Dos años parece tiempo suficiente para lograr que las distintas toldas y organizaciones que adversan al Gobierno se pongan de acuerdo en torno a una candidatura única para las presidenciales de 2024. Sin embargo, la reciente experiencia de las regionales demostró cuán difícil es llegar a un consenso dentro de la atomizada oposición venezolana. Incluso en lo interno de los mismos partidos. Lo cierto es que el reloj ya ha comenzado a marchar. Y el tiempo para el antichavismo, parece escurrirse más rápidamente.
La labor no resultará fácil. Por lo pronto, dirigentes y analistas políticos prevén que el proceso de selección de un aspirante unitario se realizará por fases.
La oposición ha trabajado desde finales de enero en la elaboración de un reglamento que establezca condiciones de consenso para ir a primarias. Según señaló el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional (AN) 2015, Juan Pablo Guanipa, actualmente una comisión conformada por representantes de al menos 10 partidos opositores, preparan este documento que determinará los lineamientos de la consulta.
Las toldas que integran la comisión abocada a esta tarea incluyen al llamado G4 -Acción Democrática (sector de Henry Ramos Allup); Primero Justicia (PJ); Un Nuevo Tiempo (UNT) y el ala de Voluntad Popular (VP) de Leopoldo López-, pero también se han apuntado el Movimiento por Venezuela, Encuentro Ciudadano, La Causa R, Proyecto Venezuela, Convergencia y Copei.
Dentro del proyecto preliminar, no hay una fecha tope para concretar la escogencia. Extraoficialmente, voceros de partidos han señalado que, antes que nada, se requerirá la selección de un candidato por partido -hay organizaciones donde existe más de un aspirante-, etapa que debería culminar a finales de 2022. Mientras, las primarias propiamente dichas, podrían realizarse para la segunda mitad de 2023 – a más tardar, para noviembre o diciembre del próximo año.
Edgar Zambrano, primer vicepresidente de AD, dijo a comienzos de la semana que lo ideal sería contemplar una ruta hacia las elecciones primarias opositoras en “tres tiempos”.
En una primera fase, cada partido debería postular internamente a un aspirante. Posteriormente, todos los precandidatos seleccionados se podrían medir en una primera vuelta y, finalmente, los dos abanderados que resulten mejor posicionados se enfrentarían en una segunda vuelta en comicios abiertos en los que voten todos venezolanos interesados.
La pregunta que queda en el aire es si luego de consumir más de 12 meses en la escogencia del abanderado, habrá suficiente tiempo para afianzar una candidatura que logre atraer y estimular el interés del votante antichavista que se encuentre desmotivado o haya dejado de acudir a las urnas.
En septiembre de 2021, dirigentes opositores -como Henry Ramos Allup- aseguraban que habría “unidad perfecta” para las megaelecciones regionales del 21 noviembre, garantizando acuerdos para la totalidad de las candidaturas.
La realidad demostró ser otra. La oposición terminó por acudir a la consulta con un voto disperso y una marcada fragmentación partidista. Según expertos electorales, si se hubieran logrado acuerdos firmes, el antichavismo habría ganado más de 14 gobernaciones, en lugar de las cuatro obtenidas finalmente.
Molina Noguera calificó como impensable sugerir una elección donde la oposición no vaya en unidad. “Si continúan haciendo lo mismo sabemos que los resultados no van a ser diferentes. Entonces, las estrategias y los objetivos desde ya deben ir cambiando o ajustándose para obtener resultados”.
Insiste que esto no es un escenario ilusorio. “Si se quiere una candidatura legítima, hay que abrir el proceso a la mayor cantidad de gente. Sea cual sea el proceso que se dé (…) Creo que también hay que partir de un proceso realista, no pretender entrar en escenarios irreales”.
En cuanto a los tiempos, la experta señala que no es necesario esperar a última hora para trabajar a favor de un liderazgo y promover la aceptación del electorado.
“No podemos seguir esperando candidaturas de última hora. Es legítimo que ese derecho se lo gane alguien que trabaje desde ahora mismo; que esté escuchando, recorriendo el país, porque luego pretendemos ganar elecciones en procesos donde la oposición acaba activándose dos meses antes con una propuesta concreta”.
