La cuarentena social y los factores que la rodean, como la escasez de combustible, reducción de transporte público y falta de dinero en efectivo, continúan dejando su marca en la vida de los anzoatiguenses, lo que a su vez los ha obligado a activar el ingenio, en virtud de lo cual ya han conseguido una nueva forma de movilizarse.
Pedro Cedeño, habitante del sector El Tamarindo de Barcelona, manifestó que la ausencia de efectivo y la dificultad para conseguir transporte público lo motivó a "desempolvar" su bicicleta a fin de trasladarse en medio de la contingencia.
Indicó que hasta la tercera semana de la cuarentena pudo costear el pasaje en autobuses para ir a su trabajo, en un frigorífico ubicado en el centro de Barcelona. El monto que pagaba variaba entre 10 y 15 mil bolívares.
Sostuvo que anteriormente conseguía efectivo con los clientes, pero aseguró que ya ni ellos lo usan para cancelar los productos.
Luis García, vecino de Cruz Verde, expresó que aunque debe "pedalear bastante" para ir a abastecerse de alimentos, esa la opción más económica.
Aseveró, además, que con la práctica se ahorra las horas que debe esperar por una unidad de transporte público ida y vuelta.
Falta de gasolina
"Nunca había hecho el esfuerzo de viajar en bicicleta lejos de la casa, pero como efectos de la cuarentena me ha tocado hacerlo", comentó Elvis Reyes de 23 años de edad.
"Quien salía a comprar la comida de la casa era mi papá, pero como su carro se quedó sin gasolina y no hemos conseguido efectivo ahora me toca a mí salir en la bicicleta, si no, va mi hermano".
Reyes afirmó que de continuar extendiéndose la cuarentena y agudizándose la falta de combustible y de dinero en efectivo, el uso del vehículo de dos ruedas se convertirá en la opción más viable para muchos.
Milena Pérez / Barcelona