Conductores de Ciudad Guayana y otras localidades del estado Bolívar empezaron nuevamente a encontrar más dificultades para surtir combustible, ante la aparición esta semana de largas filas en las estaciones de servicio.
Pese a las promesas de la Gobernación del estado Bolívar de resolver el problema con el suministro de unas 15 gandolas cargadas de gasolina semanalmente, el abastecimiento todavía se mantiene limitado. Esto sumado a los horarios de trabajo inestables de las estaciones de servicio están causando malestar entre conductores y transportistas.
Hace unos meses, la Asociación de Gasolineros del estado Bolívar (Adegas) atribuyó este fenómeno al nerviosismo colectivo, lo que llevaba a los conductores a formar filas kilométricas, incluso pernoctando en las estaciones.
Esta asociación señaló que el “nerviosismo” es infundado, ya que hay suficiente combustible para satisfacer la demanda. Sin embargo, los ciudadanos, impulsados por el miedo a una posible escasez, han comenzado a hacer colas desde horas tempranas.
Este comportamiento ha generado un caos en las estaciones de servicio donde se han reportado irregularidades como la venta de puestos en las filas y la entrega de números para surtir gasolina.
César Ramírez, un ciudadano afectado por la crisis del combustible, expresó su frustración sobre el retorno de las colas en las estaciones de servicio del estado Bolívar. En un mensaje claro y directo, Ramírez señala que, a pesar de que las gandolas de combustible llegaron, la situación se ha vuelto insostenible nuevamente.
“Hoy es jueves 31 de octubre. Esta es una bomba de gasolina en Caracas. Y como todas las bombas, aquí se trabaja todos los días hasta altas horas de la noche, sin cola”, comenta Ramírez, cuestionando por qué en Bolívar la realidad es diferente.
Ramírez exige una explicación al gobernador Ángel Marcano sobre el resurgimiento de esta problemática, que afecta no solo la movilidad, sino también la calidad de vida de los bolivarenses.
Mientras tanto, para muchos guayaneses el retorno de las colas por gasolina es un recordatorio doloroso de una crisis que parece no tener fin.
Ciudad Guayana / Correo del Caroní