En los hogares de Nueva Esparta, la llegada de diciembre trae consigo la inconfundible esencia del plato navideño. A pesar de los vaivenes económicos y de la volatilidad del dólar, los insulares no dejan pasar la oportunidad de disfrutar sus queridas hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina y el delicioso pernil.
La creatividad y el espíritu de comunidad se alzan como pilares esenciales. Muchas familias han encontrado formas ingeniosas de sortear las dificultades económicas: dividen gastos, se organizan con antelación y colaboran estrechamente para mantener viva la tradición. Marisela Marcano, por ejemplo, asegura que en su hogar la preparación del plato navideño es un esfuerzo colectivo donde cada miembro contribuye, ya sea con la ensalada, las hallacas o el pan.
Para Aracelis Rodríguez, la tradición es inquebrantable. "El plato navideño no puede faltar en nuestra mesa", afirma con convicción, explicando cómo su familia comparte los gastos para reunir los ingredientes necesarios.
Por su parte, Alma Marval, quien tiene más de 40 años viviendo en la isla de Margarita, ha calculado un presupuesto de 80 a 100 dólares para preparar sus hallacas, ajustándose al precio de los ingredientes que, como bien señala, suben y bajan con la marea de la economía.
El proceso de preparación es casi un ritual. Aracelis planea elaborar unas 80 hallacas, de la cuales 50 serán para el 24 de diciembre, cuando las comparte con sus vecinos, y el resto para la cena de fin de año. Para ella, es importante no solo mantener la tradición, sino también compartirla y celebrarla con quienes más quiere.
A pesar de los desafíos, el precio del pan de jamón y otros ingredientes, y la necesidad de más de 100 dólares para reunir todo, el espíritu navideño prevalece. La magia de la Navidad en la isla de Margarita no está en los costos, sino en la unidad, el esfuerzo compartido y el deseo de preservar las tradiciones que nos unen.
Nueva Esparta / Mario Guillén Montero