El principal evento del mundo geek en Venezuela, la Caracas Comic Con, se celebró el sábado 15 y el domingo 16 de julio en los espacios del Urban Cuplé del Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT), donde miles de personas que asistieron para celebrar la cultura popular demostraron que el sector comercial sigue teniendo consumo pese a la pérdida de poder adquisitivo del venezolano.
Los estrechos pasillos del Urban Cuplé, que se extiende por tres pisos del centro comercial, quedaron pequeños para la abundante afluencia de personas de todos los estados que asistieron a la 20º edición del evento. Tan solo el ingreso constituía un desembolso de 20 dólares por cada día, después de que se agotaron las dos etapas de preventa con boletos por $15 y $17, respectivamente.
El cronograma incluyó concursos de canto, ponencias de actores de doblaje, exposiciones y concursos de cosplayers, torneos de videojuegos, ponencias de artistas, el lanzamiento de un comic, conciertos, entre otros. Además, el acceso a más de 80 locales comerciales con productos temáticos de la cultura popular y de stands de clubs de fans de distintos tópicos.
El ingreso, a través de unas escaleras mecánicas que llevan al piso superior del Urban Cuplé, conducía al auditorio principal, donde se efectuaban las conferencias y los conciertos.
Para el momento en el que el equipo de TalCual hizo su recorrido por el evento, una banda especializada en covers interpretaba canciones de series animadas japonesas y videojuegos populares, mientras decenas de fanáticos acompañaban los coros en japonés.
En este primer espacio, la audiencia era suficiente como para llenar la sala, pero la afluencia más preponderante era en los pisos inferiores.
Antes de descender del piso superior, era necesario recorrer un alargado pasillo con cerca de una decena de stands pertenecientes a clubs de fanáticos que promovían las actividades de sus organizaciones. Entre ellas, figuraba un grupo de fanáticos de Barbie, con una exhibición de muñecas de colección; y otro referente a la moda «lolita» en Venezuela.
Pese a que el imaginario colectivo relacione a la Comic Con más con los comics, videojuegos, la ciencia ficción y los videojuegos, todos los productos de la cultura popular tienen cabida, como explica Johan Valero, miembro del Club de Coleccionistas de Barbie de Venezuela.
«Barbie ya es un ícono popular. Ya ahí entra en el ámbito del Comic Con, pero más allá de eso, es una franquicia con videojuegos, películas e incluso cómics, por eso se ha integrado y ya nosotros tenemos varios años participando», comentó.
La participación de fanáticos de Barbie en el evento es un ejemplo de la variedad y pluralidad de aficiones es una de las banderas principales de la Comic Con, comprobable en la diversidad de disfraces usados por los cosplayers que asistieron.
La doctrina del cosplay conduce a un gasto adicional, pues no siempre confeccionar estos disfraces es accesible y hay quienes hacen cuantiosas inversiones con la finalidad de expresar sus gustos o incluso generar ingresos dedicándose profesionalmente a esta forma de expresión artística.
Diego Vásquez es un cosplayer que viajó a Caracas desde Puerto Ordaz (Bolívar) para asistir a la Comic Con caracterizando a Zoro, uno de los personajes principales del anime y manga One Piece, uno de los fenómenos culturales más importantes del siglo en Japón. Comentó a TalCual que, pese a las dificultades de dedicarse a este pasatiempo en Venezuela y el gasto monetario que eso implica, el esfuerzo rinde sus frutos y puede llegar a dar retornos económicos.
Con un elaborado disfraz que incluía confecciones precisas de tela, piezas de plástico fabricadas con impresoras 3D, arreglos de foami y espadas replicadas con madera, Vásquez afirmó que la creatividad era vital en un país donde conseguir y comprar materiales es cuesta arriba.
Pese a esa creatividad, hacer el cosplay con el que se presentó en la Comic Con le propició un gasto de aproximadamente $200. Si contase con un presupuesto ilimitado, afirma que gastaría al menos $1.500 para caracterizar a un personaje del videojuego de rol World of Warcraft.
«Con un presupuesto ilimitado, haría un cosplay de World of Warcraft o cualquier juego de rol de Blizzard. La armadura más sencilla de Warcraft debe estar costando mínimo unos $1.500. Son demasiadas piezas y el foami grueso es costoso», sostuvo.
Emulando una armadura medieval de metal con piezas que cubren su brazo derecho, su pecho y sus piernas, empuñando la imitación de una espada de más de 1,50 metros de longitud, Semiramis Llamozas destacaba entre la multitud con su cosplay de Guts, personaje del manga y anime Berserk.
En un momento de pausa entre incesantes solicitudes de fotos que hacían los asistentes a la convención, Llamozas conversó con TalCual para ratificar que en Venezuela es difícil —y costoso— dedicarse al cosplay. Tanto así, que se vio en la obligación de abandonar esta pasión durante años, hasta que recientemente regresó a la escena.
«Yo hago cosplay desde que era adolescente, pero lo dejé de hacer por la situación económica. Lo retomé en este momento, pero es muy duro. Creo que lo haces porque es una manera de descargar ese estrés que tienes día a día, una vía de escape. Poco a poco vas comprando los materiales y consigues productos más baratos que sean idóneos para el cosplay. Es lo que intentamos hacer en Venezuela», reflexionó.
