Desde el pasado lunes 9 de enero, los trabajadores de la administración pública retomaron sus jornadas de protestas en el país para solicitar, entre tantas cosas, mejores salarios, y el estado Anzoátegui no fue la excepción.
La masa laboral atendió el llamado que inicialmente realizó el magisterio, el cual asegura que tiene más de dos años en espera de que sea firmada la tercera convención colectiva única y unitaria y que les cumplan los compromisos contractuales y acuerdos alcanzados con el ministerio de Educación.
En el caso de los educadores anzoatiguenses, el salario que percibe la mayoría de los consultados oscila entre Bs 140 y Bs 325, cantidad que en apenas 24 horas –aseguran– desaparece de sus bolsillos.
“Yo soy licenciada en Educación, mención Educación Inicial; y profesora de Educación Integral. Mi salario quincenal es de 143,40 bolívares y me alcanza para un día. De ahí compró un kilo de harina Kaly, que es más económica que la PAN, medio kilo de azúcar, la misma cantidad de espagueti, un kilo de arroz, Bs 10 de queso y una tética de café que también sale en Bs 10”, expresó María Lezama, quien labora en el municipio Simón Bolívar.
Al ser consultada sobre cómo hace para vivir el resto de los días, aseveró que es gracias a su esposo, quien es jubilado de la gobernación y por los bajos salarios que también percibe, buscó otro ingreso como vigilante.
“El mes pasado fui a llevar los documentos a la Zona Educativa para la clasificación del personal y después fui a buscar mi estatus de solicitud, y lo que me dijeron fue que me calmara. Cuando era por la gobernación cobraba Bs 174 y después que nos migraron a la Nación, duramos dos quincenas sin pagos y todavía no ha habido respuesta sobre ese dinero que no percibimos”.
María Lezama
Docente
Para la docente Yanet Martínez, el dinero se “desvanece enseguida” y no logra cubrir ninguna de las necesidades básicas.
“Mi quincena es de Bs 325 y no alcanza para nada. A veces me mantengo con medio cartón de huevos, un paquete de harina PAN, no se puede comprar mantequilla y ni hablar de los productos de uso personal. Tendremos que andar hediondos porqué cómo hacemos, si compramos champú, jabón y cosas así no tenemos entonces para la comida. Gracias a Dios mi esposo también es docente y gana el mismo sueldo que yo y hacemos un poquito de mercado para distribuir. También mis dos hijos, que son estudiantes y trabajan, cuando pueden nos ayudan”.
En cuanto a cómo hace para trasladarse a su puesto de trabajo, Martínez señaló que trata de guardar, por lo menos, para pagar un pasaje diario desde su casa, ubicada en el sector Brisas del Mar, hasta el barrio 29 de Marzo, en Barcelona. De regreso se va caminando.
Para el maestro jubilado y miembro del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Anzoátegui (Stea), Pedro Guaicara, su motivación para participar en cada jornada que se realiza es el hecho de recibir quincenalmente Bs 220, monto que considera insuficiente para reconocer la labor que cumplen los trabajadores del magisterio.
“¿Qué puede comprar un docente con 200 bolívares? Yo me compro dos arroz, dos espaguetis, una harina PAN y Bs 50 de pollo. Eso es para dos días y los otros 13 días, qué comemos”, se preguntó Guaicara.
Sin embargo, mencionó que en su caso se vale de familiares que se hallan fuera del país y le envían, por lo menos una vez al mes, una remesa. Además, algunas veces, le pide apoyo a uno de sus hijos.
Según el docente jubilado y directivo gremial, José Magallanes, desde que se registró el traspaso de nómina de la gobernación al ministerio, a principios del 2022, muchos trabajadores fueron desmejorados y se acentuaron las necesidades en el magisterio.
“Luego de la migración, algunos directores no cobran la prima de jerarquía y tampoco les reconocen todas las horas, estamos pidiendo es un derecho adquirido, con un sueldo así no puede vivir un docente en la actualidad. Una quincena se nos va en comprar un kilo de queso, después de ahí tenemos que ingeniarnosla para resolver todo lo demás por otros medios”.
