Wilmen Castillo, comerciante informal, se siente muy triste por la deplorable situación en la que se encuentra el cementerio de Clarines, ubicado en la avenida Fernández Padilla de la capital del municipio Bruzual del estado Anzoátegui.
"Queremos que la alcaldía y la gobernación de Anzoátegui tomen cartas en el asunto, porque desde hace un año hay una gran proliferación de basura en el camposanto de Clarines. Cuando llueve todo, se convierte en algo catastrófico porque sale un montón de agua contaminada que impide que la gente camine por aquí", señaló Castillo quien considera que el arrojar desechos sólidos a las tumbas representa un irrespeto para la memoria de los difuntos.
Castillo, quien habló en nombre de todos los buhoneros que laboran en Fernández Padilla, afirmó que los bárberos que prestan sus servicios en el sector vieron mermados sus ingresos, porque sus "clientes decidieron dejar de afeitarse al aire libre, porque no soportan el hedor" que sale de la necrópolis.
"En el camposanto arrojan animales muertos, como perros y gatos, así como estiercol en grandes cantidades. Eso produce un mal olor insoportable, al punto de que la gente no quiere caminar por aquí y eso es malo por afecta negativamente la economía de los trabajadores que a diario buscan un sustento, cuando abren sus negocios cerca del cementerio".
"Les pido a las autoridades gubernamentales que atiendan nuestros problemas, porque el camposanto se encuentra en pésimas condiciones. Queremos que este lugar deje de ser un vertedero de basura, pues es la causa de la insalubridad que perjudica a un lugar bastante transitado de Clarines".
Clarines / Joseph Ñambre