas no se han hecho efectivas. ¿Cuántos años tiene Linda en esto? ¿Veinte años? o más. 

-¿Estamos hablando de una desprotección oficial por parte del Estado en el avance y defensa de los derechos de la mujer?

-Hay una fragilidad, definitivamente. Las políticas públicas dirigidas a las mujeres son básicamente dirigidas a las madres. Es como si el concepto de ciudadanía de las mujeres pasara por la maternidad, no como ser ciudadanas plenas. Podemos recordar las declaraciones del presidente Maduro que dijo “mujeres a parir seis hijos para la patria”. ¿Cómo se nos está concibiendo desde la política de Estado? Las mujeres como paridoras. No se nos está viendo como ciudadanas plenas de derechos. Es terrible que esa sea la imagen que se nos ofrece a las mujeres. 

-Se suele hablar de la violencia física. ¿En Venezuela qué sucede con los demás tipos de violencia, que son más de 20?

-El femicidio es uno de los datos al que mejor se le ha hecho seguimiento desde las organizaciones de la sociedad civil. El número de femicidios va aumentando y ¿esto qué nos está diciendo? que todas las formas de violencia física están aumentando, porque la expresión máxima que es el femicidio está aumentando también (...). El sexo transaccional por supervivencia es también una forma de violencia sexual. Vemos como casi que se hace una recomendación a las chicas de que se consigan un “sugar daddy”, lo ven como una cosa chic, como chévere, pero realmente eso es comercio sexual. Estas formas de violencia sexual están desatadas. El onlyfans, donde se comercializa con imágenes y con videos de contenido sexual, más allá de lo que tradicionalmente se conoce como la prostitución o las formas tradicionales de trata y tráfico de mujeres hacia Colombia, hacia Europa, teniendo como puerta de entrada España. En su momento fueron las colombianas, las dominicanas. En este momento están siendo venezolanas.

-¿Cómo ir contra esa naturalización ante el contexto humanitario donde sobrevivir es una necesidad?

-La gente suele dejar la responsabilidad a las propias víctimas, que ellas tienen que poner el límite. Eso es un error. Tiene que haber un rechazo contundente de toda la sociedad, incluidos los propios hombres. Las víctimas necesitan el alimento, están en situación de precariedad y optan por esa vía porque es la que usualmente se les ofrece. Es la salida fácil o como salida única y efectiva ante la situación. Eso debería ser en el imaginario colectivo una cosa abominable, rechazable.

-¿Qué va a ser de esta generación de niñas y adolescentes que se están formando y que están sometidas a cualquier tipo de violencia e intentan sobrevivir? ¿Qué tipo de generación crece en este entorno?

-Es una generación que no conoce sus derechos. Es una generación que si no conoce sus derechos no va a reclamar por ellos. Está atrapada en la lógica de la supervivencia, y tiene poca esperanza en las posibilidades de surgir y desarrollarse. Vemos cómo muchas adolescentes son madres tempranamente porque “mi mamá lo fue, yo no veo otro proyecto de vida, sino que hago lo que me toca: ser mamá”, por ejemplo. 

DE PERFIL
Madgymar León es psicóloga clínica con maestría en Estudios de la Mujer, egresada de la Universidad Central de Venezuela, donde también es docente. Es coordinadora general de la Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa), Además, es activista por los derechos humanos de la mujer con experiencia en la investigación y gestión de proyectos con enfoque de género.

Educación y programas sociales

- ¿Cuál es la mayor preocupación en Avesa?

-La urgencia de educación sexual integral. Esa es la principal preocupación. En la educación está la base, y si no tenemos una adecuada educación todo lo demás no se va a sostener. Por la ausencia de educación sexual integral hay violencia, hay embarazos adolescentes, hay discriminación, hay violencia política. Todos estos problemas tienen este origen, entonces nuestra principal preocupación es que no hay programas efectivos, no se lleva a cabo una educación sexual integral. Pero no solamente eso, sino que ahora tenemos grupos en contra de que haya una educación sexual integral, lo que es peor todavía. 

-¿Cómo definiría la educación sexual integral y sus puntos fuertes para hacer un cambio en el lenguaje, en las acciones y en el país?

-Para decirlo de manera resumida: es la educación que le permite a todas las personas tener un ejercicio responsable de su sexualidad. Responsable consigo mismo y responsable con las demás personas. Y para ser responsable eso significa que yo tengo información, conozco mis derechos, sé a dónde acudir, sé qué es lo que me corresponde, tengo información sobre los avances, por ejemplo, en métodos anticonceptivos, cómo prevengo infecciones de transmisión sexual, conozco los derechos, respeto los derechos de las demás personas. Y eso es básico, es lo que nos va a permitir tener una cultura de igualdad de género, una cultura -yo diría- de respeto, de democracia y de paz.

-Desde el Estado se promueven algunos programas destinados a las mujeres, Misión Mujer, Madres de la Patria, entre otros. ¿Ustedes ven alguna incidencia o cambio?
-El gobierno de Chávez y ahora diría el gobierno de Maduro tienen muy claro el discurso del derecho de las mujeres, y diría que, en su momento, sobre todo Chávez, se hizo eco de las demandas de las mujeres y logró que muchas mujeres acompañaran su proceso político. Impresiona que Maduro está intentando utilizar la misma estrategia, de captar a la población mujer venezolana para que le apoye; pero esto realmente no pasa de ser un discurso, porque dónde están los programas efectivos, los planes, las propuestas para las mujeres. Es un discurso que busca captar adeptos a su candidatura, a su propuesta de gobierno, pero en la práctica no se están traduciendo en cambios en la vida de las mujeres.

Caracas / Carmen Victoria Inojosa

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