La pandemia del coronavirus cambió demasiadas cosas en el mundo y en las personas. Medidas como el confinamiento, el teletrabajo y el cierre han hecho mella en la salud mental de diversas maneras y en medio de estas circunstancias se origina una condición que ha sido definida como “cerebro pandémico”.
Según estudios, el distanciamiento social, el estrés prolongado y la ansiedad son factores capaces de influir en el volumen o tamaño de las zonas cerebrales, lo cual puede derivar en confusión, pérdida de la memoria y, por ende, fallas en la capacidad de aprendizaje.
“Cada uno tiene su manera de afrontar emocional y psicológicamente los procesos. Los que no consiguen hacerlo de la forma más asertiva, con frecuencia generan cortisol y esta hormona mantenida por mucho tiempo puede causar problemas”, explicó Naelme González, psicólogo clínico.
A las fallas de atención y concentración se pueden sumar conductas de agresividad, mal humor, problemas de sueño, pensamientos catastróficos, cambios en los hábitos alimenticios, estados de fatiga, problemas cardiovasculares y olvidos en contextos que antes no se presentaban.
La especialista destacó que ciertas partes del cerebro comienzan a deteriorarse, y es que la prolongación de estas situaciones puede resultar en patologías como depresión y trastornos cognitivos.
De acuerdo con informes de la BBCMundo, las emociones pueden verse comprometidas por el impacto en la amígdala y el sistema límbico. Algunos de los efectos pueden ser nieblas mentales, sentimientos de miedo y radicales cambios de humor.
Este trastorno puede ser corregido con asistencia de médicos especializados, pero los profesionales advierten que se trata de un proceso lento.
Para cuidar el cerebro de estas anomalías, la experta de la zona norte de Anzoátegui recomendó trabajar en el manejo de las emociones, mantener buenos hábitos y crear rutinas saludables.
También sugirió hacer actividad física, adoptar una alimentación sana y balanceada y procurar la neuroplasticidad cerebral. Con ello se refiere a desarrollar labores constantes de aprendizaje, con pasatiempos, idiomas, música o memorización.
Además, manifestó que en el caso de ser necesario se debe recurrir a profesionales de la salud mental para recibir orientación.
“Somos seres biopsicosociales, no estamos hechos para el distanciamiento y el confinamiento. Por lo tanto, esto genera un deterioro personal que estará enmarcado en nuestra salud mental previa”, puntualizó González.
Puerto La Cruz / Oriana García Rivas