Definir a las mujeres no tiene límites, pues cada una de ellas representa un mundo de posibilidades y una amplia gama de virtudes. En un mundo donde cada vez más demuestran su potencial, hay que reconocer los retos y las bondades a las que hacen frente.
Ana Laura García y Mariangélica Elbittar son exponentes del género femenino en todo su esplendor. Son emprendedoras, madres y mujeres agradecidas con la vida por el simple hecho de serlo. Cada una de sus historias está signada por el empoderamiento.
“Las mujeres nos enfrentamos a todos y más cantidad de desafíos que los hombres. Nos obligan a ser más exigentes con nosotras mismas, a mejorar cada día, a superar los obstáculos y dar la talla en el ámbito que sea necesario. Ningún reto le queda grande hoy en día a la mujer”, expresó García, quien reside en Carúpano, estado Sucre.
Dueña de un negocio especializado en soluciones informáticas y consumibles de equipos de oficina, reconoce que lo mejor de ser mujer es la capacidad de traer vida al mundo. Además, es invaluable tener la responsabilidad de formar individuos responsables, seguros y útiles para la sociedad, muchas veces sin compañía de la figura paterna.
“Tanto hombres como mujeres podemos tomar los mismos roles. Todo es cuestión de proponérselo. Claramente se ve hoy en día a muchas mujeres asumiendo roles que tradicionalmente eran de hombres. Así que los hombres deberían más bien aplicarse en la tarea de aprender a hacer cosas que se creían y aun algunos siguen creyendo corresponden solo a las mujeres”, manifestó Ana Laura García, quien tiene dos hijos.
Ella reconoce que su juventud y su camino han transcurrido en Venezuela, en medio de etapas difíciles, durante las cuales tuvo que aprender a emprender, decaer, levantarse y reinventarse, todo ello sin perder de vista la meta: “La búsqueda de la felicidad plena y la esperanza de encontrarla”.
El caso de Mariangélica Elbittar no es muy distinto. La lucha, en función de sus capacidades, no ha cesado desde que tiene uso de razón. En cada uno de sus propósitos dar lo mejor de sí ha sido el factor común.
“Como profesional fue bastante duro al inicio de mi proyecto, por la situación país que enfrentamos no fue nada fácil. Pero de la mano de Dios, guiada por Él, he estado dando lo mejor de mí con altos y bajos, pero con constancia y dedicación”, relató Elbittar.
El compromiso consigo misma, con sus convicciones personales, no termina, aun estando a cargo de una familia. Pero hacer las cosas con amor le permitió crear, hace dos años, una marca llamada “La Mamma”. Lo comenzó como un emprendimiento de postres, pero se fue convirtiendo en mucho más que eso, después de participar en ferias y exposiciones de talento local.
Ella mantiene su primera sede de Maturín, estado Monagas, con postres, decoraciones, pasapalos dulces y salados, aun cuando decidió dar pasos en Miami, donde reside, con el mismo concepto y muchos retos más.
“En este medio de emprendimiento he conocido muchas personas que me han apoyado y que me han enseñado. Hemos formado una hermandad incalculable”, destacó.
Y es que desde el principio contó con la colaboración de féminas aguerridas, que se hacían eco de sus iniciativas para darse colaboración mutua.
El grupo “Crema y Nata”, con labores en la capital monaguense, fue pieza crucial para su desarrollo, así como emprendedoras de la zona, entre las cuales destacan @betky_cocina, @xiomaramwjias_cake, @dulcescreacioneszoe, @ibarralrepostería y @adelrpasteleria.
Y en el Día Internacional de la Mujer, que se celebra cada 8 de marzo, se destaca el rol protagónico de las mujeres en la sociedad y la capacidad que tienen para desarrollarse integralmente.
Maturín / Oriana García Rivas