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Remesas mantienen su alcance parcial en la economía en medio de dificultades de los migrantes

enero 24, 2022
Según los expertos, en 2021 entraron al país entre $2.800 millones y $3.500 millones por concepto de remesas, y se prevé que la cifra siga en ascenso / Foto: alnavio.es

Semanas atrás, una polémica en torno al peso actual de las remesas en la economía nacional estalló en las redes sociales, poniendo de relieve lo sensible del tema para el país.

“Agradezcan que millones de venezolanos nos fuimos. Sin las remesas, los envíos de medicinas, los teletrabajos en dólares creados por emigrados y la menor presión sobre el abastecimiento y los servicios, la vida en el país sería todavía peor”, sentenció el 29 de diciembre la académica, investigadora y escritora venezolana Gisela Kozak Rovero, a través de su cuenta en Twitter.

El trino desató una ola de réplicas y un intenso debate al que no permanecieron indiferentes expertos en materia económica. Kozak Rovero es migrante residenciada en México, una más de los 6 millones 040 mil 290 connacionales que, según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes RV4 de las Naciones Unidas, han dejado el país en el último lustro.

Lo cierto es que, aunque los aportes y envíos de dinero de los venezolanos en el exterior a sus familiares y conocidos, sirvieron para oxigenar las finanzas nacionales en pleno auge de la hiperinflación –fenómeno que pulverizó el bolívar como instrumento de intercambio–, en la actualidad su peso no es tan determinante como algunos piensan.

El director de la firma Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, considera que existen muchos mitos en torno a las remesas y algunas personas tienden a “sobreestimar su importancia”.

“Las remesas son un factor clave para el consumo en Venezuela, pero no es ni de cerca el más relevante. La ‘economía negra’ (por entradas de recursos ilícitos o no transparente), por ejemplo, es más de cuatro veces el tamaño de lo que se estima por remesas (…) En todo caso, es claro que las remesas no explican toda la dinámica de consumo en Venezuela”, agregó.

La Cepal refiere que, en la región americana, la recepción de ingresos por remesas aumentó 30% hasta noviembre de 2021, una cifra esperanzadora tomando en cuenta el tímido 8% registrado en 2020 como consecuencia de los confinamientos y el desempleo. Para la organización, todo sostenimiento o incremento en envío de remesas a Venezuela dependerá del panorama económico mundial, que sigue enfrentando la aparición de más variantes de Covid-19 y tasas de inflación históricas.

Según Oliveros, en ​estos momentos las remesas representan al menos 5% del Producto Interno Bruto (PIB), y para el 2025 se prevé que estén entre 10% y 12%. Mientras, las divisas que pasan de mano en mano derivadas de la “economía negra” ya alcanzan 25% del PIB. “Estas cifras contrastan con el 17% del PIB que representa el sector petrolero”, indicó el director de Ecoanalítica.

Entrada de dinero en alzas y bajas

El envío de moneda extranjera desde el exterior ayudó –con otras formas menos transparentes de obtener recursos–, a darle algo de holgura a las finanzas del Ejecutivo en los últimos años. En 2016 se calculaba que las remesas reportaban 78 millones de dólares, cifra que para finales de 2019 se elevó drásticamente al contabilizarse, según cifras de Ecoanalítica, entre 3 mil 500 y 3 mil 700 millones de dólares. Esto representó un aumento de más de 4.600% en aportes de este tipo. Para 2020 se esperaba la entrada de cerca de $4 mil millones, pero la aparición de la pandemia por Covid en el mundo contribuyó a que bajaran los aportes.

Algunos venezolanos en el exterior, principalmente los que migraron a países de Latinoamérica, se vieron obligados a restringir sus gastos y, en el peor de los casos, perdieron sus empleos.

Con el correr de los meses, quedaba más claro que los envíos promedios desde el extranjero –según algunos estudios rondaban los $50 o poco más–, no resolvían los gastos básicos mensuales de gran parte de los familiares en el país. La dolarización y la inflación en divisas fueron haciendo que aportes de, por ejemplo, $100 dólares, que años atrás resolvían los gastos de un mes, ahora resulten completamente insuficientes. Según el más reciente informe del Cendas-FVM, la Canasta Alimentaria Familiar (CAF) se ubicó en diciembre en $431,71.

Hugo Padilla, analista financiero y CEO de Papaya, una plataforma de la empresa Lite Fintechs –creada para atender la transferencia de remesas al país–, explica que, inicialmente, la diáspora más importante de venezolanos, antes del éxodo masivo, estaba en España y los Estados Unidos.

“Ahora el panorama es distinto. En los últimos tres años las opciones más fáciles para emigrar están en Colombia, seguido de algunos destinos del sur como Brasil, Chile, Ecuador, Perú y hasta Argentina. De forma tal, esta situación ha incrementado la necesidad de enviar de la forma más expedita remesas para los familiares”.

Según sus datos, con la entrada de la pandemia, en Venezuela hubo un incremento de 7% a 10% en el envío de remesas, pero específicamente de las provenientes de EE.UU. “Caso contrario fue el de Colombia, Ecuador, Perú, donde la situación económica de los migrantes fue mucho más difícil de sobrellevar y la caída de las remesas llegó a 14%”.