Confesó que estima haber invertido unos $70. Aunque sea apenas una cuarta parte de lo gastado por otros entrevistados, en un país donde el salario mínimo se mantiene en 130 bolívares ($4,5) y 1.000 bolívares ($34,7) de cesta tickets, es un gasto importante, incluso adaptándose a las condiciones del mercado venezolano.
La motivación para dedicar tanto dinero como esfuerzo en estos disfraces varía. Todos los cosplayers se dedican a esto por pasión, pero algunos apuntan a recorrer un camino profesional. Este es el caso de Jeremiah Salinas, quien se presentó a la Comic Con con un llamativo cosplay de Spider-Punk, una de las versiones del reconocido personaje de Marvel, Spider-Man que se popularizó gracias al reciente éxito de la película Spider-Man: A través del Spider-verso.
Con distintivas púas sobre la cabeza del héroe arácnido, una chaqueta de cuero sobre una camisa azul desgarrada y una guitarra bajo su brazo, la representación más «punk» de Spider-Man sorprendió con una voz juvenil bajo la máscara, que contó cómo los materiales reciclados y la creatividad le permitieron confeccionar un disfraz de gran calidad por unos $200.
Comentó que en su personificación de Spider-man, se vio obligado a utilizar tela para algunas piezas que requerirían otro material, pero con creatividad y, especialmente, tiempo para dedicarse a perfeccionar detalles, logró una de las producciones más llamativas del evento.
Hay que dedicar mucho tiempo valioso para hacer todos los detalles. Hay cosas que, en el traje, no deberían hacerse con tela, pero se hicieron y se logró este aspecto del personaje», recalcó.
Con un año y medio de trayectoria, Salinas ya ha ganado concursos y aspira a convertirse en un cosplayer profesional que pueda representar a Venezuela en competencias internacionales. «Ese es mi motivo, mi futuro. He concursado y espero llegar cada vez más alto para poder representar a mi país», añadió.
Para decenas de comercios que se enfocan en un nicho de mercado tan específico como lo es la cultura geek, las convenciones son una oportunidad de oro para impulsar las ventas.
En el caso de la Comic Con, siendo el evento más grande de su tipo, se trata de una garantía de que al menos durante un fin de semana, pueden exhibir sus productos a miles de personas y, no solo vender, sino dar a conocerse a nivel de marca.
Es por eso que no lo piensan dos veces antes de hacer las inversiones necesarias para garantizar su espacio en el evento. Como en toda feria, el precio a pagar para comercializar productos depende de la ubicación y el espacio deseado, pero hubo expositores que mencionaron a TalCual cifras en torno a los $500.
El desembolso no acaba en el alquiler del espacio, porque también se requiere inventario suficiente, traslado de la mercancía y personal suficiente para atender al público. Es un gasto arriesgado que no garantiza el retorno de la inversión.
Así lo explicó Laura Mariño, una de las gerentes de Editorial Arkham Books, empresa que tuvo un espacio privilegiado en el Urban Cuplé, siendo el primer stand del piso dedicado a los locales comerciales.
Debido a la importante afluencia de personas, la clientela durante los dos días de evento fue abultada y para algún punto de la tarde del domingo, ya empezó a generar ganancias, tras conseguir las ventas suficientes como para cubrir la inversión base.
La editorial se especializa en las novelas gráficas, comúnmente conocidas como «cómics» y su catálogo incluye una variedad de productos y precios que se adaptan a cualquier consumidor de este medio, desde suplementos por $3 hasta paquetes de colección por $120.
«El rango de precios es variado. Tengo cosas de $10, de $20, de $5; así va. Depende mucho del título y de las ediciones. No todas las historias ni las ediciones cuestan lo mismo», detalló.
No todos los locales esperan un retorno importante y cubrir la inversión suele considerarse ya como una victoria. Después de todo, la exposición que recibe el comercio es una ganancia más importante que la monetaria.
Johanna Tellechea acumula más de 10 años vendiendo piezas de bisutería y otros artículos con temática geek bajo la marca Ukronika. Comentó que la exposición de la Comic Con permite que el emprendimiento siga creciendo. De hecho, en la edición de 2022 participó con un stand chico y para esta decidió alquilar un espacio mucho más grande pese a que no espera un gran retorno.
Los productos de Ukronika se comercializaron en precios que iban desde $1 hasta unos $30, con una amplia variedad de opciones. En los pocos minutos de conversación con Tellechea, decenas de personas se detuvieron en el stand para observar con detenimiento los llaveros, collares, bolsos, camisas, figuras de colección e incluso réplicas de espadas que exhibían.
Esta fue la postal de casi todos los locales comerciales a lo largo de dos pisos del Urban Cuplé. El agotamiento de los expositores se hacía notar y alguno comentó no haber comido en todo el domingo hasta las 5:00 pm, cerca de la hora de cierre del evento.
Ya en los respiros finales de la Comic Con, aún con mucha gente recorriendo los pasillos, TalCual terminó un recorrido en el que comprobó que el mayor evento relativo a la cultura popular sigue generando interés, pasión, dedicación e incluso dinero.
Caracas / TalCual