La preocupación de Ana Luisa Bolívar se esfumó cuando a eso de las 2:45 de la tarde de este viernes 30 de agosto escuchó el sonido del motor de su nevera. "Me volvió el alma al cuerpo porque llegó la luz y no se me echarían a perder el pollo y la carne que tengo ahí", relató con voz calmada.
Y es que tras despertarse en medio de la oscuridad durante la madrugada, el ama de casa temía que se repitiera el escenario de marzo de 2019 cuando un apagón que se prolongó por cuatro días afectó a todo el país.
"Gracias a Dios esta vez fueron sólo 10 horas y no cuatro días como en esa oportunidad. No me sobra la plata para comprar comida y no podía darme el lujo de perder lo que tengo en la nevera", expresó.
Al igual que ella, muchos anaquenses vivieron con angustia la espera por la restitución del servicio eléctrico en la ciudad, y en medio de un sofocante calor, rogaron a Dios que volviera la luz lo más pronto posible.
"Le pedí a Dios que no nos quedáramos sin luz por mucho tiempo y que no se quemara ningún aparato en mi casa. Con los bajones de luz de hace unos meses me quedé sin televisor", expresó Marisol Torres.
El apagón que se registró este viernes afectó las ventas en los diferentes establecimientos de la ciudad gasífera, pues según reportaron algunos comerciantes, la mayoría de las transacciones se hicieron en efectivo.
"Aquí sólo estamos aceptando pagos en efectivo. No tenemos planta eléctrica y eso es una limitación en estos casos", dijo la encargada de una panadería ubicada en la avenida Mérida.
Eso también le ocurrió a los vendedores ubicados en la calle Sucre, quienes aseveraron que la señal de telefonía celular estaba muy débil y no se podían hacer transacciones por la aplicación pago móvil.
Otro que se vio afectado por el apagón fue el sector bancario que no prestó servicios a la clientela debido a la falta de energía eléctrica.
"Esperé hasta el mediodía para ir al banco pensando que llegaría la luz temprano, pero que va. Me regresé sin hacer nada", dijo Luzmila Figuera.
Anaco / Danela Luces