El director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, indica que las remesas representan al menos el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) y para el 2025 se prevé que estén entre 10 y 12% / Foto: Archivo

Padilla detalla que, específicamente, para 2022 se espera un repunte de un 20% en este tipo de transferencias, lo que podría significar el ingreso de unos $3 mil 500 millones.

“Los pronósticos más esperanzadores afirman que podría llegar a los 4 millardos de dólares para el cierre de este período”.

De la suma total de envíos a Venezuela, 30% –lo que se traduce en 1.050 millones de dólares– proviene directamente de los Estados Unidos.
“El grueso de la migración no está localizada en ese país; se estima que al menos 7% está radicada en ese territorio. Pero la realidad es que se espera que ese número se incremente producto de los connacionales cruzando el Río Grande hacia territorio norteamericano, lo cual era técnicamente impensable y ahora es una realidad”.

 Dificultades de pago

En paralelo al tema del impacto real de las remesas en la economía nacional, están las dificultades de los venezolanos en el extranjero de hacer llegar aportes que sean realmente significativos y constantes en el tiempo.

“Yo migré a los Estados Unidos esperando por una respuesta ante mi solicitud de asilo. Mi madre es pensionada y mi hermana menor está en el liceo y yo soy la única persona que tienen para su sustento. Sé que las cosas allá no son sencillas, pero ser migrante tampoco lo es”, relata Alexandra Martínez, venezolana con tres años en EE.UU. quien es contable de profesión, pero trabaja como mesera y housekeeper (personal de limpieza) en un hotel de Miami y asumió la responsabilidad de mantener a sus familiares en el país.

Para Martínez siempre el envío de dinero es un asunto delicado, que se debe hacer por terceros y que no siempre representa una buena alternativa.

“He tenido que recurrir a terceros y personas recomendadas para mandar el dinero y que puedan recibir en bolívares. No es tarea sencilla. A veces, el tipo de cambio no conviene o cobran demasiado por la comisión (...) No tienen disponibilidad de bolívares y a veces en casa no entienden que son condiciones que me pone el intermediario, y que no dependen de mí. Es algo frustrante, y me enfrento con eso mes a mes”, relata.

Padilla explica que lo común a la hora de enviar remesas ha sido realizar transacciones a través de mercados no tradicionales o no regulados.
Esto trae estafas, en situaciones donde se depositaban los dólares y no se recibían los bolívares; o por el contrario, se recibían los bolívares y no se honraban los dólares.

“Otros problemas de ese manejo irregular de recursos significaba, en algunos casos, situaciones de lavado de dinero, y todos los problemas que devenga un intercambio informal”.

Apunta que ante esa necesidad, y con la finalidad de crear un ecosistema que ofreciera simplificación de los procesos y seguridad financiera, se creó a través de la plataforma Lite Fintechs el servicio “Papaya”. “Lo primero era buscar la facilidad de poder utilizar el sistema, donde te registras en la página web para cumplir con la regulación local estadounidense antilavado de dinero (Bank Secrecy Act –BSA, por sus siglas en inglés–) donde se solicita nombre, apellido, dirección. Luego, se registra el usuario con su tarjeta de débito y recibe el dinero en Venezuela. Los métodos para recibir los bolívares son a través de un depósito directo a través de una cuenta en el país, pago móvil en alrededor de dos horas, así como dólares en efectivo a través de las casas de cambio autorizadas en Venezuela”.

Para el CEO, la premisa general es darle valor al emigrante donde quiera que se encuentre, a través de una herramienta 100% regulada desde los Estados Unidos.

“Salimos en noviembre, inicialmente ofreciendo la posibilidad entre Estados Unidos y Venezuela. Ahora, en la última semana de enero, incorporamos los envíos de remesas desde Colombia y Perú. La promesa que tenemos antes de finalizar 2022 es disponer oficialmente de 11 países para el envío de dinero donde estarían incorporados: Ecuador, Uruguay, Brasil, Chile, Costa Rica, Panamá, España; para seguir expandiéndonos a otros países de Europa”. 

Venezolanos hacen sacrificios para enviar dinero a sus familiares por distintas vías    / Foto: Descifrado

En ascenso

De cualquier forma, los expertos indican que a pesar de las dificultades, de las remesas –sin ser un factor decisivo– continuarán representando un porcentaje no despreciable de las finanzas y se procurarán fórmulas de entrada al país.

Para el analista económico Tomás Socías López, el dinero recibido desde el exterior para cubrir desde los gastos más elementales hasta algunas emergencias, se ha convertido en “un dinamizador de la economía”.

“Estamos hablando de que Venezuela recibe más de 2 mil millones de dólares en remesas anualmente, así que no es despreciable ese monto en una economía que se ha reducido más del 80% en los últimos años”.

Indica que el país tiene una entrada de 8 mil millones de dólares por concepto de la gasolina, otros 4 mil millones por servicios públicos y al menos unos 2.800 millones de dólares solamente en remesas anuales. “De este último monto, pese a que pudo haber perdido fuerza por efecto de la pandemia, la tendencia es que vaya en ascenso”, especificó.

Rafael Arias / Rodolfo Baptista

 ET 

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