La preocupación sigue latente en los pocos comercios que hay activos en la frontera, pues en vez de disminuir se han intensificado los cortes eléctricos en los municipios Bolívar y Pedro María Ureña.
«El domingo casi no la quitaron, pero solo fue porque hubo visita de autoridades nacionales en frontera», lamentó Sonia Fuentes al indicar que el escenario cada día sea más lóbrego.
Fuentes señaló que la soledad que impera en el centro de San Antonio es interrumpida ahora por el prolongado sonido de las plantas, las cuales representan un gasto adicional para el comerciante que trata de sobrevivir.
Los que no tienen el aparato, buscan la forma de mantener abierto el local para obtener al menos una venta que justifique la subida de la santamaría.
En los barrios, las quejas proliferan. Los que no tienen gas doméstico padecen para lograr preparar sus comidas, ya que los cortes no distinguen horarios. «A muchos nos toca cocinar a leña», sentenció Lorna Rueda, habitante de San Antonio.
Rueda recalcó que ya ni dormir bien se puede. «Los cortes de madrugada también son fuertes. Los calores que hacen no se pueden calmar con las fallas del servicio», acotó.
Pide a las autoridades regionales y nacionales buscar la manera de que Colombia venda electricidad al Táchira. «Ya son más de 8 horas sin luz al día. Es insoportable», subrayó a modo de colofón.