La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) señaló que el proceso hacia las elecciones presidenciales convocadas para el 28 de julio transcurre sin igualdad de oportunidades. La Iglesia invitó a la ciudadanía a participar masivamente pues, subrayó, con el voto es la única manera de superar las sombras de los profetas del desaliento».
Este jueves 11 de julio, la CEV ofreció una rueda de prensa para presentar la Exhortación Pastoral de la CXXII Asamblea Plenaria Ordinaria. Los obispos pertenecientes a las provincias de Maracaibo, estado Zulia y Coro, estado Falcón, fueron los responsables de leer el documento.
«No hay igualdad de oportunidades para todos. Es necesario para la paz ciudadana que cese la persecución y el hostigamiento a quien facilita instrumentos para concentraciones y que se garantice la libertad de movimiento para los candidatos que se oponen» a las políticas gobernante, dice el documento de la CEV, que fue leído por monseñor Juan de Dios Peña, obispo de El Vigia- San Carlos del Zulia.
Para la institución «es desleal y falta de toda ética política lo sucedido hasta ahora».
La CEV señaló que en este proceso hacia los comicios, el Consejo Nacional Electoral adquiere una particular importancia como garante de un proceso justo, en el que se respete la ley en relación con los testigos de mesas, tarjetas electorales y ubicación de los centros establecidos, «además de garantizar al país la transparencia y la confiabilidad de los resultados».
Es necesario, agregó la CEV, que el CNE ejerza su autonomía e independencia.
Agregó que el país ha experimentado un deterioro constante en los sistemas educativos, alimentarios, de salud, servicios públicos, participación ciudadana, justicia y libertades fundamentales. Lo anterior «se ha agravado debido a que muchas de las instituciones del Estado se ha transformado en autoreferenciales».
Manifestó su preocupación por el hecho de que se ha debilitado la participación de los ciudadanos «que todos estamos llamados a reconstruir».
Ante esto, sostuvo que al pueblo se le presenta una nueva oportunidad para tomar decisiones a través del voto libre, que produzca un cambio en la democracia, la sociedad civil y en la calidad de vida.
«Solo venciendo la apatía podremos avanzar en la reconstrucción del país. La democracia además de ser un sistema político es una forma de vida», añadió monseñor, al tiempo que urgió trabajar para recuperar la vocación ciudadana.
Sostuvo que el reto que se presenta en el país en este momento es convertir la política en una convivencia solidaria. «El 28 de julio debe ser de júbilo democrático, no solo en el territorio sino donde se encuentren nuestros hermanos migrantes con la esperanza de reunirse con sus seres queridos, en una patria que les abra las puertas al desarrollo».