Por lo menos, María Lezama mencionó que su sueldo es calculado en base al primer renglón de la tabla salarial, pues hasta los momentos no ha sido nivelada de acuerdo con su experiencia laboral y capacitación.
Para Magallanes, el salario que devengan actualmente los educadores anzoatiguenses se va sólo en la alimentación, puesto que no incluye el gasto que tienen para ir a sus puestos de trabajo.
“Los que viven en Barcelona y trabajan en Aragüita o Naricual deben pagar Bs 7 por el pasaje, al igual que los que laboran en Fernández Padilla que deben agarrar los carros que van hacia Lechería. En transporte se les va el dinero, después cómo hace la gente para subsistir con la comida, con una situación de enfermedad, para qué puede alcanzar ese sueldo”, se preguntó Magallanes.
Como muestra de la crisis en la que viven los trabajadores del magisterio, Magallanes expuso también el caso de la docente Marianela Mendoza, quien fue operada de la vesícula y con urgencia necesitaba un estudio que costaba $550, dinero que los familiares de ella no tenían.
“Por eso es que los docentes, jubilados y activos, salimos a reclamar nuestros derechos que por ley nos corresponde y a exigir que respeten la convención colectiva. Pedimos que se firme un contrato justo, que no se engañe a la masa, por eso salimos, enviándole un mensaje a las federaciones a nivel nacional para que tengan cuidado con firmar un contrato a espalda de los docentes, porque todos vamos a estar atentos en defensa de nuestro salario, el cual debe ser dolarizado”, resaltó.
Según la presidenta estadal del Sindicato Venezolano de Maestros (Sinvema), Maira Marín, unificando la nómina del Ejecutivo estadal con la nacional, hay más de 31 mil anzoatiguenses pertenecen al sector educación.
“Los datos oficiales del año pasado eran 27 mil trabajadores por el ministerio y en la gobernación sólo quedó la nómina de jubilados y algunos activos que tienen cualidad de cargos. Estamos hablando de más de 4 mil trabajadores, de los cuales hay 3 mil 400 jubilados”.
Marín también recordó que existe el reclamo de nivelación de los salarios para los empleados activos que fueron migrados al ministerio de Educación, los cuales son aproximadamente 3 mil 600 entre docentes, administrativos y obreros.
“Fueron migrados sin tomar en cuenta los años de servicio, las categorías y jerarquías que les correspondían. Esa es la exigencia que se le está haciendo al despacho de enseñanza porque ya ellos decidieron unificar la nómina y tienen que, de alguna manera, restablecer y resarcir todos los derechos que fueron confiscados”, instó.
Pero la crisis no sólo afecta al personal de educación inicial, básica y diversificada; los profesores universitarios también presentan similares quejas, al igual que el resto de los trabajadores de la administración pública.
“De acuerdo al escalafón, un profesor gana $12 al mes. Para sobrevivir, como todos los trabajadores del país, lo que hacemos es matar tigres. Tenemos profesores que ejercen la vigilancia privada para poder subsistir con esos $80 que les pagan. Tenemos algunos que dan clases en liceos, institutos y que trabajan como transporte público para poder subsistir dentro de este país, porque los sueldos realmente no alcanzan para nada. Ni siquiera para cubrir el pasaje de asistir a la universidad a dar clases”, resaltó Tirso García, presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad de Oriente (Apudo).
Actualmente, la casa de estudios más alta de la región tiene un aproximado de 2 mil 500 educadores, de los cuales sólo mil 200 están activos. Nada más en Anzoátegui, la cifra es de alrededor de 400 activos y 600 jubilados, según la información que maneja el dirigente gremial.
“Hay una reducción del 25% del personal por las condiciones de trabajo, sobre todo en los activos. Generalmente, en la época normal estábamos un 50-50 a nivel del Núcleo y ahorita estamos en un 60-40”, resaltó García.
Barcelona / Elisa Gómez