Antonio Ecarri, presidente de la organización política Alianza del Lápiz, también anunció su precandidatura presidencial, pero descartó su participación en unas primarias entre partidos. Ecarri se decanta, en cambio, por una “consulta abierta” para escoger un abanderado único.
El politólogo y profesor universitario, Daniel Santolo, explicó que, para llegar a un candidato unitario, se debería ir a un proceso de primarias en consenso, pero también, respetando que a nadie se le vulneren sus derechos a participar.
“¿Por qué Ecarri o cualquier otro debe someterse a unas primarias coordinadas por el G4 como lo están planteando? Esto resulta ser un proceso excluyente, donde no caben todos (…) Muchos tendrán su derecho a presentar su nombre en el marco de un acuerdo global, donde se hagan unas primarias inclusivas, pero también van a aparecer muchos más candidatos”.
Para Santolo, el proceso de primarias debería concretarse en 2023 y aprovechar el año en curso para articular a la sociedad en pro a encender la “chispa electoral”.
“Considero que este proceso debería concretarse para el 2023. Este año debería ser de construcción y reconstrucción de los partidos políticos, sindicatos, gremios; precisamente para retomar esa lucha y poder articular a la sociedad frente al madurismo”.
Explica que todo esto pasa por presentarle al país un plan, “un programa de gobierno que permita superar la crisis”.
“Ir construyéndose. Luego se podría ir a un proceso de primarias abierto, donde la gente decida quién va a ser el actor que va a implementar ese plan de país”.
El consultor e investigador en Gerencia Pública, Raniero Cassoni, resaltó que otro punto, no menos importante a considerar es la falta de estrategia que demuestra la oposición en su accionar, sobre todo tomando en cuenta que resta mucho afinar en cuanto a las condiciones electorales y las negociaciones para lograr la transparencia en el proceso.
“Sigue habiendo mucha improvisación, siguen moviéndose por intereses personales, por oportunidades que no están sustentadas de ninguna manera. Esa es la verdad (…) están concentrados en candidaturas y en búsqueda de unidad dejando a un lado por completo las condiciones”.
El analista apunta que, en el caso particular de las condiciones, el orden de los factores sí altera el producto. “Ya el régimen de Nicolás Maduro está preparando todo para la elección de 2024. Más que a destiempo creo que las candidaturas son necesarias para levantar la dinámica electoral en Venezuela”.
Molina Noguera enfatizó que la oposición no debe caer en los errores del pasado, donde exigen condiciones tres meses antes del proceso.
“Creo que justamente es el momento para luchar a su vez por el acompañamiento internacional buscando la transparencia y confiabilidad. Mientras no haya condiciones sabemos que la gente no se va a activar a participar”.
Apoyo del CNE
El politólogo Daniel Santolo considera que unas primarias deberían de ser coordinadas con el Consejo Nacional Electoral (CNE) y “no puede dejarse en mano de notables”. “Que el organismo electoral se encargue de las primarias de los partidos. Eso abrirá las puertas para que todo aquel que quiera sea candidato”.
En ese mismo orden, el consultor político especialista en estrategia de campañas electorales y comunicación de gobierno, David Rico, dijo que la oposición debe buscar las vías del entendimiento si pretende tener una oportunidad frente a la maquinaria oficialista.
Considera que lo que sí responde a un tema estratégico es generar, desde este momento, los puentes hacia los diferentes factores sociales y fuerzas vivas del país “que deseen hacerle frente a la dictadura. En eso es en lo que nos tenemos que centrar”.
“De no hacerlo tendremos otro evento electoral fallido, donde el gobierno de Maduro saldrá fortalecido y favorecido. El venezolano democrático debe unirse piense como piense. La unidad no en torno a una figura sino a una que aglutina a todos los factores”, subrayó Rico.
Definir las etapas de la escogencia, ampliar la participación de precandidatos, negociar desde ya condiciones electorales y tender puentes hacia distintos factores sociales, son puntos de una agenda que parece ambiciosa para una oposición fragmentada y con un menguado liderazgo, pero que, según distintos analistas, es un escenario factible.
Caracas / Rafael Arias / Rodolfo Baptista
