Sentada en el sofá de su casa en Güiria, vestida con ropa negra y con las fotos de sus nietos en las manos, María Guerra, toma aire y hace una pausa en su llanto: “Mi hijo está destrozado y solo en Trinidad. Lamentablemente perdió a su esposa y sus dos hijos en este naufragio del 6 de diciembre. Cada 15 días les enviaba 50 dólares, pero aquí, en Venezuela, eso se vuelve nada. Por eso pensó que era mejor llevárselos para allá”, señaló a RunRunes.
Los dos nietos y la nuera de María Guerra -quien pidió cambiar su nombre por temor a represalias- están entre las 34 víctimas del supuesto naufragio de la embarcación Mi Recuerdo, que según versiones oficiales zozobró en las costas del estado Sucre, al oriente de Venezuela, con 41 ocupantes. Otras siete personas aún permanecen desaparecidas.
Hace dos años el hijo de Guerra emigró a Trinidad y Tobago, dejó en Güiria a su esposa y a sus dos pequeños. La vida como pescador no le daba el dinero suficiente para mantener a una familia de cuatro personas en Venezuela. A pesar de la distancia nunca abandonó a su familia, enviaba remesas de dinero y alimentos con periodicidad. Pero últimamente su aporte se iba haciendo insuficiente.
Esta es otra de las razones que ha impulsado a los habitantes de Güiria a seguir huyendo hacia Trinidad y Tobago de forma clandestina. A la situación de hambre e hiperinflación que se vive en tierra firme se ha sumado la imposibilidad de enviar provisiones desde el territorio insular caribeño para ayudar a la subsistencia de los venezolanos que siguen en el país.
Medida
Irse a Trinidad y Tobago y enviar remesas y paquetes para ayudar a la manutención de sus familias en Venezuela ya no es rentable para los inmigrantes venezolanos. Las personas que se han establecido en la isla caribeña ya no pueden ayudar a sus parientes debido al elevado costo de las encomiendas y a las restricciones que coloca el gobierno insular.
Las empresas de encomiendas “cobran hasta 15 dólares trinitenses (2,5 dólares estadounidenses en promedio) por cada kilo que pesa un paquete de alimentos enviado a Venezuela”, explica Guerra. Además, las autoridades trinitenses colocan muchas restricciones a los migrantes.
Los familiares de algunas víctimas del naufragio en Güiria detallan que no sólo el costo de las encomiendas y la hiperinflación en Venezuela incide para que los güireños que están en Trinidad y Tobago trabajando manden a buscar a sus familias, y las embarquen en un viaje que les puede costar la vida.
“Las autoridades de Trinidad se pusieron estrictas con los migrantes y los que no tienen sus papeles en regla viven perseguidos para ser deportados. Por eso mucha gente que está allá prefiere no venir a buscar a su familia y optan por esperarlos allá”, narró un pescador, quien vio partir hace nueve meses a sus hijos de forma ilegal a la isla.
Desaparecidos
Desde 2019 entre las aguas de Sucre y Trinidad y Tobago se reportan 60 personas desaparecidas en dos naufragios de las embarcaciones Jhonailys José y Ana María.
La mayoría de los ocupantes de estos botes aún permanecen desaparecidos, a diferencia del supuesto naufragio de Mi Recuerdo, del que han sido encontrados 34 cadáveres.
Los familiares de las víctimas del naufragio del 6 de diciembre, aseguran que sus parientes se iban del país buscando mejoras económicas porque están pasando hambre en la zona pesquera ubicada en el estado Sucre.
Caracas / RunRunes