No tiene visa y no puede moverse más allá de un radio de 40 kilómetros (25 millas).
Así es la vida para Samuel Moncada, embajador venezolano ante la Organización de Naciones Unidas (ONU), y para el resto de empleados de la misión de su país en el organismo internacional, quienes representan en la actualidad los únicos funcionarios en Estados Unidos leales a Nicolás Maduro que siguen trabajando.
Moncada describió recientemente, durante una rueda de prensa en la sede de la ONU en Manhattan, las restricciones y limitaciones a la libertad de movimiento que Estados Unidos ha impuesto sobre él y el resto de funcionarios venezolanos de la misión, calificándolas de “un abuso de poder”.
“Este tipo de cosas también debemos denunciarlas porque son el tipo de cosas que nosotros no andamos diciéndolas, pero que es bueno que se conozcan. El gobierno de Estados Unidos viola el tratado del país-sede”, dijo Moncada en referencia al tratado según el cual Estados Unidos permite a la ONU tener su sede en Nueva York pero debe respetar las funciones diplomáticas de los países miembros del ente.
Según el libro azul de la ONU, que supuestamente mantiene online una lista actualizada del personal de cada misión, la oficina venezolana cuenta con al menos 18 empleados incluyendo a Moncada. Entre ellos se encuentra María Gabriela Chávez, hija del fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez y quien, según el texto, mantiene el título de embajadora y vicerepresentante permanente de la misión.
Estados Unidos no reconoce al gobierno de Maduro y por lo tanto no reconoce a Moncada y su equipo. Sin embargo, éstos están acreditados por la ONU y representan a su país ante ese organismo internacional.
Estados Unidos, al igual que más de 50 países, reconoce al líder opositor Juan Guaidó como presidente de Venezuela.
Una denuncia
Moncada indicó en la conferencia de prensa que Estados Unidos cambió su visa. El embajador dijo que el 29 de marzo expiraron las visas G-1 que él y el resto de funcionarios de la misión tenían. Estados Unidos les informó que les entregaría visas G-3, las cuales reducen sus privilegios, pero los funcionarios venezolanos aun no las han recibido, aseguran.
“Entregamos los pasaportes para que se nos den las visas G-3 y en este momento no sabemos qué pasa”, comentó Moncada. “Ellos dicen que estamos bajo revisión administrativa. Esa situación es precaria, es inusual y pone en riesgo nuestro trabajo como diplomáticos acá”.
Portavoces del Departamento de Estado estadounidense dijeron a The Associated Press (AP) que los funcionarios de la misión venezolana que no han sido designados por Guaidó no califican para la visa G-1 y que la misión de Estados Unidos ante la ONU está trabajando con ella en el cambio de estatus. También señalaron que los Servicios de Inmigración y Ciudadanía Estadounidense son los que aprueban ese cambio.
“Sólo después de que se apruebe un cambio de estatus de un diplomático o funcionario, el departamento puede entregar una nueva visa”, escribieron los voceros en un mensaje de correo electrónico.
Moncada también denunció que su movilidad está circunscrita a un radio de 40 kilómetros (25 millas) a partir de la plaza Columbus Circle, en Manhattan. El embajador destacó que Estados Unidos restringió su libertad de movimiento porque sabía que Moncada asistía a la sede de la Organización de Estados Americanos en Washington DC para representar a Venezuela allí.
“Tomando esa medida impidieron mi presencia física en Washington”, dijo el embajador.
Portavoces del Departamento de Estado estadounidense confirmaron que impusieron esa restricción el 15 de febrero para los funcionarios venezolanos y sus familias. Para salir del radio de 40 kilómetros hay que pedir permiso al gobierno estadounidense.
Moncada, de hecho, denunció que hace poco su equipo planeaba viajar a Buenos Aires con el objetivo de acudir a una conferencia sobre cooperación sur-sur para la que sus funcionarios estaban acreditados, pero Estados Unidos les dijo que si iban no podrían volver a entrar a Estados Unidos.
“Se tenía que respetar la movilidad de nuestros diplomáticos porque estaban cumpliendo funciones diplomáticas. Pues no”, declaró.
Por otro lado, Moncada destacó que las cuentas bancarias en las embajadas venezolanas de Estados Unidos están congeladas.
“No hay manera de que entre dinero para pagar a nuestros funcionarios porque las sanciones o las medidas de extorsión ilegales de Estados Unidos asustan a los bancos y los bancos no quieren tocar el dinero venezolano”, dijo el embajador. “No es que no hay dinero. Es que no lo dejan entrar en los bancos”.
Algo incomprensible
No queda claro cómo cobran los funcionarios de la misión o si cobran. Cuando AP preguntó eso a la misión voceros de ésta no respondieron.
El vicepresidente estadounidense Mike Pence habló la semana pasada en el Consejo de Seguridad de la ONU y, mirando a Moncada, le dijo que su presencia ahí no era grata.
“Con todo el respeto usted no debería estar aquí”, le expresó Pence al embajador. “Debería usted regresar a Venezuela y decirle a (el presidente Nicolás) Maduro que se vaya”.
En su rueda de prensa Moncada respondió: “La ONU no es un corral de Estados Unidos como él (Pence) cree. Ni es un club de los amigos de Estados Unidos”. También tuiteó: “Comenzó la batalla por la silla de Venezuela en la ONU”.
La situación de los funcionarios venezolanos en Nueva York es única.
Desde hace semanas no hay diplomáticos leales a Maduro en la embajada venezolana ante Washington, ni en ninguno de los ocho consulados venezolanos en Estados Unidos.
La semana pasada el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos reconoció como representante de Venezuela a Gustavo Tarre, un emisario designado por Guaidó. Tarre dijo que los cuatro diplomáticos leales a Maduro que hasta ahora ocuparon el escaño venezolano ya cesaron en sus funciones.
Gustavo Marcano, ministro consejero de la embajada venezolana designada por Guaidó, confirmó a la AP que esos diplomáticos ya no tienen visa diplomática pero que quizás están en periodo de gracia para salir de Estados Unidos.
Naciones Unidas / Claudia Torrens / AP